La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

Archivo de la categoría ‘Ch, de Chenoa’

BobPop riza el rizo de Bisbal: mi Gran Idea para arrasar en Eurovisión recibe la bendición de San John Cheever

  • Esa es la cosa:

    ¿qué triunfa en Eurovisión? Los Transformers. El disfraz.

  • Esta es la cosa:

    Yo, el año que viene, sobre el escenario finlandés

    salgo a cantar vestido de torero con capote de paseo

    hasta que en un sublime momento de clímax suelto el velcro del capote del hombro,

    y el capote se transforma en una gran falda de volantes que forman la senyera catalana (amarillo, rojo, amarillo, rojo…),

    que hago girar en mi enloquecida danza alrededor del escenario,

    mientras el público se rompe las manos a aplaudir y

    Carod se sorbe los mocos.

  • Resultado:

    twelve points, douze pointes a mogollón (no, no, no, Dulce Pontes, no, POR FAVOR).

    Massiel y yo: así, de sopetón, pasamos juntos a la historia nacional del Festival (a no confundir con el Festival de la Historia Nacional).

  • Y San John Cheever me da la bendición

    a través de una espléndida escena de uno de sus maravillosos cuentos, ‘Goodbye, my brother‘:

    se celebra una fiesta de disfraces a la que los asistentes deben acudir vestidos de aquello que querrían ser: la mayoría de las mujeres aparecen vestidas de novia, y los hombres, de jugadores de fútbol. Genial.

    A Massiel y a mí nos parece genial, y os recomendamos encarecidamente que os hagáis con los Relatos de Cheever , bien sea en inglés (a través de Amazon UK, £8.52), o en la edición que Planeta acaba de publicar (en dos tomos caríiiiiiiiisimos), traducidos al español y con un prólogo delicioso de Rodrigo Fresán.

    MASSIEL: ¿Cómo de caros?

    BOB: 45 Euros el par de volúmenes.

    MASSIEL: ¡Escándaloooooooooo, es un escándalooooooo!

    BOB: ¿Massiel..?

    MASSIEL: No se lo digas a nadie: Massiel no existe. Massiel soy yo: Raphael.

    BOB: Joooooooder…

  • Chenoa: cuando yo voy, ella viene…

    HACE CUATRO AÑOS…

    … leí acerca del primer disco de Chenoa:

    Su aportación a la música es tan trascendente como la de Manolo El del Bombo. Si su debut luce es por sus avances en genética ficción. A la moza (inenarrables fotos marcando canalillo) le colocan tantos papeles (reina gay a lo Naranjo, teenager buscona a lo Britney, marujona new age a lo Dulce Pontes, baladista babosa a lo Celine Dion), tan por el morro, tan producido con el culo, tan mal cantado, que te ríes y te ríes y juajuajua…

    Javier Blánquez (La Luna de El Mundo). MAYO DE 2002

    Y me reí, y me reí, y juajuajua.

    ESTA SEMANA…

    Chenoa estuvo en la redacción de 20minutos de chat con los lectores y arrasó. Y me alegré, porque Chenoa me parece uno de los fenómenos pop más interesantes de los últimos tiempos:

  • mutante que pasó de villana a mártir, de mártir a mujer serena
  • corista eurovisiva
  • protagonista de uno de los instantes televisivos más intensos del siglo XXI, cuando Bustamante le arrebató su puesto en la final de OT1 (y todos gritamos NOOOOOOOO, y escuchamos a través de las ventanas abiertas de casa a los vecinos gritar NOOOOOOOO)
  • única oteuniana con maneras de diva

    Chenoa no permite un análisis desde lo musical (menos aún de un crítico tan exquisito como Blánquez, co-autor del estupendo libro Loops. Una historia de la música electrónica, que os recomiendo leer).

    Chenoa y sus canciones son otra cosa; forman parte de esa educación sentimental sonora que nos recuerda noches en tugurios gays a las tantas de la mañana, borrachos, entregados al ritmo de «di de qué vas, mirándome atrás», a nuestro playback sudoroso y en celo.

    Aquellas madrugadas y Chenoa de fondo me transforman en la cabeza uno de mis poemas preferidos de Vázquez Montalbán, a quien estoy echando mucho de menos esta semana, no sé por qué:

    (…)

    y el barman

    nos sirve un ángel blanco, aunque

    sepa los caminos nunca encontraré

    esa barra infinita de Tiffany

    el jukebox

    donde late el último Chenoa

    cuando tú vas, yo vengo de allí

    [el jukebox/ donde late el último Modugno ad/ un attimo d’amore che mai più ritornerà]

    y quizá todo sea mejor así, esperado

    porque al llegar no puedes volver

    a Ítaca, lejana y sola, ya no tan sola,

    ya paisaje que habitas y usurpas

    nunca,

    nunca quiero desayunar en Tiffany, nunca

    quiero llegar a Ítaca aunque sepa los caminos

    lejana y sola.