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Un panorama marciano para morir

La bomba de mi estanque y los rovers marcianos son, ya lo he dicho aquí, las máquinas más fiables de la galaxia. Olvídense de aquella famosa bombilla de un parque de bomberos de California que lleva luciendo desde 1901; solo se limita a arder lentamente. En cambio, la humilde bomba de mi estanque lleva empujando litros y litros de agua cada día durante más de 20 años, casi sin interrupción; imagino que tal vez la obsolescencia programada aún no ha llegado al sector de la jardinería. Denle tiempo.

En cuanto a los rovers marcianos, todas las sondas espaciales se diseñan con un objetivo de duración que se supone muy por debajo de su capacidad real. Pero una cosa es foguearse contra el vacío del espacio y su radiación, y otra muy diferente sobrevivir en el clima de Marte. El frío del espacio es más bien simbólico, por la baja densidad molecular, pero el marciano es muy real. Y a él se unen también la radiación, las tormentas, el polvo, los accidentes del terreno…

Spirit y Opportunity –más familiarmente, Oppy– fueron gemelos separados al nacer, sin posibilidad de reencontrarse jamás. Los dos rovers se lanzaron al espacio en 2003 en dos cohetes distintos para apostarse en sendas coordenadas muy distantes de la región ecuatorial marciana. Cuando llegaron a sus respectivos destinos en enero de 2004, su misión estaba prevista para una duración de 90 días. Y sin embargo, Spirit estuvo activo hasta marzo de 2010, mientras que Opportunity vivió hasta junio de 2018; más de 14 años, recorriendo un total de más de 45 kilómetros sobre el suelo de Marte.

La sombra del Opportunity, capturada por el rover en 2004. Imagen de NASA/JPL-Caltech.

La sombra del Opportunity, capturada por el rover en 2004. Imagen de NASA/JPL-Caltech.

Y aún más: lo que finalmente mató a ambos rovers no fueron las averías –aunque también las sufrieron–, sino una causa perfectamente previsible y prevenible, que se previó pero no se previno, porque hasta el último centavo del proyecto debía ir destinado a otros fines: las baterías murieron porque el polvo cubrió los paneles solares.

Autorretrato del rover Opportunity (mosaico de varias imágenes) con sus paneles solares limpios tras un viento favorable. Imagen de NASA / JPL-Caltech.

Autorretrato del rover Opportunity (mosaico de varias imágenes) con sus paneles solares limpios tras un viento favorable. Imagen de NASA / JPL-Caltech.

Autorretrato del rover Spirit (mosaico de varias imágenes) con sus paneles solares cubiertos de polvo. Imagen de NASA / JPL-Caltech.

Autorretrato del rover Spirit (mosaico de varias imágenes) con sus paneles solares cubiertos de polvo. Imagen de NASA / JPL-Caltech.

Según contaba el astrofísico y bloguero Ethan Siegel, un simple soplador de aire comprimido habría hecho a los rovers prácticamente inmortales. O para el caso, un astronauta que hubiera pasado un paño. Pero respecto a esto último y a fecha de hoy, la relación entre coste y ciencia obtenida continúa decantándose masivamente a favor de las sondas robóticas frente a las misiones tripuladas, y no parece que esto vaya a cambiar.

Pero nada se les puede reprochar a los dos cochecitos marcianos ni a sus ingenieros: el proyecto MER (Mars Exploration Rovers) ha sido uno de los más fructíferos de la historia de la exploración extraterrestre. Entre otros hallazgos, Spirit y Oppy demostraron sin género de duda que el agua fue un día abundante en Marte, y que por tanto aquel planeta y el nuestro fueron también gemelos separados al nacer que se enfrentaron a destinos muy diferentes.

Mientras en la Tierra (atención, abro tag de hipótesis) una serie de improbabilísimas carambolas químicas daban lugar a un afortunado equilibrio dinámico y cambiante en el ciclo de carbonatos y silicatos que permitía a la vida fabricarse un planeta apto para ella, Marte no conseguía ese punto dulce, dando bandazos que le hicieron entrar en una espiral catastrófica, perdiendo la mayor parte de su atmósfera y, por tanto, su agua (cierro tag de hipótesis).

