Capeando la crisis Capeando la crisis

De cómo vivir sin dinero o con muy poco

Yo voy a ‘capear la crisis’ a Atocha

Que mejor capea de la crisis que salir a protestar contra quienes nos han llevado a esta situación y contra quienes no han sabido o no han querido saber gestionarla en beneficio de los ciudadanos .

Desde hace unos cinco años, muchos hemos perdido derechos fundamentales, nivel de vida, servicios sociales y hasta el trabajo, nos hemos tenido que bandear cómo hemos podido, «capeando la crisis» y buscando no ya cómo salir de esta, que parece que aún queda  trecho a pesar de lo que nos cuentan, sino cómo no morir en el intento.

Enfín, que esto no es un mitin, esto es aprovechar que ya que tenemos que seguir capeando el temporal, nos demos, por lo menos, el gusto de denunciar y protestar contra los recortes, contra las políticas que salvan a los bancos en lugar de a los ciudadanos, contra las privatizaciones de servicios públicos y contra quienes no esán empobreciendo a marchas forzadas.

Por eso,  mañana estaré con ellas en Atocha a las cinco de la tarde.

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7 comentarios

  1. Dice ser LA UNIÓN HACE LA FUERZA.

    Acude desde tu ciudad. Salen autobuses a Madrid a buen precio.
    Infórmate y acude con tus compañeros, familiares y amigos.
    Será multitudinaria.

    http://marchasdeladignidad.org/

    ¡¡ Organízate y lucha por tu dignidad !!

    LA UNIÓN HACE LA FUERZA.

    21 marzo 2014 | 18:25

  2. «John Berger escribe que, a diferencia de los levantamientos revolucionarios, las manifestaciones masivas tienen objetivos simbólicos y que sirven para demostrar una fuerza que apenas se utiliza. O, en otros términos, la manifestación es una metáfora de la fuerza colectiva.

    Escribe también que aunque las manifestaciones parezcan apelar a una “conciencia democrática del estado”, su verdadera función no es convencer a la autoridad estatal. Aquí preguntaríamos: ¿convencer a Cifuentes, a Fernández Díaz, al PPSOE, a Mariano Bárcenas? Por eso es tan crítica y a la vez tan irrelevante la habitual guerra de cifras sobre el número de asistentes. Ya sabemos que las autoridades estatales mienten sistemáticamente al respecto. No digamos sus acólitos de la caverna mediática. En verdad, como las manifestaciones cada vez apelan menos a la conciencia democrática del estado, que la mayoría de l*s manifestantes da por inexistente, “la importancia del número ha de buscarse en la experiencia directa de quienes han participado en la manifestación o se han solidarizado con ella”, porque –continúa Berger- “los números dejan de ser números y se transforman en la evidencia de sus sentidos, en las conclusiones de su imaginación”. Cuanto más potente y sensible sea la manifestación, más vigorosa será su capacidad metafórica.

    Las manifestaciones masivas son ensayos de la revolución; no ensayos estratégicos ni tácticos, “sino ensayos de la conciencia revolucionaria”. Y aun más, tienen carácter performativo, o, en palabras del escritor inglés, se distinguen de otras grandes multitudes porque, en lugar de responder a una función determinada (como, por ejemplo, las asambleas de trabajadores en su centro de trabajo), crean su propia función.

    Casi invariablemente la autoridad estatal, que como hemos reiterado carece de conciencia democrática, elige el uso de la fuerza. Pero “está en la naturaleza misma de las manifestaciones el provocar la violencia hacia ellas”. No en un sentido victimista, sino porque “las manifestaciones son declaraciones de inocencia”. El cariñoso lector/a recordará a este respecto nuestros eslóganes más comunes: “vosotros, fascistas, sois los terroristas”, “no debemos, no pagamos”, “estas (manos, libros, cuerpos) son nuestras armas”, y así sucesivamente.

