La fruta que comemos está atiborrada de productos químicos

Si han llegado aquí y están leyendo este párrafo sin conocer la línea de este blog, probablemente sea por uno de dos motivos: a) esperan leer alguna revelación que les lleve a reafirmarse en eso de “¡claro, nos envenenan con química!”, o b) se disponen a vapulear al autor de este blog porque, naturalmente (y nunca mejor dicho), LA NATURALEZA NO ES OTRA COSA QUE PRODUCTOS QUÍMICOS.

Evidentemente, la respuesta correcta es la b). Y el titular de este artículo tiene truco, lo cual seguramente me llevará a recibir el vapuleo en Twitter de quienes se cansan leyendo más de 140 caracteres de una vez. Aquí les traigo una muestra gráfica que no es nueva, pero que en su momento causó un enorme revuelo en internet. El profesor de química australiano James Kennedy está justificadamente harto de que, para cierto sector de la sociedad, un químico reciba hoy una calificación moral similar a la de un terrorista, o peor. Kennedy es uno de esos tipos dotados con un sobresaliente talento divulgador, y hace unos años publicó en su blog varias listas de los ingredientes químicos que componen algunas de las frutas y otros alimentos naturales de consumo común. Aquí tienen algunas de ellas, con la del plátano en castellano por gentileza de Kennedy (imágenes de James Kennedy):

Observarán, aparte de lo tremendamente fácil que le resulta a cualquier pirómano social asustar a la población con nombres como dihidrometilciclopentapirazina, que en la lista figuran varias de esas sustancias que se designan con una letra E y un número, correspondiente a su clasificación como aditivos alimentarios, por ejemplo colorantes o conservantes.

En efecto, estos componentes están presentes de forma natural en los alimentos; el hecho de que se sinteticen en un tanque industrial para disponer de grandes cantidades y añadirlos a otros alimentos no los hace mejores ni peores: son exactamente la misma cosa. Y pensar que los productos químicos artificiales son dañinos por definición es un error tan idiota como dejarse morder por una serpiente de cascabel amparándose en la cita de esa preclara experta en salud llamada Gwyneth Paltrow: «nada que sea natural puede ser malo para ti».

Y por cierto, aprovecho que paso por aquí para aclarar otro malentendido de garrafa: en alguna ocasión he comprobado cómo algunas personas, que evidentemente se saltaron algún curso de la secundaria obligatoria, creen que la distinción entre química orgánica e inorgánica consiste en que la primera es la de la naturaleza y la segunda la de las fábricas. Imagino que se debe a aquello de los alimentos «orgánicos».

Perdónenme si esto les desencaja la mandíbula a algunos de ustedes, pero puedo asegurarles que he leído esto en más de una ocasión. Así que debo aclarar lo obvio: química orgánica es la que se basa en el carbono, inorgánica la que no. No tiene absolutamente nada que ver con el carácter natural o artificial del compuesto. El agua es química inorgánica, y sin duda Gwyneth Paltrow certificaría que es un producto natural.

Pese a todo lo anterior, asistimos ahora a una imparable tendencia de productos que se publicitan como sin conservantes ni colorantes, una moda que está socialmente aceptada y que no va a remitir. Hay una pseudociencia de la quimiofobia, tan imposible de erradicar como el resto de pseudociencias.

Lo más llamativo es el mecanismo de círculo vicioso que se crea entre la sociedad y la floreciente industria de lo «natural»: un sector de la población, ignoro si mayoritario pero que marca tendencia, se apunta a la pseudociencia de la quimiofobia. Las compañías de productos de consumo, con el propósito de aumentar sus ventas, eliminan de sus artículos sustancias inocuas, como los conservantes, los colorantes o los parabenos de jabones y desodorantes, para así presentarse ante el consumidor con una imagen más «natural». Cuando estas marcas publicitan lo que no llevan, no hacen sino reforzar entre la población la idea de que las sustancias que antes llevaban los productos de esas marcas, pero ya no, deben de ser dañinos; por algo los habrán eliminado. Poco importa que en realidad los hayan eliminado no porque sean perjudiciales, sino porque usted cree que lo son. Es la versión moderna de las Brujas de Salem: ¡a la hoguera con conservantes, colorantes, parabenos…!

