El accidente del SpaceShipTwo, ¿el fin del turismo espacial low-cost?

Mucho se ha escrito sobre Virgin Galactic, la empresa del magnate británico Richard Branson que trata de abrir cuña en lo que la propia compañía y la prensa denominan turismo espacial, una denominación que algunos nos resistimos a comprar. Personalmente, me he abstenido en gran medida de comentar la andadura de esta rama del imperio Branson; tal vez porque el personaje me despierta simpatía por varias razones que no vienen al caso (lo resumo en sus compromisos humanitarios y en que comparto con él la pasión por un país llamado Kenya) y, en cambio, lo de Virgin Galactic siempre me ha sonado en las tripas como una iniciativa condenada al fracaso.

Mi principal motivo para desconfiar del futuro de Virgin Galactic es lo que anticipo en la primera frase del párrafo anterior. En mi opinión, llamar turismo espacial a lo que Virgin Galactic pretende ofrecer es como llamar turismo cultural a llegarse al Museo del Prado, contemplar la fachada del edificio y volverse para casa, pero a un precio de 200.000 dólares.

El verdadero turismo espacial se ha venido practicando durante algunos años desde que en 2001 el millonario estadounidense Dennis Tito fuera el primer no astronauta en volar a bordo de una nave rusa Soyuz a la Estación Espacial Internacional (ISS), donde permaneció durante ocho días. Después de él, otros siete civiles han repetido el viaje costeándolo de su bolsillo, a un precio de entre 20 y 40 millones de dólares. Los clientes que viajan a la ISS pagan un exceso del coste real de su billete que entra en la bolsa de los fondos destinados a la exploración del espacio.

Después de un hiato de seis años desde la visita del hasta ahora último turista de lujo, el fundador del Cirque du Soleil Guy Laliberté, la empresa Space Adventures, responsable de esta oferta, anuncia que en 2015 reanudará sus viajes con la soprano británica Sarah Brightman. Es obvio que el ciudadano común no puede permitirse este capricho, pero también que en este planeta hay una larga lista de personas capaces de pagarlo. No me cabe duda de que Space Adventures continuará captando clientes multimillonarios para una experiencia tan única e inimitable como unas vacaciones en la órbita terrestre.

En comparación, la idea de Richard Branson es ofrecer un turismo espacial low cost, pero vendiendo una experiencia que es un quiero y no puedo: un vuelo suborbital en un avión que se llega hasta el borde del espacio, donde los clientes podrán ver el cielo negro sobre sus cabezas y experimentarán una sensación de ligereza durante unos seis minutos, para después bajar de nuevo a las garras gravitatorias de la madre Tierra. Total, un par de horas de vuelo. Llamar a esto turismo espacial es como mínimo una exageración, por no calificarlo con un término más contundente.

Restps de la nave de Virgin Galactic SpaceShipTwo tras su accidente sobre el desierto de Mojave (EE. UU.).

Restos de la nave de Virgin Galactic SpaceShipTwo tras su accidente sobre el desierto de Mojave (EE. UU.).

Por mucho que la lista de potenciales clientes capaces de gastar 200.000 dólares sea mucho mayor que la de quienes pueden pagar 40 millones por el viaje de Space Adventures, tengo mis serias dudas de que la experiencia compense el gasto, y de que Branson logre una abundante clientela más allá de las celebrities que ya se han apuntado por su relación con el personaje o por un deseo de publicitarse.

Para empeorar las cosas, como ya es sabido, el pasado viernes la nave SpaceShipTwo de Virgin Galactic se estrelló durante un vuelo de prueba en el desierto estadounidense de Mojave, matando a uno de sus dos pilotos e hiriendo gravemente al otro. Es inevitable recordar el caso del Concorde, que perdió la confianza de los viajeros tras un solo accidente en 27 años de servicio impecable. Los siete Concorde de British Airways transportaron sanos y salvos a más de dos millones y medio de pasajeros en casi 50.000 vuelos, a lo que habría que sumar las cifras de los otros siete aviones de Air France. El SpaceShipTwo se ha estrellado en su vuelo de prueba número 35.

