Paseábamos después de cenar y yo le pregunté
la cárcel no sirve para nada. Yo no se la deseo ni a mi peor enemigo. La cárcel te hace peor de lo que entraste
si yo estoy hoy vivo es porque nunca he mandado matar a nadie. Yo he sido un hijo de puta y he tenido a un tío encerrado días en un garaje, a pan y agua, hasta que me pagase. Pero nunca he mandado matar. Se lo juré a mi madre. Pero sé que han mandado matarme a mí
en esto no hay más asesinos que en el negocio de la construcción, o en el del juego
Llegué a mi casa y sentía miedo de saber más de lo que habría querido. Y cariño hacia él, respeto.
Y pensé que lo mismo que pudo haberle matado, que estuvo a punto de hacerlo, le había hecho tan fuerte.
Un día, tienes que escribir de mí.