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Así es como se ve un eclipse solar… desde la Luna

Adivina adivinanza: ¿cómo se ve un eclipse solar desde la Luna?

Dicen algunos que el eclipse solar del pasado 21 de agosto fue el más observado de la historia. Es difícil probar esta afirmación, pero es de suponer que nunca tantos ojos se habrán vuelto hacia el cielo como cuando un eclipse haya favorecido especialmente a alguna de las regiones más densamente pobladas del planeta, como por ejemplo el subcontinente indio.

Pero algo sí es probable, y es que este último haya sido el más observado científicamente, al haber agraciado con su espectáculo de totalidad a la primera potencia científica del mundo. Desde varios meses antes, todo organismo científico de EEUU con competencias en la materia nos estuvo asaeteando a las partes implicadas con andanadas de correos electrónicos informándonos de toda clase de actividades, reuniones, experimentos, viajes, distribuciones masivas de gafas y otros eventos, hasta un extremo ya ligeramente machacón; sobre todo para quienes no teníamos ninguna posibilidad de desplazarnos hasta allí.

Por mi parte, tuve la fortuna desde el punto de vista personal, pero el infortunio desde el profesional, de hallarme aquella tarde bajo un hosco muletón de nubes que arropaba por completo el cielo escocés, así que no pude presenciar ni ese diminuto mordisco al disco que podía observarse desde allí.

Pero a lo que íbamos. Si conocen el mecanismo básico de un eclipse de sol y han pensado un poco, imaginarán que el juego del escondite solar tiene un aspecto muy diferente desde la Luna. Dado que es ella la que nos oculta la luz, lo que cae sobre la Tierra es su sombra. Por tanto, desde nuestro satélite podríamos apreciar la sombra circular de la Luna moviéndose por la superficie terrestre.

Pero mejor que explicarlo es verlo: así es como lo fotografió la sonda de la NASA Lunar Reconaissance Orbiter (LRO). Este vídeo de la imagen tomada por la LRO varía la exposición de la foto para que pueda apreciarse con más facilidad la sombra de la Luna sobre el territorio continental de EEUU. En ese momento, la sombra lunar se movía sobre la Tierra a una velocidad de 670 metros por segundo, unos 2.400 km/h.

Imagen del eclipse solar del 21 de agosto de 2017 visto desde la Luna por la sonda LRO. Imagen de NASA/GSFC/Arizona State University.

Imagen del eclipse solar del 21 de agosto de 2017 visto desde la Luna por la sonda LRO. Imagen de NASA/GSFC/Arizona State University.

Si lo piensan, este efecto es exactamente el mismo que observamos desde la Tierra durante un eclipse lunar: en este caso es la sombra de nuestro planeta la que cae sobre la Luna. Pero dada la enorme diferencia de tamaño entre nuestro mundo y su satélite, toda la faz de la Luna queda bajo la sombra terrestre; allí el eclipse solar es total desde cualquier lugar en la cara visible.

De hecho, dado que el tamaño aparente de la Tierra desde la Luna es mucho mayor que el del Sol, sería de esperar que el disco solar desapareciera sin dejar rastro bajo la esfera terrestre. Sin embargo, no es así. Curiosamente, el pequeño Sol va ocultándose detrás de la gran Tierra hasta que parece que va a esfumarse por completo, pero entonces se produce una especie de milagro natural: de pronto, la Tierra queda rodeada por un fino anillo rojizo, como muestra esta imagen creada por la NASA (la animación completa está disponible aquí).

Simulación de un eclipse lunar visto desde la Luna. Imagen de NASA's Scientific Visualization Studio.

Simulación de un eclipse lunar visto desde la Luna. Imagen de NASA’s Scientific Visualization Studio.

El anillo rojo no es luz solar directa; es evidente que el disco solar no rebosa por detrás del terrestre. Es la atmósfera de la Tierra encendida por el Sol, y para comprender la razón del color rojizo no hay más que contemplar un amanecer o un atardecer, ya que de eso precisamente se trata: ese filo carmesí marca todos los lugares de nuestro planeta donde en ese momento el Sol está saliendo o poniéndose.

Y obviamente, ese tenue resplandor rojo está bañando la faz de la Luna en ese instante, motivo por el cual durante un eclipse lunar los terrícolas vemos nuestro satélite de ese color; es el brillo de nuestros miles de auroras y ocasos reflejado sobre la cara de la Luna.

