Poco a poco vamos llegando a la recta final de esta aventura tras concluir las etapas 4 y 5. Esta última, la más larga del recorrido con 77,8 kilómetros. Una etapa durísima en la que he estado casi 8 horas corriendo, después de las casi 18 horas acumuladas de las 4 etapas anteriores. Tanto el cuerpo como la mente comienzan a estar agotados, pero puedo decir que a falta de la etapa final, que es la corta, veo cada vez más cerca mi objetivo.
Atacama está siendo con diferencia el desierto más duro y espectacular de esta aventura de los 4 desiertos, pero aún queda la Antártida y sus 250 kilómetros a temperaturas por debajo de los -35ºC.
Aunque sigo notándome con fuerzas suficientes paras culminar la recta final de este desafío manteniendo mi liderato, es verdad que según ha ido pasando cada etapa voy notando que las energías se van consumiendo. La carga de trabajo durante tantos días seguidos, la falta de descanso y la alimentación justa hacen que las pilas se vayan descargando, aparezcan las molestias y se multiplique la dureza que ya de por sí caracteriza a esta prueba.
Creo que una parte fundamental para haber llegado hasta aquí es dosificar los tiempos y energías en etapas tan largas a las que uno no está acostumbrado, y creo que esto es algo que todos podemos extrapolar y adaptar a nuestros entrenamientos y carreras más largas.
Cuando nos enfrentamos a una distancia a la que no estamos acostumbrados es importante mantener la concentración y motivación durante toda la carrera para poder llegar hasta el final.
Yo en este desierto estoy corriendo durante más de 4 horas seguidas cada día, algo que no es habitual para mí. Esto mismo puede ocurrirle a un corredor que está acostumbrado a correr tiempos inferiores a la prueba que va a disputar. Algo que me está ayudando a mantener la concentración y motivación aquí en el desierto y que creo que todos podemos poner en práctica en una prueba de mayor duración, es el ponerme pequeños premios cada cierto tiempo.
Estos días me he ido dosificando cada etapa con pequeños “regalos” de la siguiente forma: Cuando llego a la primera hora de carrera, me auto recompenso con un gel, media hora después es el momento de la barrita. Cuando llego a las 2 horas me tomo unas gominolas y comienzo a ponerme la música cuando he alcanzado las 3 horas de etapa.
Puede parecer una tontería, pero estos pequeños objetivos que nos vamos poniendo a lo largo de una carrera o entreno nos hacen mantener la concentración, nos llevan a pensar en llegar a ese objetivo que vemos más accesible y parece que no pensamos tanto en todo lo que queda hasta el final y además nos hacen motivarnos cada vez que conseguimos llegar a uno de estos objetivos. Además, teniendo en cuenta que aquí la alimentación ha sido básicamente mediante comida liofilizada, una barrita energética se convierte en un auténtico manjar
Creo que es una forma de hacer más llevaderos estos entrenos o carreras y que nos permite perseverar en la consecución de nuestros objetivos, Al menos a mí me han servido para llegar hasta aquí y por supuesto lo aplicaré también en la última etapa de esta aventura.
@chemitamartinez