El año pasado, Marte sufrió otro de esos calamitosos bandazos. Lo que comenzó el 1 de junio como una pequeña tormenta local, a unos 1.000 kilómetros de Oppy, en pocos días se extendió hasta cubrir de polvo todo el planeta, alterando drásticamente la faz de Marte.

Imágenes de Marte tomadas por la sonda Mars Reconnaissance Orbiter, antes y después de la gran tormenta de polvo de junio de 2018. Imágenes de NASA/JPL-Caltech/MSSS.

Imágenes de Marte tomadas por la sonda Mars Reconnaissance Orbiter, antes y después de la gran tormenta de polvo de junio de 2018. Imágenes de NASA/JPL-Caltech/MSSS.

El 10 de junio, el rover suspendió sus comunicaciones, probablemente con sus paneles solares cubiertos de polvo. En ocasiones anteriores, alguna racha afortunada de viento había limpiado la superficie del robot, pero en este caso no ocurrió. El día 12, Oppy entró en hibernación. Desde entonces, los técnicos de la misión le han enviado más de mil señales en busca de una respuesta, sin éxito. El 13 de febrero de este año, la NASA dio por finalizada la misión del rover.

Esta semana, la NASA ha publicado el último panorama que Oppy vio antes de morir y donde reposará, en principio, para siempre. Desde el 13 de mayo hasta el 10 de junio, cuando falló definitivamente, el rover tomó 354 imágenes para construir una vista de 360° de su entorno, en el lecho del cráter Endeavour (la imagen completa con zoom y movimiento puede verse aquí). Abajo a la izquierda queda el testimonio de los últimos momentos de Oppy; las imágenes en blanco y negro que no tuvo tiempo de fotografiar con sus tres filtros de colores distintos. Un bello panorama para morir en Marte.

Mosaico de 354 imágenes tomadas por el Opportunity en el cráter Endeavour antes de desactivarse. Imagen de NASA/JPL-Caltech/Cornell/ASU.

Mosaico de 354 imágenes tomadas por el Opportunity en el cráter Endeavour antes de desactivarse. Imagen de NASA/JPL-Caltech/Cornell/ASU.

Recorte del último panorama capturado por el Opportunity. La elevación es el borde del cráter Endeavour, y bajo él se aprecian las huellas del propio rover. Imagen de NASA/JPL-Caltech/Cornell/ASU.

Recorte del último panorama capturado por el Opportunity. La elevación es el borde del cráter Endeavour, y bajo él se aprecian las huellas del propio rover. Imagen de NASA/JPL-Caltech/Cornell/ASU.

Las dos últimas imágenes qie el Opportunity tomó antes de desactivarse. El punto brillante es el sol. Imagen de NASA/JPL-Caltech/Cornell/ASU.

Las dos últimas imágenes que el Opportunity tomó antes de desactivarse. El punto brillante es el sol. Imagen de NASA/JPL-Caltech/Cornell/ASU.

El ‘Opportunity’ gana el primer maratón marciano

Una de las dos máquinas más fiables del universo está en mi jardín. La otra está en Marte. La primera es una bomba de agua que lleva más de 15 años funcionando casi sin interrupción –salvo ciertos descansos reglamentarios– sumergida en el fondo de un estanque con una buena capa de sedimento, soportando temperaturas gélidas en invierno y el ataque de las raíces de los nenúfares en primavera y verano. De acuerdo, es un mecanismo sencillo, tan solo un motor eléctrico y una rueda con aspas. Pero teniendo en cuenta el constante e incansable trabajo mecánico que lleva a cabo, bombeando día y noche un agua densa de materia orgánica, creo que solo la NASA sería capaz de fabricar algo tan resistente y eficaz.

Y no siempre: de los aparatos que produce la primera agencia espacial del mundo, no todos resultan tan impecables. Pero con el Opportunity dieron en el clavo. El pasado 25 de enero, este robot rodante del tamaño de una mesa de comedor, conocido familiarmente como Oppy, cumplió 11 años en la superficie marciana y sigue funcionando sin haber recibido jamás la visita de un técnico de posventa, ni haber pasado ninguna revisión anual, ni haber necesitado la sustitución de ninguna pieza. Lo cual merece aún más aplauso teniendo en cuenta que debe soportar una radiación inclemente y un arco de temperaturas de 30 a -80 ºC. Y que a su lado incluso los más duros todoterrenos del Dakar caen en la más profunda humillación: la carretera más cercana al Opportunity queda, en el mejor de los casos, a 55 millones de kilómetros. Eso sí es conducir off-road.

