Por Vania Alves (Bolivia, Médicos Sin Fronteras)
Aiquile, Cochabamba. Sonia, de 11 años de edad, y su sobrina Érica, de 5.
Todos en la familia, con la excepción de Érica, padecen el mal de Chagas. Sonia sufrió una reacción alérgica al tratamiento con benznidazol y tuvo que suspenderlo. No existe por el momento un tratamiento pediátrico, adaptado a los niños –una consecuencia de la falta de interés de la industria farmacéutica por esta enfermedad olvidada–, y los más pequeños son los más vulnerables a los efectos secundarios.
Bolivia es el país con mayor incidencia de la enfermedad de Chagas en el mundo. Se estima que el área endémica abarca el 60% del territorio nacional, y que el 40% de la población boliviana está infectada, porcentaje que puede llegar al 70% en las zonas de mayor endemicidad, como Cochabamba.
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Foto: © Vania Alves