La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

Archivo de octubre, 2008

Sarah ‘Palinks’

Creo que esa señora está loca del pussy, pa’empezar. Es una tipa que pertenece a una congregación religiosa de esas que anuncian el fin del mundo con alegría y que se cree parte de un plan divino. Es una tarada. Una cateta y una psicópata.

Pero mona.

Fue hasta Miss Alaska:

Lo único bueno de ella es su capacidad para generar parodias magníficas (supongo que habréis visto las de Tina Fey en SNL), como las siguientes:

PALIN PORNO:

PALIN LOCA:

PALIN EN VERSIÓN ‘MALA PELÍCULA DE DISNEY’ como dijo Matt Damon:

Y LA MEJOR: LA PEQUEÑA SARAH PALIN

Yo no sé si mearme de risa o cagarme de miedo, la verdad.

Lo flipo con ‘Herederos’

Aquí estoy, una vez más siguiendo mi línea bipolar para deciros que si ayer aseguraba que TELE = CACA, hoy me confieso súper diva (y ahora vendrá la típica mema a decirme que «se dice fan»… alucina pantorrilla) de HEREDEROS. Esa gran serie de TVE1.

Qué maravilla. Qué buenas vajillas, qué cristalerías, qué mesas tan bien puestas y qué buenos bolsos lleva Carmen Orozco (Concha Velasco): Loewe, Hermés. Ya solo por eso, la serie merecería mi devoción. Pero es que, encima, hay mucho más: toreros maricas, una peluquera yerma, un expresidiario cocinillas, un apoderado chuleado por una rusa y su delincuente, amoríos declassé, un bebé secuestrado (que no estaba muerta, que estaba de parranda), y hasta una Goyanes torturada con métodos propios de una dictadura militar (franquista, sin ir más lejos). Qué maravilla, HEREDEROS: una ex yonqui que hereda un banco en un paraíso fiscal y se arruina, su marido pichabrava, una joven moribunda y hasta una fábrica de armas químicas. La hostia.

Y como gran matriarca protagonista, una enorme Concha Velasco con la voz más grave que nunca, dale que te pego al whisky en copa de balón y con grandes frases tales como

A esta familia no la separa ni Dios

o

¿Tortura? ¡Que exageración!

(Esta última dicha mientras un señor electrocutaba un poco a una señora en un sótano por órdenes de la Velasco. Qué gozada).

Y todo ello, producido por la mismísima Ana Rosa Quintana. No se puede pedir más.

HE-RE-DE-ROS-RA-RA-RA

La tele y yo

Aunque a lo mejor soy solo yo. Pero tengo la sensación de que poco a poco, la televisión que vemos en el televisor se va convirtiendo en un reducto más y más cerrado del mundo, en una porción más y más pequeña de una realidad que no se parece en nada a la que puede interesarme.

Excluyo, por supuesto, las buenas teleseries. Hablo del resto.

Hablo acerca de todo lo demás. De todo lo demás que ya no está. De la imposibilidad de encontrarme en la tele con miradas que puedan parecerme interesantes, que tengan que ver con materias que aprovecharan las posibilidades del medio para hacerlo apasionante. De cómo lo televisivo se ha transformado en un adjetivo despectivo, y todo lo que se televisa se enmierda. O casi todo.

Excluyo, por supuesto, algunos productos que me parecen dignos, como Buenafuente, SLQH, Estas no son las noticias o El intermedio.

Y pienso en esto después de haber visto el estreno de un programa para el que la productora quiso tenerme como colaborador. Aunque la cosa no pasó de un par de llamadas telefónicas, unos cuantos corre-e-os y ni siquiera una prueba de cámara. Aún así, pensé mucho en la posibilidad de pasarme a la televisión. Pensé en el dinero. Y pensé en mí; en la manera en que el discurso veloz, efectista y simple de la televisión podría proyectarme, convertirme en mi faceta más facilona y menos presentable. En qué sería peor: fracasar o tener éxito. Lo más probable es que hubiera fracasado, y eso me hubiese paralizado para muchas otras cosas; con la moral por los suelos y la autoestima maltrecha cuesta sentarse a escribir; una actividad para la que siempre me exijo creer que tengo algo que decir de una manera diferente. Me hubiera costado mucho hacerlo desde la derrota moral.

