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Entradas etiquetadas como ‘Territorios Palestinos Ocupados’

Arresto domiciliario, una «tradición» en los Territorios Palestinos Ocupados

Copyright: Anna Surinyach/MSF
Copyright: Anna Surinyach/MSF

 

Por Lali Cambra, periodista de Médicos Sin Fronteras.

Hadi y su familia han vivido desplazados desde la guerra de 1948. Hadi tiene dieciocho años y lleva la vida típica de un adolescente en un campo de refugiados en Jerusalén Este: como muchos otros jóvenes en Palestina, Hadi dejó el colegio hace dos años para poder ayudar a su familia, de seis miembros. Su padre no trabaja porque sufre problemas de salud crónicos, así como problemas psicológicos. Hadi y su hermano mayor son los únicos que ganan algo de dinero para su familia. “Dejé la escuela porque la educación que recibimos es deficiente. A la vez, quería ganar dinero para ayudar a mi familia y para labrarme un futuro”.

Pero Hadi lleva detenido en su casa un año. Fue arrestado en el control policial que separa el campo de la ciudad de Jerusalén, durante unas confrontaciones entre palestinos y los soldados destacados en el control. Hadi y un amigo habían salido a ver lo que sucedía, cuando, de acuerdo con su testimonio, fueron sorprendidos por agentes de la fuerza secreta de inteligencia (musta’reben) que procedieron a una detención muy violenta. Los pegaron de tal manera, que lo único que Hadi recuerda es haberse despertado en el hospital, rodeado de guardas. Fue trasladado a un centro de detención para ser interrogado, una interrogación que duró cinco días y tras los que fue puesto en libertad previo pago de una fianza de 16.000 shekels (más de 3.300 euros) que sus padres tuvieron que pedir prestados a familiares y amigos. Hadi fue puesto bajo arresto domiciliario hasta que los juzgados dictaminen de qué cargos se le acusa y qué día será el juicio. Su madre es su responsable: “muchas veces pienso que estoy jugando un doble papel, de guardia de prisión y de madre y son dos papeles incompatibles; por un lado quiero protegerlo, que no rompa las condiciones de su internamiento, por otro lado me desgarra el corazón verlo, sin poder salir de casa y en constante estrés”.

Los psicólogos que trabajan con Hadi resumen su condición al inicio de su tratamiento: “estaba muy preocupado y tenía reacciones psicológicas al hecho de no ser capaz de controlar su destino, especialmente porque no sabe cuánto va a durar su arresto ni qué va a ser de él. Tenía momentos de tensión con miembros de la familia, se enfadaba porque el resto podía ir y venir cuando él estaba encerrado. Estaba en un estado de sospecha constante que podía llevar a estados obsesivos o de paranoia, pensaba que estaba siendo vigilado por los vecinos. Y el problema se agravaba porque la policía llamaba de vez en cuando a la casa, para que él supiera que lo controlaban. Hadi estaba en una estado constante de alerta, algo tremendamente exhausto”. Hadi dice: “muchas veces pienso en salir, en romper mi encierro y que así me lleven a prisión. Por lo menos en la cárcel tendré a gente en mi misma condición y puedo saber cuándo entro y cuándo salgo y puedo hacer planes para después. Ahora me siento muy desamparado, sin ninguna posibilidad de hacer nada y he perdido la confianza en todo y en todos”.

La intervención terapéutica con Hadi consiste en elaborar un plan de intervención con orientación psicosocial que permita a Hadi retomar el control de su destino y salir del estado de desamparo e impotencia que siente. El plan supone devolverle la motivación psicológica para cambiar su realidad. Para ello necesita ser consciente de la realidad psicológica en la que vive, algo que el consejero de MSF le ayuda a conseguir.

En la actualidad Hadi está todavía bajo detención domiciliaria y hay indicios de que será sentenciado pronto y su arresto oficializado. Pero ahora Hadi es capaz de decir: “te puedo asegurar que no dejaré que nadie me robe de mi humanidad. No conseguirán que me vuelva una persona violenta y desafiaré a la realidad porque ese no es mi destino, no importa las circunstancias en las que me encuentre”.

