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De cómo vivir sin dinero o con muy poco

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Una app que ayuda a llevar una vida sin plástico

Go Zero Waste es un proyecto de aplicación para poder llevar una vida sin plásticos, que ayudará a realizar pequeñas acciones para reducir el montón de basura que genera cada persona en su día a día.

Sus creadores han comenzado una campaña de microfinanciación en la plataforma Ulule para poder llevar a cabo el proyecto. Preocupados por la gran cantidad de plástico que consumimos y el impacto de nuestro consumo en el planeta, están decididos a cambiar nuestros hábitos y empezar el camino hacia una vida sin residuos. Quieren crear la herramienta que anime a otras personas a sumarse al cambio de manera ágil, fácil y atractiva.

Necesitan recaudar 10.000 euros para crear la primera versión de la app y expolican que Go Zero Waste será la herramienta digital para llegar a vivir sin generar residuos, (objetivo Zero Waste)).

Si se reúne la cantidad necesaria para desarrollarla, la app estará disponible en unos meses de manera gratuita para IOs y Android.

Con la aplicación se podrá crear la lista de la compra con los productos necesarios para la compra de la semana/mes, descubrir alternativas Zero Waste a los productos de uso cotidiano, acceder a menús y recetas para una dieta saludable, con productos ecológicos y de proximidad y encontrar otros servicios como bares, restaurantes, hoteles y empresas que tengan una conciencia y metodología Zero Waste.

También será posible, según los promotores de la app, encontrar dónde comprar los productos de la lista cerca, crear la mejor ruta para optimizar el tiempo de compra y conseguir descuentos por traer tus propios recipientes y recibir promociones de los comercios habituales.

Y si no se dispone del tiempo necesario, te traen la compra a casa de forma sostenible: a pie, en bici o en moto eléctrica. La pp permite además enviar la lista de la compra y el mejor horario para recibir a domicilio y con la red de Zero Wasters lo llevan a casa o al trabajo.

Los usuarios de Go Zero Waste app podrán conseguir descuentos en tiendas y servicios al utilizar la aplicación, retos personalizados para alcanzar el objetivo Zero Waste en 1 semana, 1 mes o un 3 meses y puntospor cada residuo no generado que se pueden intercambiar por entradas, productos o promociones de las empresas adheridas a la plataforma.

Más información en: https://es.ulule.com/gozerowaste-app/

El 30% de los alimentos se tira a la basura

Los menores de 35 años con estudios superiores y renta media/alta son las personas que más desperdician.

Esta es la principal conclusión de una encuesta sobre desperdicio alimentario en los hogares madrileños, encargada por la Universidad Pontificia Comillas y Prosalus (organización no gubernamental de cooperación al desarrollo), que se ha presentado esta mañana en Madrid.

La encuesta, elaborada por las investigadoras Victoria Labajo y María Eugenia Fabra, del Grupo de Investigación E‐SOST (Economía, Empresa y Sostenibilidad) de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, es una de las actividades contempladas en el proyecto impulsado por Prosalus y financiado por el Ayuntamiento de Madrid: En Madrid yo no desperdicio, yo comparto, implicación ciudadana en la reducción del desperdicio alimentario.

José María Medina Rey, director de Prosalus, impulsora de la iniciativa Yonodesperdicio.org, ha señalado que el 30% de los alimentos que se producen acaban en el cubo de la basura y, por tanto, también el 30% de los recursos naturales destinados a producir dichos alimentos, como agua y tierras cultivables. Por ello, indicó que «el desperdicio alimentario es éticamente reprobable».

Las personas consideradas grandes desperdiciadoras son jóvenes menores de 35 años, con estudios superiores, renta alta o media-alta, principalmente hombres, no sensibilizados con el consumo responsable, pero, curiosamente sí sensibilizados con la sostenibilidad ambiental.

Este dato muestra que una mayoría aún no es capaz de establecer una conexión entre nuestra actuación en el ámbito local y los resultados que provocan en el ámbito global, señalan las investigadoras.