Aunque, seguramente, el éxito hubiese sido muchísimo peor. El éxito en televisión, a las órdenes de otros y en programa como el que refiero, habría supuesto renunciar a mirar las cosas desde afuera, aferrarme a la oportunidad y dejarme absorber por ese reducto más y más cerrado del mundo del que abomino.

Los de la productora nunca me volvieron a llamar, pero yo ya había decidido que, si ellos no me rechazaban, les iba a decir que no. Por suerte no tuve que pasar por eso. Así puedo fantasear en estas líneas sobre mi propia integridad, que no tiene nada que ver con los principios, ni la honestidad, ni la moral: tiene que ver con eso, con la integridad. Emocional. La única que me salva.

(Perdón por el tostón, pero tenía que soltarlo para poder seguir escribiendo aquí).

«Guante blanco» en RTVE

El próximo lunes RTVE estrena en su web una nueva serie que podrá verse en TVE el miércoles 15. Y esta mañana, los responsables de comunicación han tenido el elegante detalle de permitir que un grupo de blogueros de televisión viéramos en primicia el episodio piloto. Así es que, antes de nada, muchísimas gracias. Y enhorabuena por la iniciativa.

Y ahora, al turrón.

Guante blanco. EPISODIO PILOTO. PASE VIRTUAL

¿Y qué tal? Pues la verdad es que muy bien.

Me ha gustado muchísimo el comienzo de la serie: potente, ingenioso y limpio. Y me gusta mucho la idea de una serie policiaca sin sordideces, de ladrones de altos vuelos, policías parcos y un argumento bien tramado en el que se cruzan historias familiares tratadas sin ñoñeces.

Me encanta la elección de actores: los impecables Carlos Hipólito y José Luis García Pérez mano a mano, Leticia Dolera (que alguien le dé un cocido a esa muchacha, por favor), Eloy Azorín, Ana Risueño y José Ángel Egido, un actor a quien tengo un inmenso cariño y respeto desde que nos conociéramos, muchísimos años ha, cuando él trabajaba con la compañía teatral de unos muy queridos amigos.

La serie está bien hecha, bien escrita, muy bien pensada y magníficamente resuelta. Hay intriga, hay tensión emocional y unos personajes que prometen irse desvelando semana a semana. Apetece.

Guante blanco juega a los espejos entre antagonistas, al respeto por el delito bien hecho y por la investigación policial concienzuda. Y, al menos en su primera entrega, consigue algo que me gusta mucho: no caer en el maniqueismo entre buenos y malos, entre policías o ladrones. Eso me encanta. Y logra que todos los personajes despierten el mismo interés y empatía.

¿Pegas? Si acaso el uso de un raro flashback desde el futuro que no queda muy bien explicado en el capítulo que he visto. Y un detalle de paranoico (que soy): siempre que me subo a un taxi y antes de dar la dirección de destino, lo primero que hago es comprobar que llevo la billetera conmigo (entenderéis esto cuando veáis el episodio el lunes online o el miércoles en la tele).

Por lo demás, muy bien. (Y, por favor, que alguien alimente a Leticia Dolera.)

Porno sin sexo en la WebTV

Hace unas semanas, leí en el blog de La Infiltrada, en la web de TCM , acerca del nuevo proyecto de los hermanos Gunn : PG Porn: «para la gente que adora todo sobre el porno, excepto el sexo».