Esta irresponsabilidad social de las compañías de productos de consumo ampara también mucha trampa y cartón a través de prácticas publicitarias engañosas. En numerosos casos, etiquetas, eslóganes, anuncios y reclamos juegan sutilmente con las palabras para no mentir, pero tampoco decir toda la verdad. Un ejemplo: una marca de pan de molde estampa en sus bolsas el lema «sin colesterol». La única manera de que el pan llevara colesterol sería que el panadero perdiera algún dedo dentro, ya que el colesterol es un lípido que actúa como componente esencial de las membranas de las CÉLULAS ANIMALES. Pero no parece probable que esta marca pretenda informar inocentemente al consumidor, sino más bien crearle la ficción de que su producto es más saludable que otros de la competencia. Naturalmente, es probable que los competidores se apunten al mismo reclamo para no ser menos, y así se difundirá entre los consumidores la falsa idea de que el pan lleva colesterol a no ser que se indique lo contrario.

Otro ejemplo es la etiqueta «sin gluten», también popularizada hoy por la errónea creencia de que estas proteínas causan algún efecto dañino en las personas no celíacas. Cada vez más productos de lo más variopinto se suman hoy a la moda de exhibir este lema, y ello pese a que el gluten solo está presente en los cereales. Imagino que la etiqueta «sin gluten» aporta tranquilidad a los compradores celíacos, pero tengo mis dudas de que sea este el propósito que motiva a las marcas para estampar este lema en productos que no tendrían por qué llevar cereales en su composición: si una salchicha se publicita como compuesta por un 100% de carne, añadir una etiqueta «sin gluten» es un reclamo publicitario tramposo.

Una marca de zumos se anuncia en televisión diciendo que “no les ponen azúcar”. Pese a la apariencia casual de la frase, la fórmula parece sospechosamente elegida para que el consumidor incauto caiga en la trampa de creer que se trata de zumos diferenciados de la competencia por no llevar azúcar. La ciencia nutricional actual está condenando a los azúcares (también naturales, como diría Gwyneth) como causantes de la enfermedad cardiovascular, y la fórmula más tradicional y correcta «sin azúcares añadidos» tal vez ya no sea suficientemente eficaz como reclamo publicitario; pero basta con sobreimpresionar en la pantalla un mensaje en letra pequeña aclarando que los zumos tienen todo el azúcar de la fruta para atravesar ese colador de malla gruesa que es la publicidad autorregulada.

Anuncios que esconden parte de la verdad, proclamas saludables sin fundamento demostrado, suplementos dietéticos que no suplementan nada que resulte útil suplementar… Hace unos días el mando a distancia de mi televisor me llevó por azar a un programa estadounidense llamado Shark Tank, en el que varios emprendedores trataban de conseguir financiación para sus negocios de un puñado de millonarios bastante ostentotes (palabra que acabo de inventarme). Varios de los negocios aspirantes vendían suplementos nutricionales o productos parafarmacéuticos, siempre naturales. Los inversores ametrallaban a los candidatos a preguntas sobre ventas, rentabilidad, distribución, competencia…

Ninguno de ellos hacía la que debería ser la pregunta fundamental: ¿realmente eso sirve para algo? No parecía importar lo más mínimo; obviamente, bastaba con que los compradores así lo creyeran. Los productos químicos sintéticos y los fármacos están estrechamente regulados por las leyes de los países, y por las comunitarias en el caso de la UE. Fuera de esas leyes está la jungla; tan natural como peligrosa y sembrada de trampas.

17 comentarios

  1. Dice ser Tsoob

    Entonces supongo que no hay diferencia entre la dieta mediterránea cocinada en casa y la comida basura ya elaborada. Total, todo es química.

    11 julio 2017 | 15:37

  2. Dice ser antes la comida era más sana...

    A mí lo que me asusta es pensar en lo q se comía hace años, cuando ni si^quiera estaban bien puestas la setiquetas con ingredientes, cuando los ingredientes no pasaban por un control sanitario más o menos riguroso, cuando nos alimentábamos de latas oxidadas, o de las recubiertas interiormente y recalentando los alimentos… O la fruta que no presentaba ninguna picadura de insecto y no se sabí abien la spropiedades del veneno q se le echaba para evitar quedar picada….
    La gente dice: estamos comiendo veneno… y la gente vive más q antes. ¿Y antes sabíamso lo q comíamos?
    No se sabí ani de lo q morían, un dolor, un demonio dentro, cualquier infección sabe dios de qué… Ir al hospital era el preámbulo a la muerte directaemnte, las operaciones creaban cicatrices profundas y kilométricas, no se sabí lo del colesterol, apenas las calorías, las grasas… y ahora comemos veneno…

    11 julio 2017 | 16:03

  3. Dice ser Ganas de polemizar

    @Tssob

    Exacto, todo es química pero no es lo mismo un plátano que una fresa, ni un jurel que una hamburguesa. ¿No ves la diferencia?, pues prueba a beber lejía y comer piedras (también química, oiga!!), verás que rápido te das cuenta de lo que son productos saludables y compatibles con nuestra alimentación.

