La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

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Viernes: Noche: Cuatro

Kamikaze total, el viernes decidí zambullirme sin manguitos en la telerrealidad y tragarme, de una tacada, la ración de adolescencias que Cuatro nos tenía preparada para quitarnos el sueño, las ganas y hasta la respiración asistida.

De primero, Madres adolescentes -una revisión de aquella Casa de cristal con la que Cuatro inauguró el género reality coacher años ha con excaso éxito- donde en vez de señoras angustiadas, vemos a muchachas menores de edad que han parido tempraneras a su primer churumbel y no saben ni por dónde empezar.

UN HORROR. Pura explotación de menores al cuadrado, un espectáculo lamentable de desafectos y torpezas. Una inquietante oda a los anticonceptivos y una demostración empírica de que esa estupidez que algunos llaman ‘instinto maternal’ no existe.

Después de eso, sin levantarme del sofá, tomé dos tazas: Desmadres adolescentes (aunque en Cuatro lo llamaron Callejeros: Parking: Parada y Droga).

Inenarrable. Y apasionante descubrir la fascinación que ejercen las cámaras sobre los muchachos y las muchachas puestos hasta las trancas en los aledaños de las discotecas de políngano industrial (una fascinación que, bien visto, podría servir para explicar el actual plantel de presentadores televisivos en España). Gran tropa. Grandes curdas. Exhibicionismo politoxicómano encantador y una reportera enternecedora en su afán por conocer la realidad «¡Uy, ¿y eso cuántas dosis son? ¿Esas rayas son grandecitas, no?» Que máravilla, jajaja.

Y – POR CIERTO, DE NUEVO – Murcia, how gorgeous yoy are. AGAIN: entre todos los habitantes de amanecederos de España, sin duda me quedo con la panda de murcianos a lomos de un Golf y a gritos de ‘LOS DE CUATRO SOIS UNOS ROJOS». Qué grande la huerta y sus paisanos.

En definitiva, una noche de viernes aterradora que compensé con el televisor apagado todo el fin de semana, lecturas terapeúticas y paseos en bicicleta. Antidopping y antibaby total.

«El ojo público del ciudadano» en TVE

La semana pasada leí que en su estreno el Maestro P. de Albéniz había quedado bastante contento con el programa. Y yo, que soy un cobarde y nunca me atrevería a ver un programa presentado por Lucas sin recomendación previa, anoche me lancé.

Oye, y muy bien… casi todo muy bien. Incluso Lucas, por fin vestido como un señor de su edad, estaba en su sitio.

«El ojo público» de anoche trató sobre los abusos en los precios de compra y alquiler de la vivienda. Y lo hizo de un modo efectivo, directo y muy inteligente – me encantaron las reporteras suramericanas de cámara oculta, que le daban mucha credibilidad al cebo -, sin apenas efectismo, con testimonios reales, invitados sensatos y unas admirables ganas de escarbar un poco en los tópicos y hacer las preguntas correctas para encontrar las claves del «problema de la vivienda», que es un eufemismo bastante benévolo para «la estafa de la vivienda».

Aunque es una pena que un buen programa de servicio público en un medio público, que se dedica a desenmascarar a estafadores contemporáneos, utilice los SMS de pago. Es una pena y una incoherencia, la verdad…

Y es muy curioso descubrir cómo los redactores del programa buscan y encuentran a los invitados que contribuyen con sus testimonios a darle verosimilitud y enjundia al asunto.

¿Y cómo lo hacen?

Pues a través de anuncios en foros o sitios de anuncios en Internet. Muy curioso…

Así buscan a propietarios de micropisos:

«ojo público» tve busca dueños de micropiso

A menores que se hayan hecho la cirugía estética:

¿Te has operado cuando eras menor?

Buscamos personas que se hayan operado siendo menores

¿Te has operado siendo menor de edad?

A personas que defiendan los alimentos transgénicos y la comida rápida:

Buscamos defensores de alimentos transgénicos y comida rápida

Buscamos a una persona que quiera venir a nuestro programa porque defienda la comida rápida.

Me gustó «El ojo público«. Claro, que también es verdad que yo soy muy básico y lo sigo flipando con los programas de cámara oculta. Me encantan. Y más cuando los hacen los reyes de la encerrona española; los chicos de El Mundo TV (El Mundo Te Ve… ¡saluda!)

Ah… y después vi un precioso «Callejeros» en Cuatro sobre salidas del armario. Y lloré.