Diez FAQs sobre la Luna (y el eclipse de este domingo-lunes)

Sin más preámbulos, allá van:

1. ¿Por qué vemos siempre la misma cara de la Luna? ¿Es casualidad?

No es casualidad, sino mecánica celeste. Dos objetos astronómicos que están gravitatoriamente vinculados, como la Tierra y la Luna, tienden con el tiempo a sincronizarse, normalmente solo el objeto menor al mayor. Cuando esto ocurre, una vuelta completa del satélite a su órbita tarda lo mismo que una revolución sobre su eje, por lo que siempre vemos la misma cara de la Luna.

A la izquierda, rotación sincronizada de la Luna por el acoplamiento mareal con la Tierra. A la derecha, lo que ocurriría si no fuera así. Imagen de Stigmatella aurantiaca / Wikipedia.

A la izquierda, rotación sincronizada de la Luna por el acoplamiento mareal con la Tierra. A la derecha, lo que ocurriría si no fuera así. Imagen de Stigmatella aurantiaca / Wikipedia.

2. ¿A qué se deben las fases lunares?

Como sucede si sostenemos una pelota en la oscuridad y la alumbramos con una linterna, tanto la Tierra como la Luna siempre tienen una mitad iluminada por el Sol (excepto en casos de eclipse). Los movimientos relativos de la Tierra y la Luna son los que causan que a lo largo de los días veamos una porción mayor o menor de esa mitad iluminada de la Luna. Este sencillo vídeo lo muestra muy bien (aunque no incluye la rotación de la Luna).

3. ¿Cómo puedo saber si la Luna está en fase menguante o creciente?

Ahí va una regla mnemotécnica facilita: «creciente» empieza por C. Cuando la Luna está en cuarto, puede tener forma de «C» o de «D». Pues no se fíen de las apariencias, es justo al contrario de lo esperado. Es decir, que cuando la Luna tiene forma de «C» no está en cuarto creciente, sino menguante.

4. ¿Por qué la Luna no me sale bien en las fotos?

Cuando se toma una imagen nocturna con exposición lenta y una apertura de diafragma muy grande (número f pequeño), la Luna está mucho más iluminada que el resto del encuadre, por lo que queda sobreexpuesta en la fotografía y no se aprecian sus rasgos, sino solo una mancha blanca. Hay infinidad de trucos para hacer fotos nocturnas en las que la Luna aparezca tal como la vemos con el ojo desnudo. Uno de los más sencillos es hacer dos exposiciones superpuestas; en la primera tapamos la Luna (un dedo sirve) y capturamos el paisaje. A continuación superponemos una segunda exposición rápida sin tapar la Luna. Esta apenas captará luz del paisaje, pero retratará fielmente la Luna sin sobreexponerla.

5. ¿Es cierto que la gente hace cosas raras cuando hay luna llena, y que hay más partos?

Dado que supuestamente todos sabemos esto, lo más probable es que haya algo de profecía autocumplida; el poder de autosugestión del ser humano es inmenso. Sin entrar en comentario alguno sobre la posibilidad de efectos reales que nadie ha podido demostrar, lo único cierto es que ni siquiera existe prueba significativa de correlaciones mínimamente convincentes. Y cuando no hay pruebas de un efecto, investigar un mecanismo sería una pérdida de tiempo y dinero.

6. ¿De verdad el hombre ha ido a la Luna?

En una ocasión, un astronauta se mostró profundamente indignado y ofendido por el hecho de que haya quienes pongan en duda que él y otros se atrevieron a arriesgar sus vidas por el beneficio común del ser humano, aceptando para ello ser disparados al vacío del espacio en un supositorio metálico con la sola ayuda del equivalente a una calculadora de bolsillo para que les guiara a lo largo de una trayectoria similar al filo de una hoja de papel colocada entre un balón de baloncesto y una pelota de béisbol. Quienes lo ponen en duda merecerían que la vida les prestara la oportunidad de hacer algo verdaderamente grande y que los demás les tomasen por enormes farsantes.

7. Y si es así, ¿por qué no ha vuelto?

Hay dos maneras de responder a esta pregunta, la larga y la corta. Pero como esto es una lista rápida, quedémonos con la corta. Dinero.

Dicho esto, conviene matizar: en realidad el hombre sí volvió a la Luna. A muchos les sobrará la aclaración, pero hay quienes ignoran que tras la Apolo 11 hubo otras cinco misiones lunares más, de la 12 a la 17, exceptuando la 13, que como sabemos tuvo un problema.

8. ¿Qué tiene de especial la luna llena de este domingo?

