El breve instante en que estamos aquí, y tal vez solos

Quizá hayan oído que estamos de aniversario. Este miércoles se cumplen cien años desde que Einstein culminó su presentación de la teoría general de la relatividad a la Academia Prusiana de Ciencias. Mañana contaré alguna cosa sobre Einstein y su trabajo, pero hoy quiero aprovechar la ocasión para traer aquí otro asunto que guarda cierta relación con uno de los conceptos einstenianos, el distinto transcurrir del tiempo según la situación del observador.

Muchas fuentes atribuyen a Einstein una cita sobre la relatividad, comparándola con la distinta percepción del tiempo según que uno lo pase con una «mujer hermosa», suele decir la frase, o bien sentado sobre un fogón ardiente. Internet convierte en verdad que Fulano dijo X, y ya puede Fulano abandonar su pretensión de que jamás lo hizo. Pero aún queda alguna fuente rigurosa por ahí, como el blog Quote Investigator (QI), que rastrea los orígenes de presuntas citas. En este caso, QI llegó a la conclusión de que no hay ninguna prueba de la veracidad de la cita, pero concede que tal vez Einstein pudo dar esta explicación a su secretaria, Helen Dukas, quien le hacía de escudo frente a los molestos requerimientos de la prensa y el público, y que ella pudo transmitir esta idea a los medios.

Fotograma del vídeo de Business Insider.

Fotograma del vídeo de Business Insider.

Bien, a lo que iba. Obviamente, Einstein sabía mejor que nadie que la relatividad no trata de la percepción subjetiva del tiempo, sino que este transcurre de hecho de forma diferente en distintos sistemas. Pero si hablamos de esa impresión del correr del reloj, hoy les hablo de un vídeo que les ayudará a situar el tiempo en su justa perspectiva. Concretamente, el breve instante que ocupamos los humanos en todo esto.

Les hablo, porque lamentablemente no puedo insertarlo aquí, ya que el formato en su página original no lo permite. El medio que lo ha creado, Business Insider, suele colgar después sus vídeos en YouTube, pero aún no lo ha hecho con este. Se trata de un vídeo que muestra la historia de la Tierra como si fuera la distancia en línea recta de un viaje desde Los Ángeles hasta Nueva York. Las 2.450 millas (3.943 kilómetros) que separan ambas ciudades son los 4.540 millones de años de edad de esta roca mojada. El hecho de relacionar espacio y tiempo se convierte así también en un homenaje a Einstein, aunque no creo que fuera el propósito de sus autores.

A lo largo del viaje encontramos en qué momentos/puntos kilométricos van ocurriendo los distintos acontecimientos de la historia del planeta. Y por si les interesa, los humanos modernos aparecemos ya una vez que hemos llegado a Manhattan, a 570 pies (174 metros) del destino final. Toda nuestra historia registrada como especie ocupa solo los últimos 15,7 pies, menos de 5 metros. Desde la Segunda Guerra Mundial hemos recorrido 2,6 pulgadas, 6,6 centímetros. Pueden encontrar el vídeo aquí.

No es el primer ejercicio de este tipo que sitúa en perspectiva nuestra ínfima existencia como especie en la larga historia de la Tierra, pero quizá la analogía de las distancias nos facilita la imagen mental, ya que resulta muy fácil hacerse una idea sobre qué representan 174 metros, o 6 centímetros, en el recorrido total entre ambas ciudades.

Entre las muchas reacciones y reflexiones que el vídeo puede inspirar a cada cual, yo me quedo con una, la relativa a la vida alienígena. Recientemente escribí un reportaje dando voz a los científicos que sostienen la hipótesis pesimista de nuestra posible soledad en el universo. La idea es impopular, pero es tan científicamente argumentable como la contraria, aunque el público general tienda a descartarla bajo el sesgo geocéntrico. En realidad no tenemos ecuaciones que nos predigan de una manera solvente cuáles son las posibilidades reales de vida en otros lugares del universo; las únicas disponibles, como la famosa Ecuación de Drake, son puramente especulativas.

El caso es que ciertos físicos y filósofos de la ciencia tratan de parametrizar las variables implicadas con el fin de acercarse a una conclusión más fundamentada. La buena noticia (para quien le parezca tal, como a mí) es que algunos de ellos dan casi por segura la existencia de otras civilizaciones. La mala es que ahora han desplazado el foco tradicional, que solo se fijaba en el momento presente, a la historia completa del universo, o incluso a todo su pasado y todo su futuro. Me encantaría ver un vídeo como el de Business Insider, pero que mostrara toda la vida del universo, desde el Big Bang hace 13.800 millones de años, hasta que muera la última estrella del universo dentro de unos 100 billones de años. ¿Imaginan a cuánto quedaría reducida la presencia del ser humano?

No imaginen; ya se lo digo yo. Si las cuentas no me fallan, 7,9 milímetros. Más o menos la longitud de una mosca. Eso es lo que la existencia del ser humano representa en toda la trayectoria del universo desde el Big Bang (Los Ángeles) hasta que se agote el combustible de la última estrella (Nueva York). Con la salvedad, claro, de que nuestra extinción no es algo hoy previsible, pero sería muy optimista confiar en que aún estemos por aquí dentro de millones de años.

Así, si existiera al menos otra civilización tecnológica a lo largo de toda la vida del universo, un supuesto que algunos autores dan por estadísticamente muy probable, imaginen las posibilidades de que la suya y la nuestra coincidamos en algún momento de nuestra historia; es decir, que dos moscas situadas al azar entre Los Ángeles y Nueva York solapen al menos parcialmente. No imaginen; ya se lo digo yo: empleando una fórmula de probabilidad de intervalos solapantes, el resultado es más o menos de 0,000000004; o dicho de otro modo, de una posibilidad entre 250 millones.

No pretendo que estos cálculos sean impecables, y por supuesto que deberían tenerse en cuenta muchos otros factores. Pero estas cuentas de servilleta de bar (o más pomposamente, problema de Fermi) nos dan una aproximación útil de la que podemos concluir esto: si suponemos que el universo alumbra en toda su historia otra civilización inteligente además de la nuestra, la posibilidad de que coincidamos en el tiempo ellos y nosotros es de una entre 250 millones. Un poquito desolador, ¿no?

3 comentarios

  1. Dice ser unusualactivities

    Existen otros con tecnologia muy avanzada pero son malintencionados, lo mismo que los seres humanos con los animales. Yo les he conocido y lo explico aquí: https://unusualactivities.wordpress.com/
    El problema para vosotros es que esperais marcianitos verdes, y como no coincide, pues vuestra mente no lo asimila. Pero ese no es mi problema.

    25 noviembre 2015 | 08:16

  2. Dice ser dani

    La posibilidad de que te toque el euromillon es de 1 entre 150 millones mas o menosyy cada poco le toca a alguien

    25 noviembre 2015 | 08:36

  3. Dice ser monocamy

    No tan desolador. Primero, porque si el universo «alumbrara en toda su historia otra civilización», resultaría un universo un tanto rácano. Ilógico, diría, incluso. Lo más probable es que alumbre incontables civilizaciones, con independencia de que unas contacten o no con las otras.

    Y segundo, porque la especie humana podría alargar su existencia mucho en el tiempo, aunque hoy en día parezca que el mundo se va definitivamente al garete. Pues quién sabe. De modo que desolador, en todo caso, para los humanos actuales. Ya veremos los del siglo XXV o XXX.

    25 noviembre 2015 | 16:52

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