Gracias a Dior que anoche llegaron unas cuantas pijas bondadosas a explicarle a Bea que la única culpable de todo es ella. Que esas cejas, ese pelo, esos brackets, no eran sino una manera de regodearse en su propia infelicidad y-de paso- forrarse a costa de una serie eterna en Tele5.
Menos mal que una prima lejana de Carlita Goyanes tuvo el valor de llevarse a la gafotas listilla a un spa de alto nivel (con una decoración lamentable) y someterla a las torturas de la depilación y el peeling. Albricias.
A la mierda los mensajes liberadores, la complicidad de las feas y toda esa falsa publicidad con la que la cadena ha promocionado su serie. Bienvenido sea el mensaje redentor: ¡FEAS: sois culpables de vuestro horror!
Con dos cejones.
¡Me encanta!
¡Viva!
¡Al fin ha triunfado el bien y se impone el canon, lo caro y la sumisión!
¡Alegría!
(En casa lo celebramos con una fabulosa tarta que sacamos de un horno de la línea Arguiñano, de esos que se limpian solos. Resulta que, durante los anuncios, descubrí que se acaban de mudar a un piso al lado del mío la puta de Aída y la lesbiana de Hospital Central, que se han hecho súper amigas y fans de la pirólisis. ¡Menudo juergón!)