Por el momento, Branson ha anunciado que seguirá adelante con sus planes, a la espera del resultado de las investigaciones sobre el accidente. Pero ¿quién estará dispuesto ahora a subirse a un aparato que ha fracasado antes de llevar un solo pasajero?

5 comentarios

  1. Dice ser rompecercas

    ¿Alguien ha visto la película Bazil? Ojo, que nos venden una ciencia y técnicas marvillosas y todo es mucho más cutre.

    https://www.youtube.com/watch?v=4aEiu50wi5g

    03 noviembre 2014 | 23:46

  2. Dice ser Alicante Gusta

    Pues si yo tuviese el suficiente dinero haria ese vuelo suborbital

    http://alicantegusta.com/cultura/12-cultura/1261-cine-vos-en-el-maca.html

    04 noviembre 2014 | 08:42

  3. Dice ser Fercho

    Para el que ha escrito el artículo:

    ¿No viajas mucho en avion? Es posible que no estes informado bien. Te sugiero que le eches un vistazo a los vuelos de prueba del A-320, uno de los aviones mas utilizados del mundo. Concretamente me refiero al vuelo de presentacion que la empresa fabricante realizó.
    La gente es como un rebaño de cabras, se la lleva por donde conviene.
    Si me sobrara el dinero no dudaria en probar este tipo de «viajes», y disfrutaria con la impotencia del que quiere y no puede.

    04 noviembre 2014 | 09:51

  4. Dice ser Chus

    Hombre Javier, comparar el accidente del concorde con el de este avión suborbital de pruebas me parece un tanto aventurado. Lo del concorde en su día me sonó a excusa para quitarselo de enmedio, no a perdida real de confianza. No dejaban de ser aviones viejos y caros, aunque fueran muy buenos. Son cosas que han pasado o pasarán con todos los modelos de avión. Tanto va el cántaro a la fuente…
    Otra cosa son los vuelos de prueba, que por su propia naturaleza tienen unos riesgos muchísimo mayores. A ver que sale de todo esto, de todas formas, porque también desprende un cierto tufillo.

    Con lo que si estoy de acuerdo contigo es con lo de llamar a un vuelo de dos horas «turismo espacial». No dejará de ser una experiencia interesante para quien se la pueda permitir (ojalá yo pudiera), pero para ser turismo espacial real habría que salir al espacio y estar tiempo suficiente como para ver cosas. Faltan aún muchas décadas, sabe Dios cuantas, para que pueda haber un turismo espacial real aunque sea a precios desorbitados más allá de los poquísimos que pueden permitirse unos días en la ISS, que aún siendo turismo espacial no deja de estar un tanto descafeinado (y de nuevo, ojalá pudiera hacerlo yo, que de poder lo haría sin dudarlo ni un segundo).

    Un saludo.

    04 noviembre 2014 | 11:06

  5. Javier Yanes

    Chus,

    Lo cierto es que el Concorde era considerado en su día uno de los aviones más seguros del mundo (http://abcnews.go.com/International/story?id=83069), y el accidente fue determinante en su fin. Después de la tragedia todos los aparatos dejaron de volar, algo que no ha ocurrido (que yo sepa) por un solo accidente de un modelo concreto de avión (sí en el caso de problemas repetidos, como ocurrió con los DC-10). El anuncio conjunto de BA y AF de suspender operaciones fue interpretado como un mensaje de que el avión ya no era seguro. Pero BA afirma que el Concorde era rentable para ellos (no para AF), por lo que es probable que hubiera continuado volando de no haber sido por el accidente.

    Del mismo modo, muchos han perdido ahora la confianza en el SpaceShipTwo (algunos nunca han confiado en él). Ya han empezado las cancelaciones de reservas:
    http://www.theguardian.com/science/2014/nov/05/virgin-galactic-seatholders-ask-for-refund-on-tickets

    Un saludo,
    Javier Yanes

    05 noviembre 2014 | 12:08

Los comentarios están cerrados.