El estudio resalta también la gran confusión que existe entre las fechas de caducidad y de consumo preferente. Solo un tercio de las personas encuestadas identifican correctamente la fecha de consumo preferente y curiosamente son los hogares de rentas más bajas quienes más alimentos tiran durante la fecha preferente, auque son perfectamente consumibles. Por otro lado, el 44% de los hogares aprovechan alimentos caducados que suponen, en ciertos casos, un riesgo para su salud.

Los alimentos que más se desperdician son frutas y verduras, pan, cereales, repostería y productos lácteos. Las causas que se apuntan son el deterioro de los productos por mala conservación o la preparación inapropiada junto con la caducidad de los productos.

La motivación principal para no desperdiciar alimentos no es la sostenibilidad ambiental sino el ahorro.

Yonodesperdicio.org es una plataforma que trata de poner en contacto a personas que quieren compartir alimentos para evitar que acaben en la basura, tiene como objetivo último sensibilizar acerca de las consecuencias que tiene sobre el hambre y la sostenibilidad del planeta un acto tan cotidiano como tirar a la basura alimentos.

Acciones contra el despilfarro de alimentos

Foodsharing en español es una plataforma creada para pensar y desarrollar acciones que reduzcan los excedentes alimentarios. Comparten alimentos para resaltar «la dimensión ética y sentimental» de la comida a la vez que intentan reducir el despilfarro de alimentos.

Es un espacio abierto a la participación de personas que esté interesada en entrar en una comunidad que rescata excedentes alimentarios de lo que tiran los supermercados o restaurantes a la basura, que los comparte y que ayuda a distribuirlos donde se necesiten o le vayan a dar uso.

Foodsharing, que comenzó su actividad con las denuncias contra el despilfarro alimentario, trabaja ahora además  en facilitar la búsqueda de soluciones a este problema. «Queremos que personas, productores, fabricantes, y comercios puedan intercambiar y reutilizar excedentes alimentarios», afirman.

También facilita el acceso a grupos locales tanto a FoodSharing como a las DiscoSopas en Español y herramientas para que los ciudadanos puedan crear su propio grupo local y se sumen a la red. Las DioscoSopas son acciones en las que se recoge la comida desechada por los mercados, se selecciona todo lo comestible y aprovechable, se pone a decenas de voluntarios a cortar las verduras, se cocina y se sirve al cabo de un par de horas, mientras un Dj o un grupo local animan el cotarro.

En una primera fase, Foodsharing se centró en la denuncia y concienciación del problema de los excedentes alimentarios y montó el proyecto Comida Basura que consistía en recuperar comida en buen estado de los contenedores de basura para luego organizar comidas populares con estos alimentos. Hoy consideran que este objetivo comienza a cumplirse al conseguir que el despilfarro alimentario esté ya en la agenda política y en los medios de comunicación.

Más de mil millones de toneladas de alimentos, un tercio de la producción mundial, se tiran antes de llegar al plato. Desde el pescado que se arroja de nuevo al mar por violar las cuotas de la UE, por ejemplo, a las verduras no seleccionadas por no tener una forma o color adecuado.

En españa, hay grupos de Foodharing en Barcelona, Madrid, León, Granada, Sevilla y Zaragoza

Dos años viviendo sin generar basura

Lauren Singer, una neoyorkina de 23 años, no genera basura desde hace dos años. Cuando cursaba estudios de Medio Ambiente en la Universidad de Nueva York empezó a tomar conciencia de la cantidad de plásticos y envases que se consumen a diario  y que aumentan nuestra huella en el planeta.

