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¿No sabe qué hacer con su vida? Esta web sí

Dado que ya hemos cambiado la fotografía analógica por la digital, el teléfono analógico por el digital, los periódicos analógicos por los digitales, los amigos analógicos por los digitales e incluso el amor analógico por el digital, quizá una de las pocas costumbres en las que aún no hemos sustituido átomos por bits es esa que llamamos «consultar con la almohada». Para las decisiones relevantes en nuestro periplo existencial siempre hemos contado con los cercanos, amigos, pareja y familia, espejos humanos que nos devuelven una imagen fiel de nosotros. Y cuando nos encontramos realmente atascados en una encrucijada que puede determinar el sentido de nuestra existencia y ante la cual nos sentimos incapaces de avanzar, podemos recurrir a la ayuda profesional (no, no me refiero a Conchita Hurtado).

Pero esto también podría cambiar. O al menos esa es la pretensión que ha animado la creación de Cloverpop.com, una start-up fundada en San Francisco (EE. UU.) que busca socorrer a los indecisos proporcionándoles un consejo en forma de sí o no a determinaciones cruciales en la vida, como romper una relación, casarse, mudarse de casa, cambiar de trabajo, crear una empresa o tener hijos, o a cualquier otra duda que atormente al usuario. El objetivo de Cloverpop no es precisamente modesto: según afirma la empresa en su web, aspira a prestar ayuda al 10% de la humanidad, nada menos.

Quizá alguien esté barruntando que la Bola 8 ya existe desde hace décadas, ahora incluso en versiones digitales. Para quien no esté advertido, me refiero a ese juguete creado en los años 50 del viejo siglo XX y que dispone de veinte respuestas genéricas adecuadas para cualquier pregunta, al estilo de «no cuentes con ello» o «todo indica que sí». Cloverpop pretende ser algo más serio. «Pasamos dos años peinando el creciente campo de la investigación sobre la felicidad y las decisiones», afirma en su blog su fundador, el tecnólogo y empresario Erik Larson, formado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y en la Universidad de Harvard (EE. UU.). «Todo ello lo hemos cocinado en una experiencia divertida de 15 minutos. Primero experimentamos, experimentamos y experimentamos, hasta que tuvimos una serie de preguntas y un algoritmo muy depurado que son mucho más que la suma de sus partes. Después lo hicimos divertido».

Pantalla inicial de Cloverpop.com.

Pantalla inicial de Cloverpop.com.

El resultado es una herramienta que pretende ayudar a las criaturas confusas a tomar sus decisiones mediante lo que Larson denomina una aplicación de coaching, ese término tan de moda. El usuario dispone de tres maneras de obtener alivio a sus cuitas: mediante el self-coaching, a través de la comunidad, o buscando consejo de uno de los asesores profesionales accesibles a través de la web. Este último será un servicio de pago (desde 29 dólares), y de momento solo disponible en inglés. Pero sin duda el más curioso es el self-coaching, gratis y anónimo para cualquiera que desee darle un tiento, aún en versión beta de prueba. El que suscribe, que duda incluso de estar escribiendo este artículo, decidió probarlo para contárselo a ustedes. Y este es el resultado.

Mi pregunta elegida fue una que ronda la mente de muchos en estos turbulentos tiempos de congoja: ¿debería marcharme a trabajar al extranjero? Una vez formulada la cuestión, la web me guió durante unos diez minutos a través de un somero proceso de introspección en el que debía exponer las ventajas e inconvenientes de la decisión, imaginar cuál sería el impacto sobre otros aspectos de mi vida, sugerir alternativas y examinar mis sentimientos al respecto. Durante el recorrido, Cloverpop va presentando algunas citas célebres de esas que suelen abrir los capítulos de los libros de autoayuda. Por fin, la web tomó su decisión: SÍ, en grandes caracteres. El resultado final se acompaña con un gut meter o medidor de instinto, que expresa qué grado de confianza puede tener uno en su elección, y con un trade-off meter que me permito libremente traducir como medidor de sacrificio, y que expresa el grado de renuncia que la decisión me supondrá.

El de Cloverpop no es el primer servicio online que bucea en el complejo proceso de la humana decisión. En 2009 un equipo formado en el MIT, con la participación de uno de los cofundadores de Flickr, lanzó Hunch.com, un sistema de toma de decisiones basado en inteligencia colectiva. La iniciativa prosperó y en 2011 fue adquirida por la web de venta y subastas eBay. Sin embargo, en marzo de este año Hunch cerró sin más explicaciones.

Por su parte, los responsables de Cloverpop confían en que los usuarios contemplen su sistema no como un clavo ardiendo al que agarrarse, sino como una forma de «actualizar» su toma de decisiones, que se añadirá a las clásicas: «dormir, rezar y hablar con los amigos», en palabras de Karl Sniady, asesor de Cloverpop y expresidente del Coaches Training Institute. Posiblemente Cloverpop suscitará tanta curiosidad como desdén. Pero, en el fondo, no es más que otra reconversión digital, y una que se ajusta como un condón de látex a algunas de las necesidades sociológicas de la herencia posmoderna: anonimato, que sea gratis, y que haya alguien a quien culpar.

Por lo que a mí respecta, lo de Cloverpop fue bonito mientras duró; pero en homenaje al nuevo blog de cine de 20 Minutos elaborado por Carles Rull, creo que más bien seguiré el consejo final de Kurt Russell en la última secuencia de La cosa, de John Carpenter: ¿por qué no nos quedamos aquí un rato más, a ver qué pasa?