Por qué Orión es lo más importante desde el «pequeño paso» de Armstrong

Lanzamiento de la nave Orión en un cohete Delta IV Heavy el pasado 5 de diciembre desde Cabo Cañaveral. Imagen de NASA / Bill Ingalls.

Lanzamiento de la nave Orión en un cohete Delta IV Heavy el pasado 5 de diciembre desde Cabo Cañaveral. Imagen de NASA / Bill Ingalls.

Quizá algún visitante asiduo de este blog se pregunte por qué no me he ocupado aquí de la proclama lanzada por la NASA la semana pasada sobre una misión tripulada a Marte prevista para la década de 2030. El proyecto se anunció a bombo y platillo aprovechando la ocasión de la primera prueba de la cápsula Orión, el nuevo vehículo de la agencia espacial estadounidense capaz de acoger tripulación desde la jubilación de los transbordadores, y que en el futuro servirá para enviar astronautas más allá de la órbita baja terrestre por primera vez desde la última misión Apolo en 1972.

Hay dos motivos por los que no lo he comentado aquí. El primero es que no se anunció nada nuevo, sino que tan solo se aprovechó la atención popular al despegue de la Orión para pregonar algo ya sabido. Pero sobre todo, el segundo motivo es que no me lo creo. Y si bien es cierto que importa un ardite lo que yo me crea o me deje de creer, se da la circunstancia de que son muchas las fuentes autorizadas del propio sector en EE. UU. las que ponen en duda la viabilidad de lo que se ha acuñado como NASA’s Journey to Mars. Y la cosa cobra una especial relevancia cuando quien tampoco se lo cree es John Holdren, asesor científico principal del presidente Barack Obama. En declaraciones a la cadena pública estadounidense PBS previas al lanzamiento de Orión, Holdren decía:

No creo que los actuales presupuestos alcancen para patear la lata por la carretera [traducción literal]. Alcanzan para, dentro de límites razonables, dar los pasos que necesitamos con vistas a, en último término, ir a Marte. Eventualmente, sí, entre ahora y 2030, necesitaríamos aumentar el presupuesto. Con el presupuesto actual no llegaríamos a Marte, eso es correcto.

Es decir. Que según Holdren, la NASA tiene el proyecto de viajar a Marte del mismo modo que yo tengo el proyecto de construirme una casa en Kenya y marcharme a vivir allí cuando mis hijos crezcan y se emancipen. O sea, una aspiración concebible, pero absolutamente inviable con los presupuestos de la NASA y los míos.

Siendo así, parecería que mis próximos movimientos deberían ser criticar el suflé del márketing de la NASA, tan vacío como la parcela en la que nunca construiré mi casa kenyana, y desacreditar la Orión calificándola como una flecha sin blanco. Pero no. Nada de esto. En cuanto al márketing de la NASA, más abajo explicaré por qué lo considero un instrumento valiosísimo. Y respecto a la Orión, como afirmo en el título de este artículo, es lo más importante que ha sucedido en el espacio desde el «pequeño paso» de Neil Armstrong sobre la Luna.

A EE. UU. le ha costado 42 años poner el primer raíl para comenzar a encaminarse hacia el lugar a donde llegó hace 47 años. No es fácil de comprender. Pero como hace unos días alegué en una respuesta a un comentario en este blog, las varias razones por las que esto ha sucedido pueden resumirse en una palabra, una que representa el gran obstáculo al que el programa espacial de EE. UU. ha tenido que enfrentarse a lo largo de los años. Esa palabra es democracia.

Mientras que la exURSS, hoy Rusia, ha podido mantener una trayectoria más o menos constante y firme en lo que respecta a su presencia en el espacio, la exploración espacial de EE. UU. está sujeta al control de los votantes. A comienzos de la década de 1970, con el fin de la carrera espacial y una guerra en Vietnam que se desplomaba hacia el desastre, ya no era pertinente ni justificable que más del 4% del presupuesto federal fuera destinado a la NASA, como ocurría en los gloriosos tiempos de mediados de los 60. Este es el único y exclusivo motivo por el que a la Luna no siguió Marte como próxima estación: ni teorías de conspiración, ni gaitas. Simplemente, se acabó el dinero, y sin dinero no hay billete.

