Panspermia, la teoría de los meteoritos fecundadores

Meteor Crater, en Arizona. Erik Charlton.

Meteor Crater, en Arizona. Erik Charlton.

Por Mar Gulis

En 1969 cayó en Murchison (Australia) un meteorito cargado de buenas noticias para quienes piensan que el universo está lleno de vida. En los fragmentos de aquel objeto no se encontró ningún ser extraterrestre pero sí moléculas orgánicas que son la base del desarrollo de la vida. Un análisis detallado demostró que en la roca había quince aminoácidos que se habían formado fuera de la Tierra; algunos de ellos, incluso, todavía no se han encontrado en nuestro planeta.

El hallazgo probaba que la materia orgánica puede ‘sobrevivir’ a las altas temperaturas  que se producen cuando un meteorito atraviesa la atmósfera. Las moléculas de carbono resisten en el interior de la roca porque la gran velocidad a la que caen estos objetos –entre 10 y 70 kilómetros por segundo– hace que solo se ‘incendien’ las capas superficiales.

Los científicos no descartan que, si los meteoritos pueden transportar materia orgánica, en algún momento de la historia nos hayan ‘traído’ vida propiamente dicha (bacterias en forma de espora, por ejemplo)y que, incluso, esa vida haya sido el origen de todos los seres vivos de nuestro planeta.

Meteor Collision from Zach Gildersleeve on Vimeo.

Esto supone aceptar que la vida no es un fenómeno exclusivo de la Tierra sino que se encuentra en otros lugares del universo, a los que habría llegado a través de meteoritos ‘fecundadores’ de planetas. Esta teoría se conoce  nada más y nada menos con el nombre de litopanspermia, del griego lito, piedra; pan, todo; y spermia, semilla.

En su libro Extraterrestres (CSIC-Libros de la Catarata), Javier Gómez-Elvira y Daniel Martín explican que, si bien no se ha logrado probar, esta propuesta cuenta con buenos argumentos a favor.

Uno de ellos es que en la Tierra existen microorganismos capaces de sobrevivir en los fragmentos que se proyectarían al espacio tras el impacto de un gran meteorito. Esto quiere decir que, si en Marte hubiera habido vida antes que en la Tierra, el choque de un meteorito sobre su superficie habría lanzado trozos de material con compuestos orgánicos al medio interestelar y estos podrían haber alcanzado nuestro planeta. Vamos, que todos nosotros podríamos tener un origen marciano.

Otro argumento favorable es que algunos microorganismos pueden aguantar las duras condiciones de vida en el espacio, como los altos niveles de radiación ultravioleta o el enorme contraste de temperaturas.

Panspermia sí o panspermia no, tenemos que ser conscientes de que este debate no responde a la pregunta del origen de la vida. Aunque llegara a demostrarse que ‘venimos’ de Marte o de otro planeta, todavía quedaría una pregunta muy importante por responder: ¿cómo narices apareció la vida en el universo? Se trata de una pregunta de plena actualidad en ciencia, a la búsqueda de cuya respuesta la astrobiología está dedicando enormes esfuerzos…

Si quieres más ciencia para llevar sobre la vida en el universo consulta el libro Astrobiología (CSIC-Libros de la Catarata), coordinado por Álvaro Giménez Cañete, Javier Gómez-Elvira y Daniel Martín Mayorga. 

4 comentarios

  1. Dice ser Mencey

    Interesante artículo…

    04 junio 2014 | 12:21

  2. Dice ser El Dóctor

    No es una teoría, es una realidad.

    04 junio 2014 | 12:50

  3. Dice ser Pedro

    Lo que es logico y coherente es plausible. El creacionismo no lo es.

    04 junio 2014 | 18:33

  4. Dice ser Al Sur de Gomaranto

    Pensar que fuimos engendrado
    por una roca oportuna
    que desflorando al planeta
    eyaculó en él… la vida.
    Todo se crea lo mismo
    por amor o por egoísmo,
    por tener placer y sexo,
    y la verdad que fuera de eso,
    no hay nada y menos, vida.

    05 junio 2014 | 06:52

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