Una idea fantástica que desde ayer es una realidad, gracias a un primer episodio que ya podéis ver en el siguiente vídeo:

Utilizar el código de los previos del cine pornográfico para hacer de él otra cosa, me parece una idea fantástica. Sobre todo para quienes, como yo, somos confesos devotos de la pornografía: pero especialmente de ESA parte de la pornografía, cuando algo está a punto de suceder.

MUY MUY BUENO.

Y, lo mejor, es que demuestra que lo porno no tiene que ser pornográfico. Lo porno es un género con códigos propios donde el sexo ya no es imprescindible.

Buenafuente GTI (Gran Televisión Inteligente)

Suelo ver a Buenafuente a otras deshoras: a media tarde, cuando he terminado mi trabajo del día y a través de MiSexta TV: sin publicidad y sin sueño. Esta tarde he empezado a hacerlo y he tenido que parar. ¿Aburrido? ¿Ocupado? NO.

Maravillado.

Y claro, os lo tenía que contar. Después de tantos posts despotricando -con más razón que un santo- contra la tele que nos condena, no puedo dejar de compartir con vosotros esta maravilla. La enorme inteligencia que demuestra Buenafuente y su equipo con uno de los momentos más emocionantes que recuerdo en la televisión de los últimos tiempos. Cómo son capaces de convertir el prólogo de una entrevista promocional del montón en una brillante escena televisiva: en una escena de musical.

No digo más, porque me cuesta mucho escribir y arrodillarme a la vez. Os dejo un vídeo y os pido que, por favor, os fijéis MUY ATENTAMENTE en lo que sucede a partir del minuto 7,45. Es delicioso.

Y, por cierto, es otra muestra de inteligencia que Buenafuente haya sabido sacar partido del enorme talento de Berto. Otro más mediocre se habría asustado, habría tenido verse eclipsado.

Señoras y señores, niños y niñas, esto es Gran Televisión. Unos minutos de genialidad que compensan toda la mierda que tengo que digerir a diario.

GRACIAS

(Y sí: también trabajo para el Diario Público, que es de Mediapro, accionista de La Sexta. Y sí, el señor Roures me ha mandado que escriba este post y me ha prometido que, a cambio, me va a dar una sección fija junto a Txumari Alfaro en La botica de La Sexta como consejero en asuntos de salud prostática, manicura francesa y depilación de cejas. Sí: soy una rata corrupta, pero no os podéis quejar: os he ahorrado un montón de comentarios insultantes, mentes preclaras mías…)

Ay, gracias, gracias, ¡qué emocionante!







Viernes: Noche: Cuatro

Kamikaze total, el viernes decidí zambullirme sin manguitos en la telerrealidad y tragarme, de una tacada, la ración de adolescencias que Cuatro nos tenía preparada para quitarnos el sueño, las ganas y hasta la respiración asistida.

De primero, Madres adolescentes -una revisión de aquella Casa de cristal con la que Cuatro inauguró el género reality coacher años ha con excaso éxito- donde en vez de señoras angustiadas, vemos a muchachas menores de edad que han parido tempraneras a su primer churumbel y no saben ni por dónde empezar.

UN HORROR. Pura explotación de menores al cuadrado, un espectáculo lamentable de desafectos y torpezas. Una inquietante oda a los anticonceptivos y una demostración empírica de que esa estupidez que algunos llaman ‘instinto maternal’ no existe.

Después de eso, sin levantarme del sofá, tomé dos tazas: Desmadres adolescentes (aunque en Cuatro lo llamaron Callejeros: Parking: Parada y Droga).

Inenarrable. Y apasionante descubrir la fascinación que ejercen las cámaras sobre los muchachos y las muchachas puestos hasta las trancas en los aledaños de las discotecas de políngano industrial (una fascinación que, bien visto, podría servir para explicar el actual plantel de presentadores televisivos en España). Gran tropa. Grandes curdas. Exhibicionismo politoxicómano encantador y una reportera enternecedora en su afán por conocer la realidad «¡Uy, ¿y eso cuántas dosis son? ¿Esas rayas son grandecitas, no?» Que máravilla, jajaja.