Desde entonces, EE. UU. renunció a permanecer en el espacio más allá de la órbita baja terrestre. Los nuevos shuttles o transbordadores espaciales fueron vendidos y contemplados en su día como el autobús directo del hombre hacia las estrellas, un clímax de tecnología futurista que adornó incluso una película del mejor 007 que ha existido, Roger Moore (esperen a que me ponga el casco antes de empezar a lanzarme objetos). Pero en realidad, los shuttles fueron una aparatosa cortina de humo y un sistema destinado a periclitar.

A lo largo de las pasadas cuatro décadas, la exploración humana del espacio ha encontrado en EE. UU. escasos apoyos y numerosos detractores, sobre todo entre los científicamente conservadores, que no necesariamente coinciden con los ideológicamente conservadores. Y cuatro décadas es demasiado tiempo para conservar lo aprendido. No es que la tecnología del programa Apolo desapareciera o quedara confinada en ordenadores obsoletos a los que ya no se puede acceder. Según Keith Cowing, uno de los tipos que mejor conocen la NASA en todo el mundo –exempleado de la agencia y fundador del blog NASA Watch–, se trata de una leyenda urbana: todos los planos de las Apolo están microfilmados y los almacenes de la NASA aún conservan toneladas de tecnología de entonces. Pero lo que sí es cierto es que los ingenieros de entonces se retiraron o murieron sin que nadie tomara su relevo, y se dice que hoy no existe una sola persona que conserve todo el conocimiento global de aquellas misiones. Y si una fábrica de zapatos abandona esta actividad y decide dedicarse en su lugar a curar jamones durante 40 años, volver a fabricar zapatos supondrá un regreso a la casilla de salida. Las máquinas seguirán ahí, pero lo que se conoce como know-how se habrá volatilizado.

La cápsula Orión después de su amerizaje en el Pacífico el pasado 5 de diciembre. Imagen de U. S. Navy.

La cápsula Orión después de su amerizaje en el Pacífico el pasado 5 de diciembre. Imagen de U. S. Navy.

Es por esto que el programa Orión ha obligado a la NASA a practicar una verdadera excavación arqueológica en sus archivos y en sus almacenes para alcanzar algo parecido a lo que se logró hace más de cuatro decenios. Por ejemplo, el escudo térmico de la Orión es básicamente el mismo que se utilizó en las Apolo. En 2008, un equipo de la NASA viajó a un almacén de la Smithsonian Institution en Maryland para abrir una vieja caja en la que se guardaban fragmentos del escudo térmico de las Apolo, con el fin de estudiar su diseño y la respuesta de los materiales.

Todo lo anterior explica el inmenso logro que supone haber llegado al momento en que la Orión ya es una realidad, aunque el cohete destinado a llevarla al espacio aún no lo sea. Y que el primer vuelo de prueba de la nave la pasada semana se completara con una perfección milimétrica en todos sus pasos y todos sus sistemas nos confirma que estamos en los primeros días del regreso del hombre al espacio, la exploración humana 2.0.

No obstante, como decía Holdren, para dar el salto efectivo hará falta mucho más dinero. Y es dudoso que el contribuyente actual compre. Sin embargo, en los últimos años otro jugador ha entrado en el tablero de la exploración espacial: el sector privado. La iniciativa empresarial ya ha remolcado al espacio a las agencias estatales en sentido literal, gracias a las misiones privadas a la Estación Espacial Internacional. Pero también en un sentido menos literal, el acceso de las compañías a la carrera de las misiones tripuladas puede remolcar el peso muerto de las agencias estatales que no desean convertirse en actores secundarios, además de suplementar los fondos necesarios. La nueva exploración humana del espacio será en parte privada, o no será. Aunque a muchos no les guste.