    11 julio 2017 | 16:32

  4. Dice ser rg

    Esto mismo lo hizo Revenga con una manzana en este mismo medio; hace ya dos años lo menos.

    Aunque está bien el tema.

    Saludos.

    11 julio 2017 | 16:35

  5. Dice ser oliver

    Y de pesticidas que producen cáncer y otras enfermedades. Pero de eso no dice nada el sabihondo ese.

    11 julio 2017 | 16:44

  6. Dice ser Winlia

    Mira chico…..no nos tomes por tontos….por lo menos a mi…

    11 julio 2017 | 17:31

  7. Dice ser Javier

    La diferencia es clara entre la fruta natural y la tratada con pesticidas, en efecto la fruta natural lleva agua sobre todo y esos azucares propios de las frutas llamado fructosa, y la fruta tratada con pesticidas y herbicidas lleva nitratos,fosfatos y otros , que la hacen más fácil de vender pero de peor calidad, por eso la fruta llamada ecológica alcanza precios altos, en el caso de manzanas 5 euros el kilo , por que no usar pesticidas es dificil si quieres producir, creo que el artículo está mal enfocado, la fruta tratada no es mala , pero es más saludable la ecológica.
    Ahora bien todo tiene un precio y la ecológica es más cara y más dificil de vender, y además desde mi punto de vista no es tan ecológica al tener que ir envasada con plásticos para preservar propiedades.
    Ni una opción ni la otra es mala , son diferentes y ambas son aceptables.
    Desde aquí quiero pedir también una mejora para la situación de agricultores y ganaderos que hoy están vendiendo naranjas,mandarinas y manzanas por debajo de coste debido al mercado y a los supermercados esclavistas, ¡¡compren en el mercado municipal!!.

    11 julio 2017 | 17:53

  8. Dice ser Ignotis parentibus

    Pues deben se buenos para la salud porque cada vez hay mas octogenarios, nonagenarios y centenarios.

    11 julio 2017 | 18:24

  9. Dice ser Toni

    Facha de mierda pretendes decirnos que los alimentos del supermercado no llevan aditivos? y como pretenden alimentar a 6.000 millones de personas? pues echando quimicos de mierda para que se conserven los productos y así ellos ganen mucho dinero y tu los defiendes.

    Puta basura de blog és el que tienes .

    11 julio 2017 | 18:44

  10. Dice ser lolo

    Quien quiera comer sano,/saludable/bien o como coño quieran llamarlo, ya sabe lo que tiene que hacer, comprar productos frescos y cocinar

    Pretender que comidas procesadas industrialmente sustituyan a lo anterior es engañarse a si mismos.

    A nadie le ponen una pistola en la cabeza para que compren nada de eso en los supermercados

    y que no me vengan con la excusa del tiempo, que para hacerse un filete a la plancha y una ensalada no necesitan dos horas ………..

    12 julio 2017 | 00:21

  11. Dice ser Manololonganizas

    La fruta en realidad tampoco es natural porque es demasiado dulce. Es tan dulce porque contienen mucho más azúcar de lo que correspondería en su estado silvestre. La fruta dulce existe porque el ser humano ha hecho una selección totalmente artificial y ha potenciado mediante la agricultura aquellas especies que por errores genéticos sintetizaban grandes cantidades de azúcar. Las hemos mantenido artificialmente en nuestros campos hasta hoy, y lo hemos hecho por puro vicio, simplemente por el sabor, no por criterios de salud ya que antiguamente no tenían ni idea ni de lo que era la glucosa ni su metabolismo. Simplemente pensaban: «uy que bueno está esto, pa mi» Pero no olvidéis que la mayoría de las frutas y verduras que comemos son engendros genéticos. Algo parecido ocurre con la ganadería, vacas lecheras, huevos, pollos etc… También se aplica esto en las flores y plantas de jardinería.Por eso Hitler quería crear una raza de superhumanos mediante selección artificial, pero los humanos no se dejaron manipular tan fácilmente.