La luna llena más próxima al equinoccio de otoño se conoce como la luna de la cosecha, ya que antes del invento de la luz eléctrica los labradores podían aprovechar las noches claras para trabajar en la siega o la vendimia.

9. Ya, ya, pero ¿qué más tiene de especial la luna llena de este domingo?

A eso iba. En este caso, la luna de la cosecha coincide con una «superluna», cuando nuestro satélite está en su perigeo (máxima cercanía a la Tierra), por lo que se verá hasta un 14% más grande de lo normal.

10. Que sí, que vale, pero…

Voy, voy. Además, y esto sí es una rara coincidencia, la superluna coincide con un eclipse total, cuando la Luna cae bajo la sombra de la Tierra. El último eclipse superlunar se produjo en 1982, y el siguiente no llegará hasta 2033. Durante el eclipse, la Luna adquirirá un color rojizo debido a que la escasa luz que recibe durante su travesía por la sombra terrestre le llega distorsionada por la presencia de nuestra atmósfera, por lo que el fenómeno se conoce como «luna de sangre». Un efecto parecido es el que tiñe el Sol de rojo durante el alba y el ocaso. Desde la Luna, la Tierra aparecerá como un círculo negro rodeado por un aro de fuego. Esa luz rojiza será la que nosotros veremos reflejada en el espejo lunar.

El eclipse tendrá lugar la noche del domingo 27 al lunes 28 y su totalidad podrá contemplarse desde España, Suramérica y parte de Centroamérica. Los americanos lo disfrutarán al comienzo de la noche, mientras que en España deberemos esperar hasta la madrugada. En la Península la fase de totalidad durará desde las 4:11 de la madrugada del lunes 28 hasta las 5:23, con el máximo a las 4:47. Esta web detalla los horarios precisos para cada país y ciudad.

Por si a alguien el horario peninsular del eclipse le resulta demasiado intempestivo (o si las nubes corren el telón), pero no quiere perderse el espectáculo en directo, varias webs retransmitirán el fenómeno desde EE. UU., y por tanto a una hora algo más temprana: NASA (desde las 2 AM, hora peninsular española), el Observatorio Slooh (2 AM) y Sky & Telescope (3 AM).

Una noche preciosa para contemplar Marte (si las nubes dejan)

Animación de las órbitas de la Tierra y Marte. Lookang (Wikipedia).

Animación de las órbitas de la Tierra y Marte. Lookang (Wikipedia).

Pese a mi reconocida ignorancia sobre todo lo relacionado con esas actividades que hacen sudar (creo que lo llaman deporte), espero no equivocarme en lo siguiente: en las carreras de larga distancia en pista de atletismo, la línea de salida de los corredores está escalonada para compensar el hecho de que quienes utilizan calles más exteriores tienen más metros que recorrer en cada vuelta. La Tierra y Marte son corredores por calles diferentes, pero la naturaleza no sabe de fair play ni de justicia olímpica. Por eso Marte, que corre por una calle exterior a la nuestra, tarda aproximadamente el doble que nosotros en dar una vuelta completa a su órbita. O dicho de otro modo, cada par de años doblamos a Marte en nuestra incesante carrera común en torno al Sol, como se puede observar en la –un poco mareante– animación de la derecha.

Esquema de las órbitas de la Tierra y Marte. Arriba, vista cenital. Abajo, vista lateral. NASA.

Esquema de las órbitas de la Tierra y Marte. Arriba, vista cenital. Abajo, vista lateral. NASA.

Como también se comprueba en la imagen anterior, ambos planetas no guardan siempre la misma distancia entre sí. Cuando se encuentran en puntos opuestos del estadio su alejamiento es máximo, y están más próximos al roce cuando la Tierra dobla a Marte en su carrera, lo que ocurre cada 26 meses y está sucediendo precisamente ahora. En realidad la situación es un poco más complicada, ya que las órbitas no son circulares, ni concéntricas, ni están en el mismo plano, como se ve en esta otra figura. La consecuencia es que el momento de la oposición (cuando el Sol, la Tierra y Marte están en línea, con ambos planetas en el mismo lado de la órbita) no coincide exactamente con el de mayor cercanía. La oposición se produjo el pasado 8 de abril, pero la máxima proximidad se alcanzará esta noche, la del 14 al 15, cuando solo nos separarán del planeta vecino unos 92 millones de kilómetros.

