El grave error de concepto sobre nosotros y los neandertales

En este blog es algo consuetudinario que nunca se entra en política, en el sentido de jalear o vilipendiar a uno de los bandos concretos solo por el hecho de ser uno de los bandos concretos; para eso ya están otros. Pero también es algo consuetudinario que aquí se abomina del hecho de estar gobernados por ignorantes, sobre todo en cuestiones relacionadas con la ciencia, y que aquí sí se atiza por igual a derecha e izquierda cuando quienes ostentan el poder o aspiran a ostentarlo demuestran su vasta, o basta, incultura científica.

Habrán imaginado que me refiero a las alusiones a los neandertales que circulan esta semana por los medios a propósito de las declaraciones de un candidato político, quien dijo –entre otras cosas– que los neandertales les cortaban la cabeza a los bebés recién nacidos. Este ejercicio de bocachancla ya ha levantado suficiente polvareda, pero aquí lo traigo por un motivo diferente que no solo afea al susodicho, sino también a quienes le han vituperado afirmando que el neandertal es él. Porque están igual de equivocados.

Al parecer, el candidato ha matizado sus palabras, pero hasta donde sé, sin referirse específicamente a los neandertales. Porque en cualquier caso, están extinguidos, así que esto no resta votos. Si se le hubiera escapado que los negros o los orientales cortan la cabeza a sus bebés recién nacidos, quién duda de que habría rectificado de inmediato. Y si piensan que con esto estoy comparando a los negros o los orientales con los neandertales, han acertado; estoy comparando a los negros y a los orientales con los neandertales, y también a los blancos. Porque todos tienen en común el hecho de ser igualmente humanos.

Pregunta de Trivial: ¿qué homininos tienen el récord del cerebro más grande de toda nuestra familia evolutiva? No, no somos nosotros, sino los neandertales.

Cráneo de Homo sapiens (izquierda) frente a otro de neandertal. Imagen de hairymuseummatt (original photo), DrMikeBaxter (derivative work) / Wikipedia.

Cráneo de Homo sapiens (izquierda) frente a otro de neandertal. Imagen de hairymuseummatt (original photo), DrMikeBaxter (derivative work) / Wikipedia.

Pero es cierto que dejar el dato ahí sería una pequeña trampa, dado que en los humanos nunca se ha demostrado una correlación clara y directa entre el tamaño del cerebro y eso que entendemos como inteligencia. Los neandertales probablemente tenían el cerebro más voluminoso que nosotros porque su corteza visual estaba más desarrollada.

Por lo demás, iría siendo hora ya de meternos de una vez en ese gran cerebro nuestro que los neandertales no eran esos cavernícolas gorileros encorvados y con el garrote sobre el hombro. Aunque los expertos aún se resisten a cerrar el debate sobre si ejercían el pensamiento simbólico y tenían lo que llamamos cultura o arte, eran humanos sofisticados; no tanto como nosotros actualmente, pero probablemente sí tanto como los humanos modernos de su misma época, o incluso más en ciertos aspectos. Neandertales y sapiens no eran tan diferentes por entonces, ni más ni menos bárbaros, violentos o primitivos.

A menudo se dice que si los neandertales hubieran sobrevivido, hoy compartiríamos la misma sociedad. Pero es probable que compartiéramos mucho más: dado que los cruces entre ellos y nosotros dejaron algo de sus genes en los nuestros, es probable que nos hubiéramos fusionado por completo en una sola especie. Pero perdieron en el juego de la supervivencia. Y como dice el Museo de Historia Natural de Londres, «es injusto para ellos que la palabra neandertal se utilice hoy como insulto».

Reconstrucciones de un Homo sapiens de hace unos 40.000 años (izquierda) y un neandertal (derecha), ambas en el Museo Neanderthal de Alemania. Imagen de The Nature Box / Wikipedia.

