Han pasado 41 años, Travis, y todo sigue igual (‘Taxi Driver’, 1976)

Sunset Boulevard

Taxi Driver 1976

( ©Sony PIctures )

Travis desenfunda el arma frente a su propia imagen reflejada en un espejo mientras ensaya la frase “¿Me estás hablando a mí?” (You talkin’ to me). Más adelante se cortará el pelo al estilo de los indios tomahawk; o ensangrentado, se apuntará a la sien con el dedo a modo de arma (como seguramente su creador, Schrader, se habría imaginado a sí mismo mil veces antes), deseando desaparecer. La soledad, la depresión y una sociedad que uno siente le ha fallado parieron a Travis Bickle, todavía una de las figuras cinematográficas más icónicas y controvertidas. Excombatiente de Vietnam reconvertido en un insomne que aprovecha su trastorno de sueño para trabajar como taxista. Un pobre diablo adicto a los cines porno, un desgraciado al que temer u odiar, alguien que espera que algún día “la lluvia” limpie las calles de todas la escoria que la habita: prostitutas, macarras, ladrones, asesinos, yonkis y corruptos; alguien ansioso por apretar el gatillo contra algún objetivo humano.

Está el Travis reaccionario, racista, neurótico y paranoico. Un perturbado mental en una sociedad igualmente enferma en una década, los setenta, donde en cine triunfaban otros justicieros urbanos del calibre del Harry el sucio interpretado por Clint Eastwood o el justiciero Paul Kersey encarnado por Charles Bronson, todos ellos trazando su recorrido por el infierno situado aquí en la Tierra. Pero a la vez está el Travis lleno de pureza y buenas intenciones. también el patán ignorante, el hombre obsesivo y algo corto de entendederas o el soñador que fabula (escribiendo cartas a sus padres) con lo que querría que fuera su propia realidad. Estremece por la facilidad con la que nos repele o atrae, con la que podemos llegar a detestarle o amarle porque también está la otra cara de la moneda. Ingenuo, inocente, alguien que pide cariño en su silenciosa angustia.

Taxi Driver 1976 large

( ©Sony Pictures )

El personaje que bordó Robert De Niro es fruto de la profunda depresión que sufrió su creador, el guionista Paul Schrader después que su esposa le dejara. Por entonces un desconocido y un don nadie, aunque su primer guion, el de Yakuza (1974) lo hubiera vendido por un pastón de dólares. Schrader empapado de alcohol, entregado al sexo de compra o alquiler, fascinado por las armas, con una de ellas siempre cerca de él por si un momento de bajón requería apretar el gatillo contra su cabeza. Solitario y perdido en la jungla urbana de Nueva York.

Única e irrepetible, Taxi Driver es también hija de su época, el de una Norteamérica desencantada tras la guerra de Vietnam y de las mejores intenciones del hyppismo y el flower power que se desvanecieron como el vapor que surge de las alcantarillas de entre las que aparece el taxi nocturno de Travis acompañado por los acordes de la música del gran Bernard Herrmann en la que fue su composición póstuma.

Un vehículo que se mueve lento, sincopado, espectral, casi en estado alucinatorio, entre carteles de películas de Bond, La matanza de Texas de Tobe Hooper o Fascinación de Brian De Palma. En su interior un conductor extraviado, emocinalmente, en busca de su particular redención y que reparte sus mejores sentimientos entre un amor platónico, el ángel rubio llamado Betsy (Cybyl Shepherd), y que no por casualidad trabaja en la campaña electoral de un político candidato a la presidencia, un mundo de alta política y standing igualmente corrompido; y una damisela en apuros, la joven prostituta de 13 años Iris (Jodie Foster), quien no está demasiado segura de querer ser salvada. Y detrás de ello, un cineasta, Martin Scorsese, que supo entenderlo a la perfección y plasmarlo en imágenes en la pantalla. Algo más de 40 años han pasado y todo sigue igual, al menos en cuanto a la maestría intacta de Taxi Driver.

 

Estreno mundial: 7 de febrero de 1976, en Nueva York.

Estreno en España: 10 de marzo de 1977.

Edición 40º aniversario – edición especial en Blu-ray (restauración en 4K): 8 de febrero de 2017.

 

1 comentario

  1. Dice ser blablabla

    Menuda puta mierda de peli

    19 febrero 2017 | 21:24

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