    Berger califica de “proféticas” las posibilidades de ensayo revolucionario de las manifestaciones. No sé si Giorgio Agamben, conforme a los términos de su deslumbrante ensayo El tiempo que resta, sobre el mesianismo de San Pablo y el mesianismo en general, daría su asentimiento a esa calificación. La afirmación “la fuerza se cumple en la flaqueza” de la 2ª carta a los Corintios, podría corroborar el sentido mesiánico de las manifestaciones tal como las analiza Berger. Por ejemplo, cuando se refiere al modo en que invaden los centros urbanos (sus centros simbólicos) cuando todavía carecen del poder para ocuparlos de forma permanente y así “representan el poder del que todavía carecen”. Quizá el tempo propio de las manis, se asemeja también al tiempo mesiánico de Agamben: un tiempo operativo, en el presente, el que tenemos, el que resta…

    En el número 43 de El Cuaderno se publica el breve y hermoso texto de John Berger, que formará parte del volumen La apariencia de las cosas, traducido por Pilar Vázquez y cuya publicación en castellano está prevista para 2014.

    La manifestación de hoy creará su propia función».

    Por Gonzalo Abril

    21 marzo 2014 | 18:47

  3. «Queridos ciudadanos:
    Me llamo Carlos Rubio Recio, tengo 26 años, estoy en el paro, vivo con mis padres, y practico el activismo pasivo. Sé que esto último puede sonar un poco raro, lamentablemente, lo otro suena bastante normal, pero me parece la mejor manera de definir mi “estado actual”.

    Llevo meses colgando videos, enlaces a noticias, montajes de fotos y viñetas gráficas, en mi muro de Facebook, criticando las últimas medidas que esta tomando el gobierno, y sobre todo, su enorme soberbia al hacerlo. Pero hace un mes que no voy a una manifestación. Esta semana no fui a recibir a los mineros, y ayer no fui a las distintas concentraciones que hubo en Madrid. Ahí esta el problema.

    Es cierto que puedo, que debo compartir en mi muro la foto de los mineros manifestándose, pero si no voy a recibirles cuando llegan a Madrid, no sirve de nada. El día que los mineros llegaron al kilometro cero, después de haber recorrido cuatrocientos durante veinte días de marcha, yo no fui capaz de salir de mi casa, pagar el “módico” precio de un billete combinado, y plantarme en la Puerta del Sol para recibirlos. Me dio pereza. Así, con todas las letras.

    Vivimos tiempos difíciles, no hay día que no haya, que no nos den, un motivo para quejarnos, y con razón. Esta semana, que ha sido especialmente intensa, he visto como mi muro de Facebook se saturaba de mensajes y videos de mis amigos, compartiendo su indignación por todo lo que está pasando. Sé que muchos de ellos, no solo cuelgan videos de las manifestaciones, sino que también asisten a ellas. Son gente coherente. Activistas activos. Pero también sé que muchos de mis contactos, pese a estar profundamente indignados, y hacérmelo saber a través de sus publicaciones, no salen a la calle a manifestarse. Son en definitiva, activistas pasivos. Como yo. Nosotros somos los indignados favoritos de los políticos. Nos quejamos, sí, pero no molestamos demasiado.

    Porque la verdad es que a los políticos les da igual que hagamos ingeniosos montajes con sus fotos, que colguemos videos haciendo repaso de sus viejas promesas, o que comentemos en foros todo lo que creemos que están haciendo mal. Sí, esta claro que les incomoda que la información circule más libremente de lo que a ellos les gustaría, pero en realidad lo que más les molesta son las manifestaciones, las grandes concentraciones, que los ciudadanos llenen “sus” calles. Y me temo que yo, en este sentido, soy un ciudadano muy poco molesto. Me he acomodado, me he conformado con “compartir” mi descontento, sin hacer nada más. Y eso es algo que los que gobiernan este país no se merecen. Creo que se merecen mucho más por mi parte. Ellos se están esforzando al máximo para sacarme de casa, para que me de un poco el aire, y yo sigo sin corresponderles adecuadamente. Y creo que se han ganado a pulso mi metro noventa haciendo sombra en la calle, y que mi voz, unida a muchas otras, les taladre los oídos a base de bien. No se merecen menos. Y en este punto, reconozco que tengo que hacer un esfuerzo por no perder las formas, porque sé que si las pierdo, el mensaje se desvirtúa, o al menos, eso es lo que me enseñaron en el instituto público donde estudié. También, algo que he aprendido a lo largo de los años, y que la historia se ha obstinado en demostrar una y otra vez, es que los políticos, los que gobiernan, la inmensa mayoría, siempre han sido muy duros de oído, y muy ciegos. Hay que decirles las cosas muchas veces y muy alto, para que te oigan. Hay que llenar mucho las calles, para que reconozcan que están llenas.