Por aquello de las órbitas ahuevadas y excéntricas, no todas las oposiciones son iguales: cuando Marte está más próximo al Sol (lo que se conoce como perihelio) es cuando la oposición lleva al planeta rojo a su distancia mínima absoluta respecto a la Tierra. Esto ocurrió en 2003 y no volveremos a verlo en el resto de nuestras vidas, a menos que alguno de los presentes se las arregle para seguir vagando por este mundo el 28 de agosto de 2287.

Por suerte, no necesitamos una oposición récord para contemplar Marte en todo el anaranjado esplendor de una gran pelota de hierro oxidado bañada por el Sol. Después de unos meses desaparecido o escondido en nuestros cielos, ahora tenemos la oportunidad de observarlo como la luminaria más brillante del firmamento después de la Luna, rivalizando con las estrellas más rutilantes. La pasada noche pudimos verlo un poco más abajo de la Luna y a su izquierda. Esta noche, la de la máxima cercanía, Marte habrá ganado su particular carrera relativa en el cielo respecto a nuestro satélite y lo podremos encontrar más arriba de la Luna, precediéndola en su marcha celeste. La siguiente ilustración muestra lo que veremos a las 12 de esta noche si miramos hacia el sureste y si las nubes lo permiten. Además de la Luna (llena) y Marte, Saturno asomará por el horizonte.

Ilustración de la vista hacia el sureste a las 00:00 horas del 15 de abril. Marte se sitúa más arriba de la Luna. Abajo, cerca del horizonte, aparece Saturno. Captura de pantalla de Stellarium.

Ilustración de la vista hacia el sureste a las 00:00 horas del martes 15 de abril. Marte se sitúa más arriba de la Luna. Abajo, cerca del horizonte, aparece Saturno. Captura de pantalla de Stellarium.

Exactamente a la misma hora, si giramos la cabeza hacia el oeste encontraremos otra chispa encendida en el centro de nuestro campo de visión. Es el gigante Júpiter:

Ilustración de la vista hacia el oeste a las 00:00 horas del 15 de abril. Júpiter aparece en el centro de la imagen. Captura de pantalla de Stellarium.

Ilustración de la vista hacia el oeste a las 00:00 horas del martes 15 de abril. Júpiter aparece en el centro de la imagen. Captura de pantalla de Stellarium.

Y para quien ya esté en pie a las 7 de la mañana de este martes, en la misma dirección sureste, la Luna y Marte habrán desaparecido para dejar paso al lucero del alba, Venus:

Ilustración de la vista hacia el sureste a las 7:00 de la mañana del martes 15 de abril. Venus amanece sobre el horizonte. Captura de pantalla de Stellarium.

Ilustración de la vista hacia el sureste a las 7:00 de la mañana del martes 15 de abril. Venus amanece sobre el horizonte. Captura de pantalla de Stellarium.

Naturalmente, esta noche no es la única ocasión para encontrar la brasa marciana en el cielo, pero a lo largo de los próximos días irá distanciándose de la Luna y dejándola atrás y a su izquierda. Como ejemplo, esta imagen ilustra lo que veremos hacia el sureste a la 1 de la madrugada en la noche del viernes 18 al sábado 19. Marte, Saturno y la Luna aparecerán casi alineados en una carrera que el satélite está perdiendo mientras se desinfla hacia el cuarto menguante.

Ilustración de la vista hacia el sureste a la 1:00 del sábado 19 de abril. Marte, Saturno y la Luna aparecen casi en línea. Captura de pantalla de Stellarium.

Ilustración de la vista hacia el sureste a la 1:00 del sábado 19 de abril. Marte, Saturno y la Luna aparecen casi en línea. Captura de pantalla de Stellarium.

Se da la circunstancia de que, además, esta noche del 14 al 15 se producirá un eclipse total de Luna, pero los europeos no podremos disfrutar del espectáculo porque sucederá fuera de nuestras horas lunares. La conocida popularmente como «luna de sangre» será visible desde el Pacífico y la mayor parte de América.

Y por cierto, si hay alguien interesado en seguir el movimiento de los astros a través de la bóveda que cubre su propia casa, las capturas de pantalla que figuran en esta página se han obtenido con el programa Stellarium, una aplicación de código abierto y descarga gratuita que permite recrear la visión del firmamento en la fecha y hora elegidas y desde el lugar concreto en el que uno se encuentre (las capturas corresponden a Torrelodones, Madrid, donde vivo).

Para terminar, este vídeo de la NASA explica la oposición de Marte y todo lo que está acaeciendo estos días: