Cineclub: ‘Ardor’, Gael García Bernal y el western argentino

La noticia es que el western vuelve a estar de actualidad. Con películas que intentan volver a su estado más puro y otras que presenta importantes variaciones, tanto formales como de contenido. Entre ellas, esta propuesta del argentino Pablo Fendrik, director y guionista, que recurre a la narrativa y personajes propios del western, sustituyendo los parajes desérticos, polvorientos, del lejano Oeste por los tropicales, muchísimo más verdosos y sobre todo húmedos de la selva, para realizar una película denuncia.

Ardor, con el título añadido aquí de La justicia de los débiles, se basa desgraciadamente en hechos reales, no en uno concreto, pero sí en una realidad, la extorsión e incluso asesinato de campesinos y granjeros a cargo de mercenarios, asesinos a sueldo contratados por terratenientes sin escrúpulos para quedarse con sus tierras. Por otra parte, una temática igualmente característica del género en su faceta clásica norteamericana y que Fendrik traslada a esa realidad donde impera la ley de los más fuertes, y en la que los elementos mágicos se cruzan con los humanos, de la selva misionera (la que ocupa más de una tercera parte de la provincia argentina que le da nombre).

El protagonista es el mexicano Gael García Bernal que se hizo amigo del director cuando le conoció en 2007 en el Festival de Cannes, en el que Fendrik presentaba su ópera prima El asaltante y Gael estaba presente con Déficit. Su interpretación es la de Kaï, un hombre también desahuciado por esas mismas fuerzas del mal, un chamán que surge de repente de entre las aguas como misteriosamente para ayudar a los propietarios en apuros de una plantación de tabaco, y en el que los cinéfilos podrán inicialmente ver un claro paralelismo con el predicador sin nombre que encarnó Clint Eastwood en El jinete pálido (Pale Rider, 1985) o el legendario Shane de Alan Ladd en esa obra maestra que es Raíces profundas (Shane, 1953).

Ardor - Gael García BernalArdor invoca a los clásicos, y también a aquellos autores que, antaño, devolvieron esplendor al género en tono crepuscular, más gráficamente violento y desmitificador (el Oeste no era tan glamuroso), como Sam Peckinpah o Sergio Leone. También clama a las fuerzas místicas de la naturaleza, encarnadas Ardor 2014principalmente por un tigre, amenazadas por la civilización feroz de los depredadores humanos. 

Lamentablemente, Ardor desarrolla poca trama más a lo Ardor - Alice Bragalargo de su casi hora y media (aligerada en diez minutos menos de la versión presentada en Cannes), pero ofrece esa curiosidad de recordarnos el espíritu de grandes maestros del cine y del género. Acaba embelesándose demasiado en las miradas y cuerpos de su pareja protagonista, Gael García Bernal y la brasileña Alice Braga, toda sensualidad, en un ritmo que no avanza hasta culminar en una elogiada escena de enfrentamiento final. La selva, la lluvia, la violencia contenida que destila la historia, el erotismo de su pareja central, el buen hacer de éstos captados, esto sí, con una fotografía magnífica (obra de Julián Apezteguia).

Sabrá a poco. Ardor se queda en las buenas formas e intenciones. Pero ahí está para seguirle la pista en un futuro al director bonaerense o hacernos darnos cuenta que el western, y que películas como esta, aún son posibles hoy en día. Y sí. Proliferan los westerns, aunque sea a espaldas del gran público. A las excelentes y ya estrenadas aquí Slow West o Deuda de honor, aunque sea reuniendo su minoritaria cuota de espectadores, proporcionalmente inversa a su calidad, sumarle The Salvation (que pronto podrá verse en alguna proyección especial), The Bone Tomahawk o The Keeping Room que, esperemos, también tengan por estos lares algún estreno oficial, sea en cines, Blu ray y DVD o vía online.

 

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( Imágenes: Mosaico Filmes )

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