    Y como ya os digo, si, puedo twittear, o compartir un bonito eslogan, una frase que en pocas palabras exprese lo que siento, pero si luego no lo escribo en una pancarta y salgo a la plaza, no sirve de nada. O bueno, tal vez sí, tal vez sirva para que otra persona lo lea por internet, y decida ponerlo en su pancarta, o en su camiseta, o corearlo en la manifestación, y que esa persona, que no soy yo, pero que se manifiesta por mí, le saque partido mientras yo me quedo en casa, tal vez compartiendo más tarde en mi muro la foto de ése manifestante, con ésa pancarta, con ésa cara que no es la mía.
    Así pues, he decidido que si bien es importante compartir, comentar, difundir por internet mis preocupaciones, y los motivos de mi indignación, esto solo puede ser concebido como una actividad completaría, pero en ningún caso sustitutiva de nada.

    Esto es, debo salir a la calle a manifestarme. No me gustan las aglomeraciones, me intimida sobremanera la policía, más si va a caballo, y todavía más si dispara pelotas de goma, pero debo hacerlo. Aunque solo sea para tener el derecho de quejarme, y que el pataleo que me cojo a diario no se quede en casa.
    Soy un activista pasivo, y quiero dejar de serlo. Quizá tú, que ahora me estás leyendo, también lo seas, así que piénsatelo, porque quizá tú también quieras dejar de serlo.

    Por último, queridos ciudadanos, solo me queda agradecer vuestra atención y, por favor, disculpadme si esta carta se os ha hecho demasiado aburrida, demasiado larga, o demasiado intranscendente, pero es que a veces, la mejor manera de hablar con uno mismo, es escribir para otros.

    Un cordial saludo:
    Carlos Rubio Recio.

    P.D. Si os ha gustado esta carta, podéis compartirla en vuestro muro, o no.

    21 marzo 2014 | 18:50

  4. Dice ser Burorrepresión

    Opinión pública silenciada

    Ante todo exponer que la manifestación convocada para mañana 22/03/2014 -Marchas por la dignidad- no sólo es necesaria, sino que llega en un momento en el que la credibilidad democrática de nuestro Estado está por los suelos, a la pérdida masiva y progresiva de derechos y libertades fundamentales -sociales y no sociales-, hay que recordar el expolio de un estado social -consagrado en el Título Preliminar de nuestra Constitución Española- que ha ido menguando de manera exponencial estos dos últimos años y medio, donde como muy bien se hace referencia en el post, se han enajenado a cambio del rescate financiero estatal a entidades financieras que debido a su nefasta gestión y otros comportamientos delictivos impunes a día de hoy, han provocado en su origen la aparición de la burbuja inmobiliaria y el posterior agujero de un estado deficitario como nunca en la actualidad, gracias a la ingente cantidad de recursos públicos (impuestos) destinados a recapitalizar dichas entidades, estos son datos incuesionables que cualquier ciudadano/a puede consultar en la hemeroteca.