Empezó a buscar información sobre cómo vivir sin generar tantos desechos y la encontró en la iniciativa que habían puesto en marcha  Bea Jonhson y familia, Zero Waste Home. Y así descubrió la filosofía Zero Waste Life y pensó que si una familia de cuatro personas podía vivir sin generar basura, ella que vivía sola cómo no iba a poder.  Solo requeriría un poco de disciplina y un cambio de hábitos, como ha contado ella misma: 

«Dejé de comprar productos envasados y comencé a llevar mis propias bolsas y tarros para llenarlas con productos a granel en el supermercado. Dejé de comprar ropa nueva y comencé a comprar sólo cosas de segunda mano. En relación al cuidado e higiene personal, aprendí a preparar mis productos de limpieza y belleza. Reduje significativamente mis posesiones al vender, donar o regalar las cosas superfluas de mi vida tales como 10 pares de jeans que no había usado desde la secundaria y un montón de artículos decorativos que no tenían ningún significado para mí».

LaurenSinger

Comenzó a decir NO a bolsas de plástico o papel en tiendas y a recibos. El proceso le duró más de un año y requirió mucho esfuerzo, pero insiste en que su vida ha mejorado en muchas cosas desde que es «una persona libre de basura»:

Ahorra dinero por que ahora va con una lista al supermercado. Además, como compra alimentos a granel no paga por el embalaje. Y en cuanto a su ropa, como la compra de segunda mano, también la consigue a un precio muy rebajado.

Se alimenta mejor. Afirma que desde que compra alimentos no envasados, sus opciones de comida no saludables es muy limitada. Por el contrario, se alimenta de muchas frutas y verduras, granos enteros a granel y legumbres. Adquiere comida local de temporada en mercados de agricultores, que ofrecen productos no envasados.

 Y es más feliz. «Ahora, una típica semana en mi vida -dice- incluye un viaje al supermercado para comprar todos los ingredientes que necesito. Y no sólo alimentos, también productos de limpieza y cuidado personal, dado que todas las cosas que uso ahora pueden hacerse con ingredientes simples y cotidianos. No solo es más fácil y libre de estrés, también es más saludable ¡Sin químicos tóxicos!».

Lo que empezó siendo una decisión sobre un estilo de vida concreto se ha transformado en un blog Trash is for Tossers  (La basura es para los que la arrojan) donde ha contado su experiencia y otras como la suya.

Lauren renunció a un buen empleo como gerente de Sostenibilidad para el Departamento de Protección Medioambiental de Nueva York, y ha creado su propia empresa de cero desperdicios, The Simply Co., que elabora y vende productos que ha aprendido a hacer en estos dos años. «No comencé a vivir este estilo de vida como una simple declaración, vivir una vida de cero desperdicio es para mí la mejor manera de ser coherente con lo que creo».

Zapatillas fabricadas con basura

Tres jóvenes británicos han creado el primer par de zapatillas fabricado completamente con la basura recolectada en la costa de Inglaterra. Su iniciativa busca generar conciencia al vincular el consumismo con las grandes cantidades de desechos generadas, según recoge labioguía.com.

Zapatillas fabricadas con basura

El 88% de la superficie oceánica contiene residuos de plástico, que está presente en la mayoría de los objetos que consumimos, según un estudio realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Cádiz. Además de afectar a la vida marina, los tóxicos son consumidos por los peces, entrando así en la cadena alimentaria. Volvemos a consumirlos, incorporándolos en nuestro cuerpo.

 

Para generar conciencia sobre este problema, Charles Duffy, William Gubbins y Billy Turvey han puesto en marcha Everything you buy is rubbish  (Todo lo que compras es basura). Recorrieron la costa oeste y sur de Inglaterra y de la orilla del río Támesis, recogieron algunos de los desechos plásticos que se encuentran diseminados allí y crearon el primer par de zapatillas de basura.

Con el proyecto pretenden llamar la atención sobre el consumismo excesivo y el impacto ambiental que genera.

«El calzado solía ser un objeto artesanal hecho de manera que fuera duradero y diseñado para poder ser reparado. Hoy, los zapatos son fabricados para ser desechados ante el primer signo de desgaste. Una vez que terminas de usarlos se convierten en otras dos piezas de basura que probablemente sigan dando vueltas una vez que tu propio cuerpo se haya descompuesto; todo lo que estamos dejando atrás es un legado de basura», señalan.