La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

Archivo de septiembre, 2009

Matemática sucia

Veo en televisión uno de esos programas concurso/estafa donde hay que averiguar el resultado de una suma sencilla en apariencia que nunca coincide con la matemática, que va siempre más allá, siempre demasiado lejos. Leo en pantalla que

“4 niñas viajan en un autobús turístico. Cada una tiene en la mano 3 cestas. En cada una de estas cestas hay 4 gatos. Cada gato tiene seis crías. Dos niñas se baja.” -Así, en tercera persona del singular- “Cuántos pies y patas hay en el autobús?”

Observo junto al texto de la pregunta la imagen de un AUTOBÚS TURÍSTICO -escrito así, en mayúsculas, en su frontal superior- ilustrado con fotos de gatitos, como si estuvieran mirando por la ventana o se asomaran a la plataforma descapotable de la parte superior del vehículo. Sobreimpreso en el lateral a la vista:

“5 niñas”, y debajo “1 gato = 4 patas”.

La presentadora se desgañita y aspavienta, van llegando las voces de sus víctimas que confían en las matemáticas, la anatomía, las palabras y la televisión. Dan sus cifras: 292, 676, 164, 1348, 1156, 580, 248, 2692 dicen. Pero ninguna es correcta, ninguna es la que asegura guardar la locutora hiperactiva en el sobre que agita una y otra vez ante la cámara mientras suenan timbres de teléfono que preceden a más voces que aventuran más números -1158, 676, 1204, 676 otra vez, 60, 1156 de nuevo, 1160, 1148; todos erróneos- y una campana que señala que el importe del premio se dobla hasta los 20.000 euros.

“A mí me interesa solo oír tu solución, no me interesa nada más que tu respuesta. No me interesa saber ni de dónde eres ni de dónde me llamas porque, si no es correcta, ¿para qué perder más el tiempo? Solo sacas esa solución, eres el ganador, entonces ya te entretengo pidiéndote el número, pidiéndote de dónde eres y todo el rollo. Pero ahora lo que a mí me interesa más es la solución de este juego. Cada palabra, cada letra, hay que tenerla en cuenta”.

Tras escuchar el monólogo de la locutora tengo aun más claro que ahí hay tongo, que las cinco niñas impresas en el autobús no son una errata como tampoco lo debe de ser la mala concordancia del par de niñas que se baja. Si cada palabra y cada letra hay que tenerla en cuenta, el juego no es limpio.

Más telefonazos, más movimientos convulsivos de la cámara al ritmo de la tensión gelatinosa del escote de la presentadora, más estridencias de campana y el tic tac de un cronómetro que se estampa en primer plano junto a un aviso de CONCENTRACIÓN TOTAL que va a encajarse bajo la barbilla de la gogó verborreica prognata, como un bebé que buscara el tope de seguridad fetal con su cabeza antes de dormir. 04:59 – CONCENTRACIÓN TOTAL – 30.000 € de repente y cinco minutos de silencio telefónico con el enunciado en pantalla: “4 niñas viajan…”

Si hay 4 gatos en cada cesta -también podría ser una frase hecha y no una cifra exacta, como cuando se quiere expresar una escasa asistencia y se liquida de esa manera, “con cuatro gatos”, aunque eso sería demasiado incluso para un timo así, sí, sí, cuatro gatos son 4 gatos: 1, 2, 3 y 4- y cada gato tiene 4 patas (eso queda bien claro impreso sobre la fotografía del autobús de dos plantas que acompaña al texto del enigma), multiplico el número de gatos por el de patas y me dan 16, que multiplicado por 6 (si cada niña lleva 3 cestas en la mano, asumo que cada niña tiene dos manos, que no se trata de una excursión de mancas, por lo que cuento con que cada niña carga con 6 cestas, con 24 gatos cada niña, que multiplicados por 4 patas me dan un total de 96). A eso tengo que añadirle las patas de las crías, 6 por cada cesta, 24 patas por cesta, que por 6 cestas por niña hacen 144 patitas de gatito por niña, que sumadas a las de sus mayores dan 240 patas por niña, más dos piernas (tampoco será un tour de cojas), 242. Si se bajan dos niñas, queda el doble: 484. A no ser que las niñas se bajaran sin las cestas, lo que daría como resultado 484 multiplicado por 2, 968, menos las 4 piernas de las niñas que se bajaron, 964. Una de esas dos cantidades tiene que ser, nadie ha dicho ninguna de ellas todavía.

00:02 – 00:01 – 00:00 – Entran más voces erradas: 224, 1350, 1348, 1352, 1350, 366, 292… cada vez se repiten más respuestas, será porque al teléfono en espera no es posible escuchar al resto, o porque el programa es un falso directo grabado con precisión cronométrica y ninguna de las llamadas que entran en antena son jugadores reales, o porque nadie escucha a los demás cuando cree tener razón, o se cierra de orejas para no perder la clave que se repite mentalmente hasta que sea su turno de respuesta.

1728, 625, 1348, 50, 196. Tampoco. Ni 484 ni 964. Termina la prueba y el premio queda desierto, los 40.000 € para nadie, se han perdido, se han quedado allí.

La presentadora abre el sobre y lo muestra a cámara: 2634. No puede ser. 2634 sería una manada de 650 gatos y gatitos y 17 niñas con su par de brazos.

Intento la cuenta a la inversa, cuento 9 niñas -las del enunciado y las que menciona la chapa del autobús-, divido, sumo, me esfuerzo. No soy capaz de dar con ello. Nunca he sido bueno en matemática sucia. Me rindo.