    Pero lejos de sumergirnos en ese victimismo a que se alude al hilo de esta convocatoria, conviene no olvidar la -nefasta- gestión que se está haciendo de la crisis por parte de quienes se supone que son los máximos representantes públicos encargados de «defender el interés general», instalados a día de hoy en la criminalización de esta y otras manifestaciones pasadas, cuyo ejercicio no lo olvidemos responde a ese derecho de manifestación hoy severamente recortado, cuando no coartado gracias a una Ley de Seguridad Ciudadana punitiva, restrictiva y predemocrática, que incide una vez más en este estado de excepción democrática en el que nos encontramos, donde el miedo se utiliza como el principal mecanismo de adhesión, cuando no de adoctrinamiento, de una sociedad plural y mayoritariamente democrática que dio una lección de auténtica democracia como nunca se había visto en este país el histórico 15 de Marzo, en el que de forma espontánea y libre millones de personas alzaron su voz contra las políticas regresivas que se estaban produciendo y que el desenlace de los acontecimientos posterior ha demostrado que no eran más que un pequeño esbozo del abismo social en el que está sumido este expoliado, humillado, reprimido, y desdemocratizado país.

    Otro aspecto que parece pasar desapercibido para la ciudadanía, pero que hoy como nunca es fundamental para comprender el estado de anestesia colectiva en el que estamos viviendo -inducida o no, según la mentalidad de cada uno/a-, es el cinismo y fariseísmo al que aquí alude perfectamente «Hoy, manifestación», de unos medios de comunicación afínes en su inmensa mayoría al pensamiento único actual, obsesionados con demonizar y disuadir a la opinión pública de acudir a «semejante acto radical», tal es el grado de perversión de la realidad de esta convocatoria que en estas últimas fechas dicha ciudadanía ha tenido que asistir atónita a toda una batería de descalificaciones, insidias, infamias y demás improperios propios de tiempos precedentes -y que hoy como la convocatoria del 15M , orientados a reprimir institucionalmente cualquier atisbo de legítima y justificada -hoy más que nunca- manifestación pública por los inasumibles recortes de derechos y libertades acometidos hasta la fecha de hoy, ante los cuales sólo algunos partidos de oposición y algún medio de comunicación – La Sexta, Público, La Ser- se han dignado a alzar su voz o concedérsela a quienes de verdad debería servir, a los ciudadanos,-otro fraude constitucional más-, y que en su inmensa mayoría desgraciadamente para quienes hemos otorgado nuestro voto tradicionalmente a los partidos de centro, son minoría parlamentaria y mediática -respectivamente- en la actualidad.

    A toda esta larguísima batería de agravios acometidos en estos pocos años de dura y regresiva legislatura, hay que añadir la ausencia de cambios en profundidad orientados a reforzar una democracia meramente virtual, desde una Constitución desvirtuada y puramente ficiticia – retomando las propias delcaraciones del mtro. de AAEE, Margallo-, a una profusión de sucesivas reformas legislativas que no han hecho sino reforzar la impunidad de quienes pese a tener indicios más que suficientes para ser llevados ante los tribunales de justicia -invadidos como sabemos por el poder Ejecutivo, en la más sonrojante y devastadora muestra de falta de salud democrática de un país -cuya lista de «síntomas» es tan larga como el incumplimiento sistemático del programa electoral que dio la victoria al PP en las últimas elecciones generales- , es decir, la ausencia de la división de poderes-, dada su privilegiada posición actual o pasada, o bien son inmunizad@s por los mismos tribunales, o bien son rescatados por una legislación ineficiente o directamente amnistiadora frente a a los delitos fiscales o penales cometidos -conocidos o no-.

    Esa regeración y transparencia democráticas anunciados y autoproclamados por quienes sin lugar a dudas la han desvirtuado como nunca desde su impune y privilegiada posición, al calor de los próximos comicios electorales europeos -nada es casual en esta pesadillesca legislatura, como no lo ha sido tampoco la salida de jueces realmente independientes y honestos, y por tanto molestos para el PP, como son Garzón y Silva-, ha vuelto a ser un ejercicio -uno más y ya hay demasiados en la última y ominosa década de agravios internos o no, contra la democracia real y los derechos humanos – de impostura y de cinismo sólo al alcance de cualquier producción de cine negro hollywoodiense, que la opinión pública ha recibido, una vez más con cierto grado de «tolerancia» a tenor de las recientes encuestas electorales, que volvían a reincidir en los mismos defectos de fondo y de forma al que estamos acostumbrados en nuestro expoliado y empobrecido país, y del que hacemos como máximos responsables a dichos representantes públicos: en un estado de excepción donde el todo vale, es preferible apoyar «lo malo conocido» que lo bueno por conocer».