Y – POR CIERTO, DE NUEVO – Murcia, how gorgeous yoy are. AGAIN: entre todos los habitantes de amanecederos de España, sin duda me quedo con la panda de murcianos a lomos de un Golf y a gritos de ‘LOS DE CUATRO SOIS UNOS ROJOS». Qué grande la huerta y sus paisanos.

En definitiva, una noche de viernes aterradora que compensé con el televisor apagado todo el fin de semana, lecturas terapeúticas y paseos en bicicleta. Antidopping y antibaby total.

Blogs de tele candidatos al Premio 20 Blogs

Buenas tardes. Parece que me bajó la fiebre y estoy algo mejor. Albricias. Y para celebrar este lento retorno a la vida, hoy voy a comportarme como ese caballero que NO soy y a destacar algunos de los blogs sobre tele que compiten en el Premio 20 Blogs de este año.

Conste que, aunque hay bastantes, me he quedado solo con tres. Tengo mis razones. Y es que no me interesan nada los blogs que se limitan a dar sinopsis, están escritos sin gracia ni personalidad, parecen catálogos de notas de prensa o de descargas online.

Lo que no quiere decir nada. Porque yo, como todo el mundo sabe, soy una persona sin criterio. Afortunadamente.

Al tajo. He aquí mis tres blogs de tele preferidos que optan al premio (en desorden de preferencia):

La caja plana

Solo por sus ideas para darle una vuelta a De patitas en la calle, merece un lugar de honor en cualquier lista.

La tele que me parió

Escrito con gracia, con opiniones personales y comprometidas, con enlaces y documentación a tutiplén, excelentes artículos monográficos y contundentes críticas.

Telepatético

También me gusta. No tanto como los dos anteriores, que me chiflan, pero me parece un dignísimo blog de tele.

Así es que ya sabéis, detractores míos: aquí tenéis 3 opciones para sustituirme. Y -pensadlo- si llegáis a hacer que alguno de ellos se lleve el premio de este año, ¡lo mismo tenéis suerte y me jubilan!

Feliz fin de semana. Voy a automedicarme un ratico.

‘Padre de familia’ y ‘Los Simpson’: una teoría narrativa

Buenas tardes. Aquí me tenéis otra vez: a mí y a mis 39 de fiebre. Como dice mi amiga Lola: «Disfruta ahora que aún tienes menos años que grados de fiebre.» Y en ello estoy, disfrutando de mis delirios cubierto por una manta de conejo frente al ordenador y moqueando. Un cuadro.

Y en esas estaba esta tarde, mientras me comía un pastel de puerros con guarnición de Gelo Catil (esa gata japonesa rosa tan mona con paracetamol) y empalmaba Los Simpson con Padre de Familia, dos de mis series preferidas de la televisión. Y volvía a asistir al milagro, y pensaba «de hoy no pasa, hoy escribo sobre eso».

«¿Sobre qué?», preguntan a coro mis mocos.

Sobre un elemento que tienen en común ambas series y que no deja de maravillarme: cómo en ambas surge de pronto un elemento anecdótico en la trama que se convierte en LA TRAMA. Cómo lo que en principio parece un episodio acerca de cualquier otra cosa, acaba convertido en un capítulo que detona con un pequeño suceso. Y qué maravillosos son esos comienzos de argumento estándar y asistir a lo que sucede en ello sin saber qué será lo que ponga todo patas arriba.

Me fascina esa deconstrucción de la narrativa que, además, lleva consigo otro factor apasionante: la devaluación de hechos que pudieran parecer definitorios. Casi como un juego aleatorio de prioridades. Casi como la narrativa de la vida, y nada que ver con la tradicional forma de contar televisiva. Una genialidad.

(¿Os he dicho ya que tengo fiebre?)