Pero decía que iba a elogiar el márketing de la NASA, y con esto termino. Gracias a ese amplio esfuerzo publicitario, quienes tenían uso de razón en julio de 1969 pudieron disfrutar de la retransmisión televisiva más trascendental de la historia. Gracias a ese márketing pudimos seguir en directo la primera prueba de la Orión. Frente a la criticada actitud, digamos traslúcida, de nuestra propia agencia europea del espacio (la ESA), la NASA es una constante ventana abierta hacia el espacio. Digámoslo de esta manera: si algún día los chinos llegan a la Luna, nos enteraremos después y a medias, y difícilmente llegaremos a sentirlo como algo propio. En cambio, la NASA nos sienta a todos en primera fila como testigos directos, nos hace partícipes de sus logros como si realmente representaran a la humanidad en su conjunto. Por algo fueron ellos quienes inventaron Hollywood. En una entrevista el día del debut de Orión, el director de la NASA, Charlie Bolden, dijo: «El mundo quiere que volvamos a asumir el liderazgo en el espacio». Por mi parte, si esto significa que podré verlo en vivo, sí, quiero.

12 comentarios

  1. Dice ser Pepe Ortega

    pues el abandono de la carrera espacial seria la ruina de EEUU, porque las empresas que fueron a la Luna nos venden los motores del Airbus (Francia+Alemania son incapaces de hacer algo tan complicado) y lo mismo los ordenadores (IBM) nos venden los sistemas de telecomunicaciones (Internet ) el software, etc etc etc todo eso avanzaron tanto por tener que ir a la Luna, ahora se acabo

    10 diciembre 2014 | 22:45

  2. Dice ser Kabri

    A mi me apasiona la idea de que el hombre pise marte, no obstante hay muchas cosas que sigo sin comprender como se podrán hacer.

    Imagino que el módulo Orion ira juntamente con otro de aterrizaje y despegue para Marte. No obstante, que yo sepa la ventana mínima posible de tiempo para ir a marte es de 2 meses y otros dos para volver.

    A parte de la locura técnica para hacer esto, por que comparando con el programa Apollo, la luna tiene poquisima gravedad y nada de atmósfera, y se necesita muchisma menos potencia para aterrizar y despegar. Marte, si bien tiene poca atmósfera, es casi como en la tierra en cuanto a gravedad. Pero obviando esto y asumiendo que se puede hacer de alguna forma. Lo que no acabo de ver es a 4 tios metidos en una lata durante 4 meses, necesitarian muchisimos recursos, aparatos para ejercitarse, ya que si no se atrofiarian completamente, y sobretodo el factor psicológico.

    Javier, tu podrías aportarme alguna luz sobre estas cuestiones? Por que no se encontrar información al respecto, al menos en castellano.

    Saludos

    10 diciembre 2014 | 23:12

  3. Dice ser a j.

    «Esa palabra es democracia»
    (creo que eso no es cierto, la palabra es: «guerra»; «presupuesto militar»; «gobierno del país» por el complejo industrial-militar).
    ¿La solución? darle la vuelta al «mito» erróneo de que las inversiones en armamento repercuten luego en tecnología y nuevos inventos para la sociedad civil: «las inversiones en la exploración del espacio repercuten en tecnología para la sociedad civil, y además no producen muertos».
    (Claro, que.. invertir en la «carrera espacial» cuando haya «mucha gente» sin derechos básicos o sin poder cubrir sus necesidades básicas.. pues..)
    (oyes, gracias por el artículo.)

    10 diciembre 2014 | 23:27

  4. Dice ser a j.

    además: la exploración robótizada del espacio también revierte (mas aún) en tecnología para la sociedad civil, y sale miles de veces mas barata. No pasa nada por afinar tecnologías mientras, y lanzar cientos de naves robotizadas durante unos años. (Y los que quieran irse a Marte, y con «su dinero» que vayan, pero quizás primero habría que hacer una auditoría para saber de donde lo han sacado. En Francia llevan años valorando la posibilidad de poner un impuesto a la riqueza exagerada)
    No hay nunguna duda de que el hombre llegará a Marte y etc pero ¿cual es la prisa?

    10 diciembre 2014 | 23:37

  5. Dice ser a j.

    el módulo «Orión» es muy pequeño para ir a Marte

    10 diciembre 2014 | 23:39

  6. Dice ser a j.

    (de hecho, un viaje con personas a Marte, estaría prácticamente robotizado)

    10 diciembre 2014 | 23:45

  7. Dice ser Sicólogo Astrál

    BIENVENIDA LA ILUSIÓN PERDIDA POR LA AVENTURA ESPACIÁL.