    Y es que la actual «crisis» muy lejos de ser puramente financiera, ha dejado un poso que invade esferas mucho más profundas, relativas a la «condición humana» de quienes ya sea por voto cautivo, ya sea por connibencia con la corrupción institucional actual, han apoyado y siguen apoyando en todas las esferas de la vida, la situación de excepción democrática actual, bien por mala fe (intolerancia a otroas opciones políticas, prejuicios ideológicos), bien por puro interés económico o de otra índole (aquell@s que dicen también encontrarse en una situación similar a la de la mayoría de ciudadanos, pero que luego no sólo votan a los mismos expoliadores del estado social actual, sino que se dedican a descalificar gratuitamente en ciertos foros a quienes exigen un cambio profundo de las instituciones y una regeneración democrática real), o bien por una combinación de ignorancia, incultura, fariseísmo, egoísmo y carencia de perfil democrático («en España se vivía mejor con Franco, que ahora», «los políticos son todos iguales», «la culpa de todo es de Zapatero», «hemos salido de la crisis, la «cosa está mejorando», «la culpa de todo lo tiene el Gasto Público»), etc, es decir no podemos apelar a la buena conciencia e integridad de la «clase política» mientras en un país con un grado de evasión fiscal puntero con respecto al resto de países de nuestro entorno y con un apoyo electoral mayoritario y obsceno a las políticas depredadoras de ese estado social ahora profundamente diezmado (Valencia, Madrid, la vanguardia de las políticas públicas regresivas en materia social, sanitaria o educativa, donde más han crecido los centros educativos, residencias y las universidades privadas, concertadas o no, y donde más se han recortado servicios sociales y más se han incremntado las desigualdades de renta), no se cumpla con la legalidad tributaria o se apoye la corrupción y/o las políticas regresivas mencionadas, con una renovación del apoyo electoral, porque esos mismos apoyos supondrán en la práctica firmar un cheque en blanco para aquell@s que aprovechando su mayoría parlamentaria, bien sea en el Estado o en aquellas CCAAs donde gobiernan, han cimentado la corrosión de un estado social moribundo y desangelado, el mismo al que much@s de l@s que ahora se llaman «liberales» han abandonado (y así a quienes se manifiestan en pro de los derechos de la inmensa mayoría), tras participar en su momento de los «beneficios»de su matenimiento (no muy abundantes todo hay que decirlo, porque a nivel comparado con los países de nuestro entorno, su cobertura social era en cantidad y calidad, muy deficitario), bien formados en universidades públicas prestigiosas con el dinero de todos (hoy asfixiadas y reprimidas), bien cubiertos por una sanidad pública referente en todos los países más desarrollados (hoy los otrora «socialistas», incapaces de recordar aquella etapa de construcción y consolidación del estado de bienestar, y ya imbuidos de una posición social o económica relativamente consolidada, apelan al recorte del «gasto público», «inasumible», sin ningún tipo de matiz, «porque desincentiva la creación de empleo» -los argumentos más recurridos- o genera mayor déficit- que nadie lo olvide el rescate a la banca ha supuesto en un porcentaje alarmante con respecto al PIB el mayor desembolso financiero por parte de la Hacienda Pública-).