    12 julio 2017 | 00:33

  12. Dice ser Profeta

    En estos tiempos habrá mucha muerte y destrucción, pero todo será restablecido en Cristo Jesús, y los hijos de perra del nuevo orden que son responsables de todo este orden de cosas, caerán. Morirán eternamente.

    Así será.

    Amén!

    PD; Mientras, muchos de vosotros perderéis la salud como consecuencia de estos agentes químicos en los alimentos.

    12 julio 2017 | 01:45

  13. Dice ser Lola

    El otro día leyendo los ingredientes que llevaba una crema infantil vi que decía: sin gluten. ¿Será por si el bebé se la traga?

    12 julio 2017 | 15:05

  14. Pero no sólo las frutas, también el resto de verduras,… y sobre todo la carne, que lleva antibióticos y hormonas! Afortunadamente cada vez hay mas tiendas ECO, y cuando las grandes cadenas se vean afectadas por la disminución de sus ventas por este motivo comenzarán a cambiar los modos de producción de sus proveedores.

    13 julio 2017 | 11:03

  15. Dice ser Me rio de janeiro

    Buena entrada Yanes!!

    Hacia tiempo que no leía algo que me pareciese tan ilustrativo. Y tengo que reconocer que a veces me olvido que la vida es química y me asusto cual «jovencita cuando viene su primera regla (Kase O dixit)» mirando la composición de los pocos productos elaborados que compro.

    Sin embargo, creo que te has olvidado de dos factores muy importantes; las cantidades y las sinergias.

    Por ejemplo, entiendo que la tiamina (vitamina B1) es idéntica sea de origen natural o procesada en un laboratorio. Sin embargo, también entiendo que la dosis es fundamental para determinar sus efectos, eso lo dijo Paracelso hace cientos de años.

    De igual forma, los efectos difieren si consideramos una sustancia por separado o combinada con otra u otras, eso se llama sinergia. Un ejemplo que más de uno conoce es la mezcla de alcohol con opiaceos…te asegura un «colocón del quince».

    Quizas estoy diciendo estupideces, tu eres doctor en Bioquimicas y Biologia Molecular y de esto sabras un rato más que yo, pero mi sentido común y conocimientos me hacen pensar que no voy mal encaminado. Me encantaría que respondieses a mi dudas.

    Un caluroso (39ºC y subiendo) saludo

    14 julio 2017 | 12:35

  16. Dice ser Montserrat Gil

    Este artículo me parece casi un insulto a la inteligencia de la gente, y me alegro de que las personas cada vez estén más informadas, que dejen de comprar alimentos con aditivos y pesticidas tóxicos, así la industria no tiene más remedio que ponerse al día, pero, por supuesto, el autor del artículo puede seguir consumiendo este tipo de alimentos, pués, de momento, el 80 % de productos que se nos ofrecen en las estanterías de los supermercados lo són. Pero, por favor, deje de manipular y enredar a las personas. Yo prefiero utilizar cosméticos sin parabenos que altera el funcionamiento hormonal, no consumir cereales con ingentes cantidades de azúcar refinado dañino para la salud pués favorece la obesidad, diabetes, infartos, embolias, e incluso cáncer etc.., no comprar conservas en lata que vienen provistas en su interior del peligroso bisfenol cancerígeno, el cáncer, actualmente es una epidemia, y la gran causa de éllo es por todos estos tóxicos que comemos y a los que se nos expone a diario. Este tipo de artículos son una tomadura de pelo.

    https://www.facebook.com/SpanishRevolution/videos/1061010790654388/

    Un saludo.

    16 julio 2017 | 14:58

  17. Dice ser NoMasAditivos

    Nuevamente encontramos la comparación tramposa entre las sustancias que de manera natural están presentes en los alimentos con los que se añaden de manera artificial a determinados productos. Se intenta hacer creer que la fruta contiene aditivos de manera natural… ¡PUES NO!
    Un aditivo es, por definición, una sustancia que se añade a un alimento. Si está presente de manera natural ¡NO ES UN ADITIVO!
    Somos muchas las personas que preferimos alimentos con la menor cantidad de aditivos que sea posible. ¿Tan difícil es entender eso? Me parece estupendo que, por ejemplo, el limón contenga ácido glutámico. Lo que no me gusta es que se añada a otros productos de manera artificial.
    Así que, por favor, vamos a dejarnos de comparaciones tramposas.

    19 julio 2017 | 22:02

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