El arresto domiciliario se remonta en Palestina a los años del mandato británico, cuando fue usado contra los palestinos. Israel adoptó este método de castigo tras ocupar Gaza y Cisjordania en 1967. Desde entonces, se ha usado en diferentes épocas y con diferentes grupos. Sin embargo, el arresto domiciliario es un fenómeno creciente especialmente en Jerusalén Este (bajo ocupación directa Israelí) y que ahora es aplicado a menores palestinos.

Mentes Ocupadas: La historia de Mariam

Por Cristina Falcone, coordinadora general de Médicos Sin Fronteras en Cisjordania.

Los equipos de MSF se centran en las personas con trastornos psicológicos (estrés agudo, trastornos de ansiedad, síndromes postraumáticos, depresión) causada por incidentes violentos. Fotografía: Juan Carlos Tomasi / MSF

Los equipos de MSF se centran en las personas con trastornos psicológicos causados por incidentes violentos. Fotografía: Juan Carlos Tomasi / MSF

En el campo de Hebrón, entre colinas áridas y rocosas, conocí la historia de Mariam, de casi 20 años. Vivía con su padre y el resto de su familia, 15 hermanos y las dos esposas del padre, tan solo un poco más mayores que ella, en una gruta al sur del distrito, en un ambiente hostil, húmedo y privado de cualquier servicio básico.

El padre de Mariam es pastor y nunca se aleja de su tierra por miedo a perderla. Su terreno no está muy lejos de un asentamiento y a menudo sus vecinos han intentado convencerle de que se marche.

La vida de Mariam ha sido una vida difícil. Al margen de la sociedad palestina, marcada por el conflicto pero también por limitaciones socioculturales y religiosas, Mariam no ha podido acceder a una educación básica, relegada tras un velo oscuro que sólo deja entrever unos ojos brillantes pero marcados por tanta injusticia.

Mariam nos acogió a mí y a la trabajadora social palestina como si fuera el cabeza de familia, nos invitó a sentarnos en uno de los colchones sobre el cual duermen y nos ofreció un vaso de te preparado en una hornacina humeante en la gruta. Rodeada de sus hermanos y de las otras mujeres, también ellas con la cara tapada, empezó a contar su historia. Nos habló de su sufrimiento cuando ella y su padre fueron golpeados por unos soldados. Los colonos, sus vecinos, llamaron a los soldados en cuanto vieron que estaban construyendo una cisterna de agua financiada por una organización internacional pero situada en una zona bajo control israelí y, por tanto, no autorizada.

Mariam habló del miedo y de la desesperación que sintió cuando su padre, el pilar de la familia, fue arrestado, y del sentimiento de impotencia y confusión que le causó no saber dónde se encontraba. Habló de su angustia al sentirse responsable de sus hermanos y hermanas sin tener ni los medios ni los conocimientos para ayudarles. Del miedo a que aquellos soldados regresasen y se la llevasen también a ella.

El sentimiento de impotencia no le impidió, sin embargo, intentar proteger a su padre en el momento del arresto. A pesar de la desesperación mientras nos contaba su historia, permanecía erguida y orgullosa entre tanta degradación y miseria. Antes de irnos, le propusimos una cita con una de nuestras psicólogas, que podría ayudarle a afrontar sus emociones. Mariam aceptó con una sonrisa en los ojos y, olvidando por un instante nuestros orígenes diversos y diferencias, nos despedimos con un fuerte abrazo de mujer a mujer.

Mariam inició la terapia con la psicóloga a las pocas semanas de nuestra visita y el resultado ha sido positivo. Ahora se ha trasladado a vivir a la ciudad de Yatta, a algunos kilómetros de distancia de su gruta, donde ha empezado un curso de alfabetización y se ha casado.

Crecer rápido en un campo de refugiados de Cisjordania

Por Theresa Jones, responsable de Salud Mental de Médicos Sin Fronteras en Cisjordania

Amin siempre ha sido un niño muy maduro, parece más mayor de lo que es. A menudo calificado de testarudo por su familia, le gusta salirse con la suya pase lo que pase. Tiene seis años y es el más pequeño de siete hermanos, los otros tienen por lo menos 18 años y están acabando la escuela o la universidad.