    Y que nadie lo olvide estos recortes estructurales no se revertirán, como bien se ha demostrado en aquellos países donde el expolio de las políticas sociales y de la represión de sus instittuciones más significativas (Seguridad Social), han supuesto un cambio profundísimo en las abismales diferencias de renta de sus contribuyentes -Reino Unido, sobre todo-, por no hablar del previo deterioro democrático sufrido, gracias a las políticas neoconservadoras o neoliberales salvajes de la que fuera 1ª ministra británica, Thatcher. Los males de aquella etapa (paro galopante, incremento del estado policial, represión de los agentes sociales, regresión fiscal), tanto a nivel de política interior como a nivel de política exterior se llevan reproducciendo en nuestro país, ya sea a nivel autonómico o nacional, con el apoyo mayoritario en muchas ocasiones del electorado, indepednientemente de las consecuencias devastadoras que las mismas han tenido para la salud democrática de nuestro país, en términos de recortes del gasto público -empleo público, gasto social, sanidad. educación, etc. etc. etc-.

    Porque en última instancia, más allá del credo poolítico de cada uno, se encuentra una democracia desdibujada que habida cuenta de los profundos y profusos recortes sociales y de derechos fundamentales acometidos, sólo puede tener sentido si la ciudadanía toma conciencia de su papel como auténticos soberanos en un estado constitucional y democrático (Artículo 1.2, Título Preliminar, Constitcuón Española), y hace un ejercicio pacífico y legítimo de un derecho de manifestación muy cercenado por la legislación penal actual (Ley de Seguridad Ciudadana), pero indispensable en un Estado de Derecho como era el nuestro, ya que de lo contrario, estaremos abocados a nuestra suerte, a nuestro destino como meros sujetos pasivos, como auténticos «muertos vivientes» cual producción cinematográfica o televisiva norteameircana más, donde los «supervivientes» más «adaptados» y con mejor posición (darwinismo social) devastan todo cuanto queda de nuestro empobrecido y anémico estado social, víctima de un sistema profundamente injusto, insolidario, regresivo, cada vez más desigual, en pro de la depredación social, la codicia y la amoralidad. El silencio hoy más que nunca es una apología de la situación de excepción democrática que estamos viviendo.

    21 marzo 2014 | 21:56

  5. Dice ser Interés

    ¡Qué cierto resulta eso! Si no salimos a decir lo que nos pasa o lo que sentimos, qué condenados estamos a morir en la pobreza más absoluta, sin importar los méritos que tenemos.
    http://goo.gl/EYyR77

    22 marzo 2014 | 11:13

  6. Dice ser Sobran los motivos

    Simplemente dejar constancia aquí de que tanto la llamada «caverna mediática» como aquell@s que se arrogan el papel de fiscales, jueces y ejecutores de un derecho constitucional como era el derecho de manifestación (hoy profundamente recortado, cuando no coartado gracias a la publicación de la llamada Ley de Seguridad ciudadana -Ley mordaza- acometida en una legislatura que más allá de la crisis financiera que padecemos será recordada por el grave deterioro democrático sufrido en estos últimos 2,5 años, donde no sólo como bien comentáis se han recortado derechos sociales largamente labrados por décadas de profusos esfuerzos por parte de la clase media y trabajadora de este país, sino que además han venido culminados por un recorte sustancial de derechos y libertades fundamentales, como el ya mencionado derecho de manifestación, la libertad de expresión o la libertad de prensa -con unos medios de comunicación manipulados en su inmensa mayoría hasta la náusea-, en el mayor ataque que se ha perpetrado vs un estado social que languidece a pasos agigantados, gracias a los esfuerzos implacables y devastadores de un grupo de élites que bien representados por el PP actual, bien pertrechados en posiciones de impunidad de todo tipo frente a la opinión pública y ante los tribunales (a fecha de hoy Garzón y Silva han sido las dos últimas víctimas de esta etapa de oscurantismo antidemocrático), han conseguido desmantelar el estado de bienestar, dejando en el camino a millones de personas desahuciadas y ahora desempleadas gracias a la reforma laboral acometida y a la inmoralidad y cinismo de sus acólitos. Aquella exhortación de la diputada del Congreso Andrea Fabra regodeándose con descalificativo incluido a millones de personas, unido a la enorme cantidad de infamias y difamaciones realizadas por parte de los máxim@s representantes del partido más votado en las recientes elecciones generales a ese colectivo de desempleados (esto es lo más sonrojante de todo, la falta de escrúpulos y de talante democrático de quienes ostentan supuestamente, el máximo rango público), al que en una rueda de prensa infame por parte de la joven y supuestamente moderada Sáenz de Santamaría, se les acusó en pleno de cometer fraude a la SS, con el agravante de producirse ante la opinión pública. Si a ello le añadimos la represión institucional que plataformas ciudadanas como la que convoca esta manifestación del día de hoy han sufrido y siguien sufriendo (digna, ejemplar, plenamente democrática por los instrumentos pacíficos y ajustados a derecho a los que alude para ejercerla, como lo fue en sus inicios la histórica manifestación realizada en Sol el 15M de 2011 donde más de un millón de personas aunaron sus manos para demandar una democracia real, de forma también ejemplar), junto con el linchamiento mediático habitual de la caverna mediática patria, orientada a demonizar, descalificar o censurar como en tiempos supuestamente pretéritos, la legítima libertad de manifestación, de reunión o de expresión, hoy un artificio más sólo al alcance de quienes la pervierten sirviendo a los mismos intereses perversos que han motivado toda esa batería de difamaciones e insisdias aparecidas en las últimas fechas en los principales medios de comunicación de este expoliado país nuestro.

