La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

Fernando Vallejo… y yo

Ahora que a Grass se le confunden entre los papeles de su escritorio las esvásticas con los símbolos de euro, sería fabuloso que Fernando Vallejo escribiera una novela autobiográfica por la tangente (otra más) en la que confesara que él, en realidad, es de misa diaria, rosario vespertino y muy devoto de la Virgen de Guadalupe.

Ahora que Lech Walesa (el bigote de Wojtila) exige que Grass devuelva su Premio Nobel de Literatura, sería maravilloso que Vallejo confesara su fervor mariano y Hugo Chávez le exigiera que devolviese – íntegro – el importe del Rómulo Gallegos que el genial escritor colombiano donó a una asociación para la defensa de los animales.

Ahora que todo el mundo que no ha leído a Grass (bienaventurados sean) piensa que Gunter no era TAN bueno, sería fantástico que los mismos, que tampoco han leído a Vallejo (ellos se lo pierden), descubrieran que Don Fernando no es TAN demoniaco.

Ahora que lo pienso, a Fernando Vallejo y a mí nos unen solo dos grados de separación. Y por dos lados:

– por la espléndida revista colombiana El Malpensante, que hace unos meses publicó un texto mío, y al mes siguiente – para recuperarse del desastre, me imagino – anticipó en exclusiva a sus lectores un extracto del próximo libro de Vallejo (la magnífica revista El Malpensante, que no escarmienta y en el próximo número vuelve a publicarme… los pobres…)

– por el lado (bueno, siempre el lado bueno) de William Ospina; poeta, ensayista y novelista colombiano, que ha sido siempre tan lindo conmigo en Bogotá y que, cuando venga a España el próximo otoño a presentar su novelón «Ursúa«, dejará solo a Vallejo como resistente en la nómina de escritores colombianos que se negaron a visitar la «madre patria» (hijueputicas…) mientras se les exigiera un visado para viajar acá (William será el penúltimo en incumplir; antes ya lo hicieron Alvaro Mutis, Gabo…)

Me consta que cuando William fue a México a contárselo a Vallejo, le hizo muy feliz, pues nada hace tan feliz a Don Fernando como ser el último renuente. A algo. A lo que sea.

Grados: 2º (x 2)

3 comentarios

  1. Dice ser posmo

    nada como como las $$ para subir a la gloria.

    23 agosto 2006 | 8:29

  2. Dice ser Javier

    Agradable sorpresa encontrar a este lado del atlantico, a alguien que admire a Vallejo, el unico escritor hispanoamericano capaz de describir como «marica mataosos» a tan entrañable figura publica (el borbón monarca). Inigualables los dardos que escupe la pluma del maestro Colombiano.

    23 agosto 2006 | 9:10

  3. Dice ser chei

    a este lado del atlántico somos algunos los que admiramos a vallejo. bob, tienes más razón que un santo (qué feos algunos refranes de este idioma) en lo de no leer a gunter grass. yo no puedo con él ni en alemán, aunque parezca que leer a la gente en el original, aunque sea por darte el gusto de decirte, qué bien domino el idioma, suavice la mala literatura. en alemán hay que leer al alma gemela de vallejo, que es thomas bernhard. en fin, lo que quería decir es que esta tarde llega por fin a mi casa mi amigo jose, procedente de bogotá y con él mi primer libro de ospina. estoy impaciente.

    23 agosto 2006 | 10:02

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