Sin embargo, éste no es el único motivo por el que Amin es tan maduro para su edad. Amin vive en un gran campo de refugiados en Cisjordania, frente a la torre de vigilancia del Ejército Israelí. El campo alberga a cerca de 10.000 refugiados registrados, y se considera el principal foco de las protestas de Cisjordania. Amin come, duerme y juega sólo a 50 metros del escenario de violentos enfrentamientos diarios entre jóvenes palestinos y soldados israelíes. Estos enfrentamientos siguen un patrón parecido a un juego, empezando generalmente con el lanzamiento de una piedra contra los soldados uniformados que forman filas frente al campo de refugiados, adornados con su sofisticado armamento. Parece que cuando vives en medio del caos, debes aprender a cuidar de ti mismo muy pronto.

Cuando los gases lacrimógenos penetran en su casa en el piso de arriba a través de las ventanas, como ocurre durante los violentos enfrentamientos, Amin es quien las cierra todas. Es él quien informa a su familia sobre lo que ocurre abajo en la calle, espectador habitual del terror y la agitación que se suceden ante sus ojos. Amin ve a diario armas tan grandes como él ante sus propias narices y es testigo de los cacheos e interrogatorios a los que los soldados israelíes someten a sus hermanos cuando salen a la calle.

Amin es quien informa a su familia sobre lo que ocurre abajo en la calle, espectador habitual del terror y la agitación que se suceden ante sus ojos. Fotografía: Juan Carlos Tomasi

Amin es quien informa a su familia sobre lo que ocurre abajo en la calle, espectador habitual del terror y la agitación que se suceden ante sus ojos. Fotografía: Juan Carlos Tomasi

Con esta realidad, no es extraño que Amin sienta la necesidad de asumir el control y cuidarse a sí mismo. Esta necesidad puede trasladarse muy fácilmente al día a día. Por ejemplo, cuando insistentemente quiere comerse una tableta de chocolate antes de comer o exige ver los dibujos que quiere en la tele.

MSF conoció a Amin unas semanas después de una violenta incursión a su casa en plena noche. Los soldados israelíes querían utilizar el apartamento de la familia de Amin para vigilar los enfrentamientos que se sucedían abajo en la calle. Parece que éste es un lugar conveniente para una segunda torre de vigilancia. La madre y la hermana de Amin describieron a la psicóloga que los soldados entraron por la fuerza en la casa, encerraron bajo llave a la familia en una habitación, y entonces ocuparon su sala de estar durante horas. Después de esa noche, Amin empezó a tener pesadillas frecuentes de soldados con caras negras (los soldados israelíes cubren sus caras con máscaras negras durante las incursiones),  a orinarse en la cama y se sobresaltaba con el más leve roce. El eczema que le cubre el cuerpo desde los dos meses de edad empeoró y su testarudez fue descrita como un comportamiento “descontrolado”.

Cuando la psicóloga de MSF conoció a Amin consiguió interactuar con él mediante juegos y él le pidió que cuando volviese a visitarle le trajese un “balón de fútbol negro”. La psicóloga piensa que el balón negro está asociado al incidente traumático que sufrió al ver a soldados con máscaras negras irrumpiendo en su casa. Los síntomas que tenía eran pensamientos e imágenes intrusivas de ese incidente. Quizás intentaba controlar esos recuerdos pegando patadas y lanzando la pelota.

Desde entonces ha utilizado dibujos para expresar sus miedos sobre lo ocurrido en el pasado, lo que está ocurriendo en el presente y lo que podría ocurrir en el futuro. Sin duda, parece tener ganas de hacer juegos que impliquen imaginación y magia, y con el tiempo esto parece haberle ayudado a sentirse algo más seguro. Amin también está recibiendo tratamiento del médico de MSF para aliviar el dolor que le provoca la infección cutánea que padece.

Está claro que ser niño no es nada fácil en este campo de refugiados de Cisjordania. De todas formas, esperamos que Amin pueda disfrutar algo de la sencillez de la niñez en medio de toda esta complejidad y caos.