    La úiltima víctima pública de los ataques devastadores vs una convocatoria legítima y pacífica a todas luces ha sido el realmente comprometido y estupendo actor Guillermo Toledo, cuya imagen y honor al igual que la de aquellos que han «osado»· cuestionar el estado de excepción actual, ha sido muy castigada por parte de aquellos que se consideran garantes del derecho a la información, y que tod@s conocemos de una u otra forma dadas las prebendas otorgadas por sus mentores o promotores públicos. Este actor todo un símbolo incuestionable del coraje y de la dignidad democráticas frente al estado de descrédito que sufre nuestro expoliado y depreciado Estado de Derecho gracias a la terrorífica legislatura actual en todos sus ámbitos (tanto desde el punto de vista de la política interior como exterior), ha sido blanco habitual de las insidias y calumnias de ese sector cavernario, decadente, amoral y predemocrático que lastra aún más la salud democrática de nuestro estado, cuya «marca España» se ha distinguido en los últimos años por abrir los informativos de medio mundo por los casos ingentes de corrupción institucional y por la enorme regresión social sufrida por millones de personas, entre los que se incluyen un importante volumen de población infantil que están inmersos en situación de pobreza gracias a las políticas regresivas y predatorias de un Ejecutivo que se ha propuesto sin rubor ni coartada electoral alguna ya (y que como bien decís se ha visto además incumplida por su programa electoral), desmantelar por completo ese estado de bienestar en ciudades tan significativas como Madrid o Valencia, lños principales laboratorios de pruebas de las políticas antisociales de la derecha más extrema que ha gobernado en esta pseudodemocracia. Wily Toledo no sólo está legitimado moralmente hablar sino que además si cualquiera desgrana sus declaraciones puede comprobar que a tenor de los acontecimientos actuales y pasados se queda muy corto. Lo único triste es que a pesar de la enorme cantidad de verdaderos demócratas en este nuestro expoliado país, no haya un apoyo mucho más unánime a esta marcha por la dignidad, frente a los ataques grotescos y predemocráticos que ha sufrido la misma, desde las instancias mencionadas. Tanto la manifestación del 15M como esta Marcha están legitimadas socialmente por los motivos mencionados, ya que nuestro país no puede seguir asistiendo enmudecido por los gritos y las soflamas farseícas de determinados personajes cavernarios amortizados desde hace muchísimo tiempo. Sobran los motivos, como reza el título de una canción de otro artista comprometido con la causa democrática, Joaquín Sabina.

    22 marzo 2014 | 19:07

  7. Dice ser FM Abogados

    La sublimación de la dictadura llega cuando ésta se disfraza de legitimidad y convierte a los disidentes o enemigos del régimen en antidemócratas, como si el hecho de pensar diferente o no servir a los lobbies nos convirtieran en sospechosos o antisistema.

    22 marzo 2014 | 21:34

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