Como es lógico, el rover marciano ha acumulado algunos achaques durante su azarosa vida, pero curiosamente, lo que ahora más preocupa a sus responsables son los fallos de su memoria, tal como les ocurre a las personas de larga edad. El ordenador de a bordo del Opportunity funciona con una memoria flash como las de los pinchos USB, pero sus 256 MB no servirían ni para el más rudimentario de los smartphones actuales.

Últimamente un poco eclipsado por el Curiosity, su primo de la siguiente generación, Oppy vuelve a ser noticia porque está a punto de completar el primer maratón extraterrestre de la historia. Según la última actualización de la NASA, el odómetro del rover registra ya 41,97 kilómetros, lo que le sitúa a poco más de 200 metros de los 42,195, la distancia del maratón olímpico. Y el robot logrará esta marca en un lugar que los científicos de la misión han denominado precisamente Valle de Maratón, un emplazamiento en la cresta occidental del cráter Endeavour, de 22 kilómetros de diámetro, donde las sondas orbitales han detectado la presencia de distintas arcillas originadas en el pasado húmedo de Marte.

Y todo ello, con una garantía de tres meses, lo que debía durar la misión inicial del Opportunity. En cambio, su hermano gemelo, el Spirit, solo aguantó hasta 2010, habiendo recorrido 7.730,5 metros. Pero ambos han excedido ampliamente las expectativas de sus diseñadores y han aportado valiosísimos datos sobre nuestro planeta vecino. Los gemelos marcianos pasarán a la historia como los aparatos que confirmaron las huellas del agua en la geología marciana. Con motivo del nuevo récord establecido por el Opportunity, el director del proyecto de los rovers, John Callas, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, ha aprovechado para presumir de su criatura: «Cuando el Opportunity estaba en su misión primaria hace 11 años, nadie imaginaba que sobreviviría a un invierno marciano, ni mucho menos que completaría un maratón en Marte». Para celebrar la gesta de Oppy, la NASA ha reunido imágenes de una década de exploración de los rovers marcianos.

En estos días se ha vuelto a hablar de la misión planificada por la organización holandesa Mars One, que ha restringido a 100 su lista de candidatos a convertirse en los primeros colonos de Marte. Los futuros pobladores marcianos, si llegan a existir, podrían tener la apasionante tarea, quizá incluso la obligación, de recoger los antiguos artefactos de tecnología terrestre que hayan quedado muertos e inertes sobre la superficie de Marte. Con ellos podrían crear el que sería oficialmente el primer museo extraterrestre (ya que la NASA nunca ha reconocido la existencia del museo lunar). Y quién sabe si en un futuro los humanos viajarán hasta allí para admirar los anticuados restos de los tiempos en que aún éramos una especie de un solo planeta.

Itinerario recorrido por el robot 'Opportunity' en Marte desde su aterrizaje en el cráter Eagle el 25 de enero de 2004. Imagen de NASA / JPL-Caltech / MSSS / NMMNHS.

Itinerario recorrido por el robot ‘Opportunity’ en Marte desde su aterrizaje en el cráter Eagle el 25 de enero de 2004. Imagen de NASA / JPL-Caltech / MSSS / NMMNHS.

Detalle del itinerario recorrido por el robot 'Opportunity' en Marte desde el 24 de diciembre de 2014, a lo largo de la cresta occidental del cráter Endeavour. La franja verde representa el lugar aproximado en el que el robot completará la distancia del maratón. Imagen de NASA / JPL-Caltech / Univ. of Arizona.

Detalle del itinerario recorrido por el robot ‘Opportunity’ en Marte desde el 24 de diciembre de 2014, a lo largo de la cresta occidental del cráter Endeavour. La franja verde representa el lugar aproximado en el que el robot completará la distancia del maratón. Imagen de NASA / JPL-Caltech / Univ. of Arizona.