    Orion significa el retorno de la ilusión ciudadana por las misiones espaciales.nadie recuerda las numerosas misiones exitosas que llevaron a cabo los transbordadores americanos.de los transbordadores se recuerdan mas las explosiones,como la del Challenger,que los logros.sin embargo toda la humanidád recuerda como un logro mítico inolvidable la llegada del hombre a la luna.la realidád es que a la gente de a pie nos traen sin cuidado las misiones científicas en gravedád cero y queremos la aventura espaciál interplanetaria que vemos en las películas.bienvenida la ilusión perdida.

    10 diciembre 2014 | 23:56

  8. Dice ser Rompecercas

    La pobreza, el terrorismo, la destrucción del medio ambiente, la administración cotidiana…son asuntos feos, donde los estados tienen pocas cosa para lucirse…Ahora bien, mantener en portada una gesta espacial es una de esas cosas que da prestigio, genera poder simbólico etc… manteniéndose en un plano bastante aséptico, relativamente separado de la realidad. Para mi, todo es explicable en estos términos, algo que no podemos perder de vista, porque los logros reales quizás sean muy relativos, frente a los beneficios publicitarios. Ojo, que no nos hipnoticen como a las serpientes.

    Hasta los armamentos más modernos, los actuales, y sin ir más lejos los de la segunda guerra mundial, donde tienen mayor efecto es en el plano psicológico. Causan daños reales, pero nada comparable al terror y cómo determinan el comportamiento de la gente. La hegemonía absoluta se alcanza realmente en las mentes.

    11 diciembre 2014 | 00:04

  9. Dice ser MasterJedi

    https://www.youtube.com/watch?v=QmOaVEnV9a0

    Los Chinos ya han mandado robots a la Luna y estan construyendo una antena para alunizar en Argentina, como la de Robledo de Chavela en Madrid que sirvio para comunicarse con los Apolo, y China ya esta poniendo en orbita su propia estación espacial si no se ponel las pilas en la Nasa como en la Guerra Fria con Rusia se les adelentaran los chinos en Marte.

    11 diciembre 2014 | 01:33

  10. Dice ser kiko

    Me llevaría mucho tiempo explicar porque la NASA abandonó la carrera espacial tras el circo que montó en la luna. Pero me siento capaz de explicar por qué lo de mandar humanos a marte es otro circo. Viajar a la luna es muy, extremadamente, peligroso, cualquier pequeño fallo tiene relación con la muerte. Marte está muy, pero que mucho más lejos que la luna.¿ para qué arriesgar vidas humanas si se puede mandar una sonda e investigar todo casi como si un humano estuviera allí ? Los viajes al espacio no son películas, la vida en la tierra es muy frágil y en el espacio no tenemos ningún planeta al alcance para transportarla allí. Nadie sabe cuanto tiempo tiene que pasar para que podamos viajar más allá del sistema solar, ni qué inventos vendrán para hacer eso posible. Mientras tanto, mejor cuidar nuestro planeta para que la vida siga siendo posible y mandar sondas a los no pocos astros con tierra firme que tenemos en nuestro sistema solar.

    11 diciembre 2014 | 09:32

  11. Dice ser Antonio Larrosa

    Lo único que realmente importa es la salud y todo lo demás es superficial. Es evidente que todo eso debería darnos igual porque en la década de 2030 muchos de nosotros estaremos muertos salvo en mi caso que llevo mucho tiempo muerto.

    Clica sobre mi nombre y te diré el secreto de una muerte sana.

    11 diciembre 2014 | 12:49

  12. Dice ser Rompecercas

    Muy de acuerdo con Kiko.

    Por lo demás… es increíble comprobar que aquella imagen tan esplendorosa de los transbordadores shuttlle, el futuro maravilloso, que nos iba a hacer viajar por los espacios como si fuera lo más normal, se ha venido completamente abajo; se demuestra que aquello era una quimera, una ficción de futuro que está claro no se ha correspondido con la realidad, o en cierta manera una imagen publicitaria.
    Ahí tenemos una enseñanza acerca de cómo la ciencia muchas veces «nos estafa».

    Igualmente, no veo el paso del Orion como tan importante si es que están desembalando cajas para ver cómo se hacían los escudos térmicos. Más que un paso adelante, parece un paso atrás para empezar otra vez.

    11 diciembre 2014 | 13:50

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