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Pasen y vean al Robin Hood real, que le acierta a una aspirina en movimiento

No hay versión cinematográfica de Robin Hood en la que el buen ladrón del bosque de Sherwood no demuestre su infalible puntería con el arco. En la maravillosa película de Walt Disney, probablemente la que más contribuyó a popularizar el personaje en todo el mundo, el héroe acude al torneo de tiro con arco disfrazado de ave zancuda para evitar ser reconocido. Cuando el malvado Sheriff de Nottingham hace que se desvíe su primer tiro, lanza una segunda flecha que desvía la primera para acertar en el centro de la diana. En la versión de 1991 protagonizada por Kevin Costner en sus días de esplendor (breves días, todo hay que decirlo), una flecha hendía por su mitad otra previamente clavada en un árbol.

Pero si siempre hemos pensado que se trata solo de licencias de la ficción, ya va siendo hora de que cambiemos de opinión. El personaje que hoy traigo aquí es para dejar boquiabierto a cualquiera: se trata de un arquero de Alabama (EE. UU.) llamado Byron Ferguson cuya puntería resulta difícil de creer. En el vídeo, perteneciente al divertido y científicamente instructivo canal de YouTube SmarterEveryDay, Ferguson demuestra su increíble habilidad acertando a pequeños objetos que su hijo lanza al aire (el hijo es un señor hecho y derecho, aclaro), y las imágenes nos lo muestran a cámara superlenta.

Comienza con un disco de madera del tamaño de un plato de postre, lo que resulta ciertamente meritorio, pero no inimaginable; según cuenta Destin, el narrador, en la superficie del disco caben 310 círculos del diámetro de la flecha, que es de ocho milímetros. Así que el siguiente desafío es acertar en una bola de plástico en cuya proyección encajan 55 círculos como la flecha, seguido por una pelota de golf que reduce el número a 21. Sin problemas. Así llegamos a un pequeño caramelo de los que tienen un agujero en el centro y en cuya superficie caben solo cinco círculos del diámetro de la flecha. Ferguson lo destroza a la primera.

Y por fin, el reto máximo: una aspirina. En su primer lanzamiento, Ferguson falla. Pero la cámara superlenta muestra que su tiro estaba perfectamente dirigido, aunque se adelantó en solo ocho milisegundos, el tiempo que tarda la tableta en caer sobre el cuerpo de la flecha. Decepcionado, Ferguson repite una segunda vez, y en esta ocasión logra pulverizar la píldora limpiamente.

Para todo ello no utiliza un sofisticado arco de competición con estabilizadores, sistemas de visión y materiales de alta tecnología, sino uno del tipo arco largo inglés como los que se empleaban en la Edad Media, como el de Robin Hood, construido por él mismo y en el que los únicos dispositivos de guía son su finísima visión y su impecable coordinación mano-ojo. Con la cámara situada a la espalda de Ferguson, alcanzamos a distinguir la aspirina solo porque su color blanco destaca contra el fondo de lona negra.

Ferguson se dedica a mostrar sus habilidades en espectáculos que le llevan por todo el mundo. Según explica su web, «desarrolló su estilo de tiro sentándose en una habitación completamente oscura y apagando velas con sus disparos. Uno de los trucos favoritos de Byron es acertar en el canto de un naipe y dividirlo por la mitad».

Cuando Destin pregunta a Ferguson cómo es capaz de lograrlo, la explicación del arquero no puede ser más simple: «Apunto al centro. El centro de una aspirina es exactamente del mismo tamaño que el centro de un balón de playa». Sencillo, ¿no?