Mil historias de sexo y unas poquitas de amor Mil historias de sexo y unas poquitas de amor

Mil historias de sexo y unas poquitas de amor

Archivo de diciembre, 2009

Hay veces que dejas el solomillo por una hamburguesa

Cualquier hombre, bueno, muchos hombres dirían que con esta mujer en casa, ya no les hace falta más, pero no es así. Es Eli Nordegren, la mujer de Tiger Woods.

Ni siquiera con este pedazo de cuerpo tienen suficiente, y así es la naturaleza, que dice un amigo mío, «que nos arrastra detrás de otras hembras aunque la que tengamos en casa esté tan buena o más que esta.

Y así le ha pasado al golfista Woods, el marido de esta potente señora, que llevaba una doble vida y al que le han contado hasta nueve amantes.

Y el que diga que sí es suficiente es que no tiene cartera -que es lo que nos pasa a la mayoría- o está muy influenciado por la cultura de siglos que impone una mujer para un hombre y viceversa, sigue diciendo mi amigo.

La que fuera Miss Noruega está sufriendo porque su marido le ha sido infiel y ella, que estaba dispuesta a perdonarlo cuando se creía que sólo había sido una infidelidad, le ha dicho que nones al comporbar que la lista de amantes era extensa y demasiado para su body.

Ya lo dice también mi novio: También del mejor solomillo se cansa uno, y hay veces en que te apetece más comerte una hamburguesa.

La vida es así.

Caray con la potencia sexual del chavalito

18 añitos, cara de niño, seriecito, parece que no ha roto un plato en su vida, pero tiene una potencia sexual que ya quisieran muchos de 30 o de 40.

Esto lo dice quien se está beneficiando al niño, con conocimiento de causa, claro.

Desde que hace una semana dieron rienda suelta a lo que les rondaba en la cabeza cada vez que se veían, esta mujer, que le lleva veinte años al sobrino de su amiga, ya no piensa en otra cosa y busca el momento para repetir, porque según dice, ese chico -no dice hombre- es una bomba que la vuelve loca.

Tanto, que el apaño que ella tenía hasta hace una semana ha debido pasar al olvido con la misma facilidad con la que se enrolló con este. Y él con ella, claro, que tampoco es manco el niño y sabe lo que quiere la otra. Parece como si lo supiera de toda la vida.

Me alucina la facilidad de algunos jovencitos para ligar y conseguir echar un polvo o dos con las maduras.

Y me alucina más que ella no lo vea como un crío, tampoco como un hombre, pero dice que niño no es, porque las cosas que hace no las hacen los adolescentes.

Debe de ser cosa de familia, el hermano del chaval, que le saca un par de añitos, también tiene una amiguita con derecho a polvo de 36.

No he preguntado por el resto de los hombres de la familia.

A veces es mejor olvidarse del sexo

«¿Quién eres tú?» «¿Qué estoy haciendo en esta cama?» «¿Por qué estamos desnudos?»

Estas preguntas se las hacía a su partenaire, según un médico que lo trató, un hombre que acababa de mantener sexo y no se acordaba de nada de lo que acababa de hacer.

Sí, es verdad que hay veces en que es mejor que caiga en el olvido inmediatamente, pero los casos en que no ocurre esto por voluntad propia, según volví a leer ayer en una noticia, se llama «amnesia sexual» y también «sexo para olvidar», según los sexólogos que lo califican de trastorno «raro pero inquietante», sobre todo si le ocurre a la persona con la que uno lleva emparejado una porrada de años.

Es un episodio concreto de pérdida de memoria que ocurre tras el coito, y que se prolonga durante un breve lapso de tiempo. La persona que lo sufre no es capaz de recordar nada de la relación sexual que acaba de mantener, ni de ningún otro acontecimiento reciente.

Puede durar varias horas y afecta sobre todo a personas entre 45 y 60 años. Las causas: estrés, dolor, abuso de medicamentos, bajo nivel de potasio en la sangre…”.

Una amiga que ayer me pasó la noticia dice que le ve sus ventajas: una, que como decía al principio, hay polvos que son para olvidar; y otra, la contraria, que como no te has enterado de lo que has hecho, puedes repetir sin salir de la misma cama.

Mujeres a las que nunca les duele la cabeza

Como está el patio de mis amigas. Están desatadas. Con los cuentos de la de los seis polvitos diarios, quieren subir ellas también su media y se va a emplear a fondo este puente.

