La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

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Adiós, Tony. Adiós, Janice.

Todo el mundo se despide de Los Soprano.

El Vanity Fair les dice adiós con un fabuloso reportaje fotográfico de la viuda de Sontag y un espléndido retrato amargo de su creador, David Chase.

El New York Times hace memoria de sus mejores momentos y de los hijos bastardos de la trama múltiple que quedan por ahí, con más o menos fortuna [Lost con menos – no la he visto y no puedo opinar. Heroes con más – he visto los tres primeros capítulos de Heroes y me fascina].

Y el Hollywood Reporter se contagia del tono de amargura con el que ha comenzado la última temporada.

Todo el mundo se despide de Los Soprano. Y yo también. Después de varios posts sobre ellos, esta será la última vez.

Adiós, Janice.

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I live in New York, and I was thinking about the lagoon in Central Park, down near Central Park South. I was wondering if it would be frozen over when I got home, and if it was, where did the ducks go? I was wondering where the ducks went when the lagoon got all icy and frozen over. I wondered if some guy came in a truck and took them away to a zoo or something. Or if they just flew away.

J. D. SALINGER The Catcher in the Rye

Una vez, hace casi diez años, los patos de Central Park fueron a posarse sobre la piscina de la casa de Tony Soprano en Nueva Jersey.

Ahí comenzó todo, y después de tanto tiempo y de pensar sobre ello, creo que Tony y Holden comparten de algún modo el mismo miedo. Es una estupidez. Puede ser.

Pero Tony, como Holden, tiene miedo a crecer.

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Se acaban Los Soprano, una serie que parecía hablar de la mafia de medio pelo de Nueva Jersey – como dijo una vez Tony, ‘esto ya no es lo que era. Ahora el dinero de verdad se lo llevan los de Enron‘ – pero que en realidad es una historia de gente normal en un mundo que se rige por unas reglas más honestas que las del mundo real: las jerarquías están claras, las traiciones se castigan, la familia se construye más allá de los vínculos de sangre – o al menos de la sangre en circuito cerrado -, y lo que se teme siempre se obtiene.

Se terminan para siempre Los Soprano, para mí la mejor serie que ha dado nunca la televisión. Aunque yo no llegue tan lejos como Mailer, que la comparó con lo mejor de la gran novela norteamericana. No, Norman, querido. No hace falta exagerar.

Sé que no echaré de menos a Tony y a los demás. Siempre nos quedará Nueva Jersey en DVD. Y esos guiones de precisión en los cuales cada frase aparentemente trivial, cada comentario intranscendente pudiera provocar un enorme cataclismo.

Una serie excepcional que mostró – por fin – en televisión personajes gordos, ancianos, señoras de mediana edad, feos,…

Se acaban Los Soprano y con ellos uno de los más demoledores retratos del fracaso del sueño americano, que se confunde con las pesadillas de Tony.

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Una vez, hace casi diez años, los patos de Central Park fueron a posarse sobre la piscina de la casa de Tony Soprano en Nueva Jersey.

Es una estupidez.

El Comisionado del Central Park declaró el 22 de julio de 2002 al New York Times: «Cada año, las miles de personas que acaban de leer El guardián en el centeno me telefonean para preguntarme adónde van los patos cuando la laguna se congela. Y lo que sabemos es que van al centro del mismo lago. Allí el agua jamás llega a solidificarse».