Salgo hacia Madrid en un par de horas.
Esta noche me toca entregar uno de los premios.
Nos vemos por allá.
Al resto, hasta mañana.
Y el sábado, TACHÁN, crónicas en directo de Eurovisión y sus estilismos.
Otro gran paso en mi carrera descendente.
Que confío en terminar como presentador de uno de esos programas de madrugada que piden a los espectadores que llamen para contestar de qué color era el caballo blanco de Santiago.
Llevo un carrerón, afirmo.
Y esta noche, vuelvo a Négone. Quién me lo iba a decir…