Reconstrucciones de un Homo sapiens de hace unos 40.000 años (izquierda) y un neandertal (derecha), ambas en el Museo Neanderthal de Alemania. Imagen de The Nature Box / Wikipedia.

De hecho y si hablamos del trato a los recién nacidos, eran humanos perfectamente modernos, Homo sapiens, quienes solían practicar lo que eufemísticamente se llamaba exposición, consistente en abandonar a su suerte a los bebés no deseados por el motivo que fuera; es decir, los tiraban. La teoría era que los recogieran otros, ya fueran seres reales o imaginarios, como divinidades o personajes mitológicos. La práctica era que morían de hambre, frío, sed o comidos por animales. Y esto se hacía en culturas consideradas las cunas de la civilización occidental, como la Roma y la Grecia clásicas.

Pero volviendo a los neandertales, en el fondo subyace un error de concepto que va más allá de los neandertales, y es el mito de que existe una escala evolutiva en los humanos. Ese famoso dibujo en el que se observa una fila de seres caminando, que van evolucionando desde un mono peludo y encorvado hasta un humano lampiño y erguido con una lanza, es un completo y absoluto error. O mejor dicho, tres errores: ni nosotros somos la culminación de nada, ni la evolución funciona mejorando o perfeccionando nada, ni existe ningún proceso temporal lineal.

Nosotros somos solo una especie más de la biosfera terrestre, una que hoy está pasando por aquí como han pasado antes otras muchas, y como pasarán otras muchas cuando hayamos desaparecido, quizá alguna que surgirá a partir de la nuestra. Tenemos ciertos rasgos y características propias, como cualquier especie; las aves vuelan, nosotros componemos música.

Pero estos rasgos no surgen porque la evolución desee mejorar sus creaciones, sino porque en un momento determinado del tiempo geológico esas características han permitido a esa especie adaptarse mejor a las condiciones de su entorno. La capacidad de componer música es probablemente solo un efecto colateral de un desarrollo cognitivo que permitió a nuestros ancestros perdurar y reproducirse mejor en el medio en que les tocó vivir.

Y por último, tampoco existe ninguna línea o escala evolutiva, incluso aunque a veces se utilicen estos conceptos como una simplificación con fines didácticos. Hoy la representación más utilizada de la familia evolutiva humana tiene forma de árbol con diversas ramificaciones, pero incluso esto es también una simplificación; faltan las especies que aún no hemos descubierto, pero sobre todo falta lo que ya conocemos y lo que todavía no sobre los entrecruzamientos entre especies coetáneas.

Los humanos modernos tuvieron descendencia con neandertales y denisovanos, y estos entre ellos, y los análisis genéticos que revelan estas hibridaciones entre especies han mostrado también que en este lío familiar participaron además otros tipos de humanos que todavía son un completo misterio para la ciencia. En resumen, los conceptos de línea evolutiva y árbol evolutivo hoy ya no tienen sentido; la realidad es más bien una red, la red social de la evolución humana.

4 comentarios

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    30 marzo 2019 | 08:55

  2. Dice ser Casandra

    Descubren la primera evidencia de canibalismo neandertal del norte de Europa

    El hallazgo ha tenido lugar en el yacimiento de Goyet, en Bélgica, donde se han localizado los restos de cinco individuos

    07/07/2016

    Un grupo internacional de investigadores ha descubierto la primera evidencia de canibalismo neandertal del norte de Europa, datada entre hace 40.500 y 45.500 años, en el yacimiento de Goyet (Bélgica), donde se han identificado 99 restos óseos pertenecientes a un mínimo de cinco individuos.

    El estudio que ha permitido este hallazgo, publicado hoy por la prestigiosa revista «Scientific Reports», ha estado liderado por la antropóloga de la Universidad del Estado de California (Estados Unidos), Hélène Rougier, con la participación de Asier Gómez Olivencia, investigador de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) y de la Fundación Vasca para la Ciencia, Ikerbasque.