Unas, porque tienen al hombre lejos y tienen que aprovechar estas ocasiones; y otras, porque han decidido quitarse las telarañas, después de un porrada de años sin que ni el propio les hiciera caso. Y una vez mandado el marido y la vida matrimonial a freír monas, se han puesto manos a la obra en busca del polvo perdido.

Una de estas, después de salir del tunel marital, porque él pasaba de ella, tiene ahora dos amantes muy dispuestos a hacerle caso y mucho más. Entre ellos -los dos amantes- se llevan diez años y ambos son más jóvenes que mi amiga, que está encantada con las alegrías que eso le da a su cuerpo.

Vamos que se encuentra la mujer más sexy del mundo, cuando, hasta ahora, ni se había preocupado por si era atractiva o dejaba de serlo, porque como el marido no la consideraba en este sentido, se había olvidado de que aún puede gustarle a un hombre y de ser para él la mejor del mundo.

Está más ancha que larga y además lo cuenta para que la de la media docena no se crea que es la única. «Yo, como la Esteban -dice-. Estoy superfeliz, estoy superfeliz…».

Pues eso, que otra que va camino de los seis.

Una media de seis polvitos al día

Yo no me lo creía, pero ella me asegura que es verdad y lo dice como quien no quiere la cosa, como si fuera lo normal.

Normal para ellos y unos pocos más, porque no he escuchado yo muchas medias como la suya. Están recien casados, pero cuando han sido novios, lo mismo: dos por la mañanita, dos después de comer juntos y otros dos o tres, depende del día, por la noche.

Lo de dos cada vez no es casualidad, es que al señor no le basta con uno sólo y siempre quiere más, nunca está cansado para eso. Y claro, ella que no conoce otra cosa, pues lo ve como lo más natural del mundo. Como si eso le pasara al común de los mortales.

Una amiga común siempre le dice lo mismo. Que dónde ha encontrado esa joya tan rara, que no sabe lo que tiene y que de habitual, nada, que para ella lo habitual es uno a la semana y gracias; y tiene cuatro años más que la de la suerte, ronda los cuarenta.

Así que tampoco es que sea por el vigor de la juventud, porque él está cerca de los cincuenta, pero resiste -cuenta ella- como si fuera un jabato de 25 pero con experiencia. Que no siga hablando, que nos hunde en la miseria.

Con cara de asombro, primero, y de envidia, después, tiene a todas sus amigas cuando se reúnen y hablan del ritmo y la frecuencia de sus relaciones sexuales.

¿Qué comerá ese orgasmeitor? Según su mujer, nada de la farmacia. Son los aires del Norte, que cría a los hombres muy bien.

Imagen: Pareja de enamorados, de Otto Mueller.

Apoyo al manifiesto «En defensa de los derechos de Internet«

Sexo rápido y adiós

A los españoles les gusta planificar sus relaciones sexuales y dedicarles su tiempo. Pero también hay muchos a los que les gusta practicar lo que se llama sexo rápido, pese a su mala leyenda.

Lo he leído en una guía sobre sexo rápido, que es el que se practica con desconocidos y sin mediar casi palabra. Su aliciente es la novedad, la inmediatez, la ausencia de compromiso.

Lo que excita y hace disfrutar -dice la guía- es el encuentro casi clandestino con un desconocido.

Dice que se practica acudiendo a los lugares que son ‘vox populi’ o consultando guías por Internet, que facilitan este tipo de encuentros.

Hay foros que permiten a quienes buscan este tipo de actividad sexual, sin compromiso, quedar en lugares y horas concretos. Una vez allí, sexo rápido y adiós.

También se utiliza el Bluetooth de los teléfonos móviles. Alguien lo activa y lanza el mensaje. Aquellos terminales que estén a pocos metros de él y tengan encendidos ese dispositivo reciben el mensaje, lo leen y, si les interesa, responden y acuerdan la cita, dice la guía

Los lugares donde se hace son poco transitados. Unas veces, se utilizan los aseos de lugares como gimnasios, estadios, edificios de conferencias, estaciones de ferrocarril, etc.

Otras se realiza en zonas amplias, al aire libre, pero lejos de finales de trayectos de transportes públicos, para forzar a que la gente vaya en coche.

Una vez allí, cada cual va a lo suyo con quien pille. En ocasiones, dentro del propio coche, pero sin ocultarse; en otras, al aire libre. Unos miran sin ser molestados por ello y otros practican el sexo.

P.D. He dejado bien clarito que es una guía de sexo rápido que he encontrado en radiosexo.com.