Ya lo sabréis, ya lo habréis leído en portada o tal vez incluso tuviéseis el valor de ver ese bodrio anoche en Antena 3 de ‘‘El español de la Historia».
Yo tuve el valor. Y la paciencia.
Y qué dramón. Qué programa tan malo, qué guiones tan ramplones, repletos de lugares comunes, perfiles de personajes que eran pura »cultura Trivial» y un montaje de imágenes patético – juro que aquellas transiciones parecían hechas en »punto poderoso» -, por no hablar de la tremebunda cortinilla que cerraba cada tríada de »españoles de la historia’, ilustrada con un sonoro e incomprensible »aaaaah».
Y qué despropósito la elección de los periodistas que glosaban a los »históricos»:
Carlos García Calvo a Carlos I
María Patiño a Santa Teresa de Avila – lucidísima [de lucida, no de lúcida] la pobre cuando se refirió a la »fe inexplicable» de la Santa. Toma ya, Patiño. Esperamos con fervor tu teoría sobre la »fe explicable». Por favor.
Qué »pograma», qué pavor, qué país [ese trío estelar compuesto por Felipe II – Rocío Jurado – Carlos I, en este mismo orden, aún me tiene espeluznado].
Menos mal que allí estaba Antonio Gala – »yo ya sólo creo en mi maquilladora» – para promocionar su libro y su Fundación – de la que, por cierto, ha salido un poeta excelente, Ben Clark -, para pimplarse unos whiskies con alegría y darle un punto de humor al engendro.
[Yo tengo una teoría sobre Antonio Gala: yo creo que el día en que se muera se encontrará un manuscrito – pero este de verdad, este suyo -, que resultará ser la gran obra de Antonio Gala. Una especie de »Plegarias Atendidas» a lo bestia que habrá estado escribiendo toda la vida, mientras publicaba todas sus porquerías.]
El español de la Historia. Ah… el español de la Historia… es EL REY.
Y atención a la locución que acompañaba las imágenes del ganador:
»Ser nuestro mejor embajador en los cinco continentes no le ha impedido disfrutar de la vida.»
Olé ahí. Chimpún.