Mil historias de sexo y unas poquitas de amor Mil historias de sexo y unas poquitas de amor

Mil historias de sexo y unas poquitas de amor

Archivo de septiembre, 2009

Se dan vacaciones, cansados de tanto amor

Se comían a todas horas, con la mirada, con las boca, con los ojos, con sus cuerpos…

Desde que se conocieron en el metro, un día de hace 18 años, casi no se han separado. Forman una pareja, de las que nunca te las imaginas por separado, porque siempre han estado y han hecho todo juntos. Les gustaba, y como no tienen hijos, porque nunca los quisieron, pues tenían todo el amor para ellos dos.

Para mí, excesivo.

Hace una semana él me contó que se estaban tomando un descanso, que se habían ido de vacaciones por separado y que él se había trasladado a vivir a un apartamento.

Cuando le pregunté si lo que me estaba contando era que se habían separado, me miró extrañado y me dijo que no, que se habían tomado un descanso, porque la pareja desgasta mucho y querían recargar pilas.

Y la vuestra más, le contesté, porque ese exceso de amor debe de ajar mucho.

Pues están contentos, porque se lo han tomado en serio y hacen como si empezaran otra vez. Cada uno en su casa -eso preserva mucho el amor-, cada uno con su trabajo y con su vida en parte, porque en cuanto llega el fin de semana, quedan para irse por ahí, como cuando se conocieron.

Se lo han montando de lujo. Bueno, como siempre, porque estos dos tienen una suerte bárbara, además de trabajarse la relación, les sale todo a pedir de boca.

Que les sea provechoso el descanso.

Los hombres dejan de pensar ante una mujer guapa

Yo ya sabía que los hombres ante una mujer bella o ante un buen culo no es que dejen de pensar, pero sí se paralizan y dejan de hacer lo que estaban haciendo.

Lo sé porque cuando pusieron en las marquesinas este cartel publicitario, un amigo mío que iba en coche por la Gran Vïa de Madrid se dio un topetazo con el coche de delante porque no frenó, embobado como estaba con el cartel.

Luego supe que en los primeros días de estar en la calle esta chica tan lozana había habido bastantes incidentes de chicos que se daban de narices con la marquesina por ir mirándola.

Me he acordado de aquello cuando he leído que un estudio -el enésimo que veo sobre los asuntos de la atracción sexual-confirma «científicamente» que un hombre se queda atontado cuando está frente a una mujer guapa. Esto, sin generalizar.

El mismo estudio señala que las mujeres en cambio siguen pensando al ver a un hombre apuesto.

Los investigadores de la Universidad de Radboud, en Holanda, analizaron a 50 estudiantes varones después de haber tenido contacto con mujeres especialmente bellas, y concluyeron que después de este acercamiento, los hombres no piensan igual y tienen problemas de concentración.

Las 60 mujeres analizadas no reaccionaron igual que los hombres. ni presentaron problemas de concentración.

No sé si dejo de pensar, pero yo sí que me paro y me giro al ver a un chico guapo que pase a mi lado por la calle. Y no le digo algo, porque todavía no he perdido del todo la vergüenza, pero estoy a punto.

Las víctimas del macho alfa

«El macho alfa es el lider de la manada, el que se folla a todas las hembras. Es el más dotado, el que mejor pelaje tiene, el que ha vencido al resto de los machos, en fin, todo lo contrario al Pagafantas».

Así explicaba Reverendo el otro día cómo es el gran follador al que yo hacía referencia en mi anterior post Las amantes, al cuarto de follar

Muchas de las mujeres que escribieron decían que querían conocer al tal macho Alfa, sin pensar casi en las consecuencias, que las hay y son muy destructivas.

La mayoría nos vemos atraídas por este tipo de hombres malotes, que sólo quieren a las mujeres para una cosa o para dos. Es un atavismo del que no nos hemos podido desprender todavía hoy.

Luz decía que un hombre como el amigo al que yo me refería le rompió el alma en mil pedazos. «Aún hoy no he podido recuperarla por completo. Ya no me fío de nadie, ya nadie es bueno, ya nadie es como él. Con todo no me averguenza decir que saldría corriendo a su encuentro en el mismo instante que me lo pidiera. Y en esa espera van mis últimos 22 años, de vida».

Yo también conozco a un chica que hoy está sufriendo lo que para ella fue el gran amor de su vida, hace 15 años, y para él, un entretenimiento de verano, como muchas otras.

Esas mujeres, dice Luz, son las grandes olvidadas de las historias de amor. «Mujeres que entregaron todo a cambio de nada. Son hombres que nos embrujan y tambalean nuestras vidas, que nos hacen vagar a la deriva y aún así estaríamos dispuestas a repetir».

