Audrey. Liza. Marilyn.

Audrey Hepburn en «Desayuno en Tiffany’s«, la Holly Golightly de Capote en ‘Breakfast at Tiffany’s‘: guapa, superviviente, aficionada a los combinados fuertes a cualquier hora del día, a llevar partes meteorológicos a Sing Sing y a los millonarios brasileños. Holly algunos días toma un taxi y va a Tiffany’s, donde sabe que no podrá sucederle nada malo.

Liza Minelli en «Cabaret«, la Sally Bowles de Christopher Isherwood en «Adiós a Berlín«. Mentirosa, ingenua y borrachuza, sueña con un brillante futuro en el cine y un hombre que la quiera de verdad, al que busca en interminables fiestas, al que cree encontrar tantas noches que acaban con un coñac como único desayuno. Hasta que se marcha. Hasta que desaparece de Berlín.

Marilyn Monroe como Lorelei Lee de Anita Loos en «Los caballeros las prefieren rubias«, película de Howard Hawks, sabe que todo es divertido hasta que deja de serlo, y que por éso lo mejor es dejarse de tonterías y cazar a un millonario para casarse con él.

Tres grandes personajes literarios que dieron lugar a tres grandes personajes de película. Tres chicas de vida alegre que saben – a mí me lo van a contar – que hay días en los que llegan «las horas negras»:

«… las horas negras son horribles. Uno está asustado y suda como un demonio, pero no sabe de qué tiene miedo. Sólo tiene el presentimiento de que algo malo va a suceder, pero no sabe lo que es.»

TRUMAN CAPOTE, «Desayuno en Tiffany’s«

¡TAXIIIIIIIII!