La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

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«Cinco hermanos», en Cuatro

Empieza bien «Cinco hermanos«: un negocio familiar a punto de la quiebra, un patriarca recién muerto que deja deudas, a Sally Field viuda (con lo bien que le sientan a esta mujer los padecimientos), huérfanos y amante. Y cinco hermanos en plena ebullición:

Kitty (Calista Flockhart), una especie de Curry Valenzuela liofilizada que vuelve a casa como exitosa tertuliana derechista en un programa televisivo.

Sarah (Rachel Griffiths, que estaba fabulosa en ‘Six feet under‘), que nada más empezar se enfrenta a un matrimonio que hace aguas, esquiva un romance extramarital con más voluntad que ganas y se ve inmersa en los – un pelín fraudulentos – tejemanejes financieros paternos.

Kevin, el clásico homosexual norteamericano contemporáneo televisivo de vida ejemplar y un tanto célibe, reputado abogado y buen hijo. Ese maricón que toda familia neocon querría tener.

Justin, el pequeño. Excombatiente en Afganistán, surfero, guapo y politoxicómano. El típico canalla con el que se casan las hijas de las famosas.

Y hay otro más, el quinto hermano, pero anoche dio bastante igual.

A mí me gustaron los dos capítulos inaugurales de anoche, los aguanté con los ojos como platos y encantado de asistir a una especie de Falcon Crest revisited con muchísimos más matices; conflictos políticos – que si la hermana republicana tiene la culpa de que el benjamín fuera a la guerra, qué dolor, qué dolor, qué pena -, emocionales – que si las dos hermanas andan tratando de conciliar su exitosa vida profesional con su carrera emocional -, y los clásicos elementos de todo gran drama humano – drogas, sexo, dinero, poder y una piscina.

Y me gustó el juego de guión entre moral y convicciones de madre (Sally Field, demócrata pero muy rancia) e hija (Calista Flockhart, republicana pero muy frescachona).

Yo creo que me va a gustar «Cinco hermanos«, aunque nunca me la compraría en DVD…

(Mucha atención a esa piscina donde anoche murió el padre infartado, porque si Calista se sumerge en el agua, ¡saldrá convertida en Curry Valenzuela!)