No sólo las mujeres son las víctmas, como apuntaba Duende:

«Comprendo el sentimiento de muchos hombres que aquí han dejado su parecer, sobre lo que supone estar con una mujer tras el paso por su vida de un tenorio… Son mujeres insatisfechas e inseguras, que no acaban de estar plenas. Lanzo al aire la posibilidad de hablar de los hombres que debemos querer y cuidar a esas mujeres, que están rotas o a medias, que nunca nos pertenecen del todo».

¿Qué es lo que nos dan? ¿Qué química es esa que trastoca cualquier plan? ¿Qué tienen estos hombres que los hace tan irresistibles?

Las amantes, al cuarto de follar

Un amigo mío muy particular, un tipo serio y formal cuando va con traje, con buena profesión, alto nivel de vida y el que más folla de España, va a dejar la soltería, para disgusto de todas sus amigas con derecho a roce.

Ha decidido casarse con la mujer de la que siempre estuvo enamorado, aunque ella lo dejara para largarse con otro, pero eso ahora no viene al caso, porque se han arreglado. Y aunque él dice que es hombre de una sola mujer -sólo lo dice él-, deja por el camino un reguero de amantes con las que pretende seguir manteniendo una «buena» relación de amistad o lo que sea. Será más bien esto último.

Una de ellas, la última que ha conocido y la primera en otras muchas, cosas lamentaba el otro día que este hombre se case, porque no la va a llevar más al cuarto de follar.

A las amantes de una noche, o de dos si son dispuestas, cuando acaban en su casa -la de él-, las lleva al cuarto de follar, porque dice que su habitación, con una cama kilométrica, es un lugar sagrado en el que sólo entra él. Bueno y alguna que ha conseguido traspasar la barrera de las 24 horas que él siempre impone.

Las demás, al cuarto del fornicio, que, por otro lado, tendrá los días contados si se va a casar. Como se le acabarán sus idas y venidas y mucho de lo que ha estado haciendo hasta ahora él solito.

Es lo que tiene el matrimonio, pero, como dicen, sarna con gusto no pica.

¿O sí?

Mi hombre me es infiel

Ha llegado enfurecida a mi casa y ha tirado todo lo que ha encontrado por delante, gritando no sé qué de una traición y de una infidelidad.

No he podido entender la jugada hasta que se ha calmado un minuto para explicármelo, porque después, al verbalizarlo, se ha vuelto a poner como una hidra.

Cuenta que su hombre le ha sido infiel -no me gusta nada este concepto de la infidelidad-, que ha tenido una aventura con otra mujer, que le ha pillado -son sus palabras- y que «encima» él lo ha terminado reconociendo -craso error-. Lo tiene todo.

¿Pero te ha dicho que se acabó, que se va con ella?, le pregunto.

Que va, responde. Era sólo un homenaje que se ha dado. Me dice que no significa nada, pero a mí me parece una traición en toda regla.

Cuando le pregunto si eso es suficiente para mandarlo todo a la porra, me dice que no, que ella lo quiere y que sigue loca por sus huesos.

Entonces, le digo, qué traición ni qué niño muerto, eso es sólo una cana al aire, y mejor que te lo tomes así. Tú hubieras hecho los mismo, y entonces andarías por aquí, igual, pero pegando gritos de otro tipo.

Dice que ya sabe que es sólo un aire, que no pasa de ahí, porque es consciente de que él la quiere con locura, pero tenía ganas de montarle un pollo, porque si se lo pone tan fácil, esto es Jauja.

Boda con un absoluto desconocido

No me gustan las bodas, pero esta me llama la atención por lo inesperado y por lo que tiene de imprevisible lo que viene después.

Una amiga cuarentañera se casa. Acaba de conocer a su futuro marido, pero dice que casi es mejor, porque así se van descurbriendo poco a poco y que así ocurre en medio mundo y no pasa nada.

Se quiere casar por todo lo alto, porque ese siempre ha sido su sueño, pero hasta ahora no había dado con quien. Ella, que ha perdido a cabeza más de una vez por un chico malo, ha estado siempre esperando al hombre equivocado hasta que ya se ha dado cuenta de que se hace mayor y de que quiere dejar de ser tan libre.

Hay que ver lo que nos gustan los chicos malos.

Me encanta la expresión que utiliza, para decir que se tiene que sacar de la cabeza al chico malo del que ha estado colgada tanto tiempo. Dice que le tiene que dar matarile, porque ahora tiene que pensar más en su futuro marido.

Ya puede echar horas, porque lo tiene que conocer en poquito tiempo, aunque eso a ella no le importa, porque tiene toda la vida por delante.

Está contenta, pero no de amor ni de atracción, sino porque va a dejar la soltería y se va a casar «como dios manda», que es lo que quería desde hace mucho tiempo.

Sólo espero que le salga bien, porque empeño ha puesto un rato.