    Según explica esta fundación en una nota, los restos encontrados en la Tercera Caverna de Goyet «presentan una gran proporción de marcas producidas por herramientas de piedra al cortar la carne», así como fracturas «de haber sido rotos para extraer el tuétano». Además, se constata que algunos de los huesos fueron también utilizados como herramientas para tallar útiles de piedra.

    El comunicado aclara que éste no es el primer yacimiento en el que se constata que los neandertales «consumieron la carne y partieron los huesos de otros congéneres con un fin alimenticio», puesto que con anterioridad ya habían sido descubiertas «evidencias de este comportamiento caníbal en distintos puntos del sur de Europa», tanto en (Moula-Guercy y Les Pradelles) como en la península Ibérica (Zafarraya y El Sidrón).

    No obstante, existen muy pocos yacimientos con restos neandertales en el norte de Europa y sólo en dos de ellos, Feldhofer (Alemania) y Spy (Bélgica), se había obtenido información referente al posible «tratamiento funerario» de los restos encontrados.

    Ahora, el nuevo estudio, en el que ha participado Ikerbasque, no sólo ha permitido descubrir en Goyet «el mayor número de restos humanos neandertales del norte de Europa», sino que ha acreditado la existencia de un comportamiento caníbal en el yacimiento.

    Así, un tercio de los restos neandertales de esta gruta, en la que se ha acreditado la presencia de cuatro adolescentes o adultos y un niño, tienen marcas de corte y muchos otros huesos muestran marcas de percusión, producidas al ser rotos para la extracción del tuétano.

    La comparación de los vestigios neandertales con otros restos de fauna como caballos y renos recuperados en el mismo yacimiento «sugiere que las tres especies fueron consumidas de manera similar».

    Comportamiento con los muertos
    De esta manera, el hallazgo «permite ampliar el rango de comportamiento que los neandertales del norte de Europa tenían respecto a los muertos», ya que cinco de los restos estudiados presentan signos de haber sido utilizados como percutores blandos a la hora de tallar la piedra.

    Normalmente los neandertales empleaban cantos rodados para tallar herramientas de piedra, aunque en algunos casos también usaban huesos para reavivar los filos.

    Hasta ahora, sólo se conocían tres yacimientos en los que los neandertales habían usado huesos de sus congéneres para tallar de instrumentos de piedra: sendos fragmentos de fémur en Krapina (Croacia) y en Les Pradelles (Francia), o un pedazo de cráneo en La Quina (Francia).

    La conservación «excepcional» de los vestigios descubiertos ahora en Bélgica ha permitido asimismo recuperar ADN mitocondrial que, al ser comparado con el de otros neandertales, ha permitido constatar que los individuos de Goyet se parecían genéticamente a los de Feldhofer (Alemania), Vindija (Croacia) y El Sidrón (Asturias, España).

    Esta gran uniformidad genética, a pesar de las distancias geográficas, indica que la población neandertal que habitaba Europa «era de pequeño tamaño».

    30 marzo 2019 | 10:26

  3. Dice ser Rompecercas

    No puedo resistirme a entrar.

    Dices todo esto cómo si no fuera precisamente la ciencia la que ha generado y mantenido a machamartillo esa idea del primitivismo neanderthal, hasta hace dos días. Y hasta con los aborígenes humanos actuales, hasta hace nada también. Y aún le quedan en su visión muchos prejuicios …

    Ahora la culpa es del ciudadano normal o del político, y no el cómo el discurso científico ha educado a generaciones. Claro, no podía ser de otra manera. La ciencia no es culpable jamás.

    Hoy, por arte de magia, el neanderthal es tan «simpático» como nosotros (cosa que realmente ni ellos ni nosotros somos….jaja) Otra visión sesgada.

    30 marzo 2019 | 23:05

  4. Dice ser Tacita

    Magnífico artículo Javier.

    03 abril 2019 | 03:01

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