Martin Shkreli, el ser inhumano, será juzgado el año que viene

Hace algo menos de un año, como ya conté aquí, un tipo llamado Martin Shkreli saltó al muro de la infamia por adquirir para su compañía Turing Pharmaceuticals los derechos de un medicamento llamado Daraprim (pirimetamina) que se emplea para tratar la toxoplasmosis, con el fin de multiplicar por 55 su precio en EEUU de la noche a la mañana (de 13,5 dólares la píldora a 750). La barrabasada de Shkreli no afectaba a Europa, ya que aquí los derechos del Daraprim permanecen en manos de la compañía que lo creó, hoy llamada GlaxoSmithKline.

Martin Shkreli. Imagen de Twitter.

Martin Shkreli. Imagen de Twitter.

La maniobra de Shkreli tenía como fin simplemente especular con un medicamento vital para los más débiles: la infección por el Toxoplasma gondii está presente en casi la mitad de la población mundial y es asintomática en personas sanas, pero puede ser letal para los trasplantados, los enfermos de cáncer y los afectados por VIH. La transmisión materno-fetal del toxoplasma es el motivo por el que se recomienda precaución a las mujeres embarazadas en el contacto con los gatos.

Este ser inhumano, que recibió el apodo de Pharma Bro, trató después de justificarse alegando que era un fármaco minoritario, y que quienes realmente necesitaran el medicamento lo recibirían gratis. Naturalmente, la reacción de Shkreli, motivada solo por la ola de indignación que levantó su maniobra, no convenció a nadie. De hecho, después anunció que rectificaría su decisión, cosa que no hizo.

Si el caso del Daraprim habla de sus valores éticos, otras anécdotas sobre él han retratado su personalidad en general. Como conté aquí, Shkreli donó 2.700 dólares a la campaña del demócrata Bernie Sanders para la carrera hacia la Casa Blanca (repito, 2.700 dólares; hablamos de un tipo que gastó dos millones de dólares en comprar la única copia de un álbum de un grupo de rap llamado Wu Tang Clan). Cuando Sanders a su vez destinó esas migajas a instituciones de ayuda a los enfermos de sida y a la comunidad LGBT, Shkreli se puso tan furioso que, según dijo él mismo en Twitter, había pegado un puñetazo a la pared y se había roto la muñeca… pero alguien descubrió que la presunta radiografía de su muñeca no era suya, sino que la había sacado de la web clínica Medscape.

La maniobra de Shkreli no es la primera en este sentido; por desgracia, la práctica de comprar los derechos de medicamentos de patente caducada para elevar sus precios es un negocio rentable al que varias compañías se han apuntado, aunque no de forma tan salvaje y agresiva como Shkreli. El problema de fondo es que esta práctica es legal en EEUU. Y aunque Europa está protegida contra esta especulación brutal, las consecuencias pueden ser gravosas en todo el mundo, ya que estas situaciones favorecen el contrabando, el mercado negro y la falsificación.

En el caso de Shkreli, tampoco es su primera hazaña. Con anterioridad había fundado una compañía de hedge funds del sector farmacéutico en la que fue acusado de tratar de manipular los dictámenes de la agencia de fármacos de EEUU (la FDA) para sus propios intereses. Después de aquello, creó otra farmacéutica, Retrophin, en la que inició su práctica de comprar y subir precios, y de la que fue finalmente despedido por llevarse 11 millones de dólares de la caja para pagar a los inversores de sus fondos.

El pasado enero Shkreli compareció en el Congreso de EEUU, donde se comportó como un crío imbécil, sin responder a las preguntas y riéndose en la cara de sus interrogadores. Uno de ellos, el congresista Elijah Cummings, tuvo que decirle: «esto no es gracioso, hay gente muriendo».

Por fin, esta semana hemos sabido que Shkreli irá a juicio el 26 de junio de 2017, acusado del fraude de Retrophin. Y también hemos sabido que, al salir del juzgado de Brooklyn después de la vista en la que se fijó la fecha del juicio, Shkreli preguntó: «¿Puedo jugar ya a Pokémon GO?».

4 comentarios

  1. Dice ser Lola

    Pues espero que pase un buen tiempo a la sombra, por sinvergüenza.

    17 julio 2016 | 16:32

  2. Dice ser Rompecercas

    Como pasa con los transgénicos, sólo las grandes compañías, o los gobiernos, pueden controlar la alta tecnología o la biotecnología. La ciencia pues, está en manos de las grandes compañías u organizaciones, no del ciudadano de a pie. Ese es el problema, no la maldad de un individuo concreto. Si los avances que necesita la población, están en manos de monopolios, por patentes, o por su propia complejidad, entonces el ciudadano de a pie pierde por sistema el control sobre su vida, que cae en manos de compañías cada vez más potentes. He ahí el circulo vicioso de la tecnología, asociada a grandes entidades, que nos hace esclavos de poderes desalmados. Un día será este tipo, otro día será la Bayern, y otra el gobierno de algún país.

    17 julio 2016 | 23:03

  3. Dice ser dice ser dice ser

    Dan ganas de pegarle tal paliza como para dejarlo inválido.

    18 julio 2016 | 00:35

  4. Dice ser cris

    Algo parecido a lo que ha hecho y hace la iglesia CATALITICA en España con el tema de las inmatriculaciones, pone a su nombre cantidad de bienes públicos que mantenían muchos ayuntamientos y despues se lo intenta vender a ellos por una cantidad desorbitada pero el dinero que consiguen con estos chanchullos van a muchos bolsillos con toga pero se olvidan de Cáritas, de esta forma suman varios cientos a los cien mil inmuebles que poseen sin pagar IBI . la guinda ha sido ponerse la Mezquita de Córdoba en el 2006 a su nombre por 30 euros si Judas levantara la cabeza diría estos amigos míos me han copiado.

    18 julio 2016 | 15:02

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