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Entradas etiquetadas como ‘Haití Carrefour terremoto’

Preparando emergencias

Por Vicente Rey Bakaikoa (Haití, Médicos Sin Fronteras) 

El otro día, el encargado de preparar el plan de MSF de respuesta a las emergencias venideras (huracanes, inundaciones o también brotes de violencia política o social) vino a nuestro hospital. El objetivo es reunir un grupito entre el personal del centro que integre el equipo de MSF en Haití para intervención rápida: gente que sea capaz de movilizarse inmediatamente cuando la situación lo requiera.

En la reunión con los logistas que van a integrar ese equipo, el responsable explica al personal haitiano los riesgos y la flexibilidad necesaria. «Quizás haya que desplazarse, de un día para otro, a la otra esquina del país durante varias semanas. Tenéis que empezar a explicárselo a vuestras familias para que estén preparadas –les comenta-. En caso de huracán, quizás iremos a esperarlo, a ponernos lo mas cerca posible de su trayectoria para así estar más cerca de las víctimas que se puedan producir».

Les preguntamos cómo lo ven, y les comentamos además que, si no quieren tomar parte en el tema, por supuesto no pasa nada y no tienen necesidad ni de explicarlo. Pero en la respuesta que nos dan, entre bromas, se nota el orgullo que sienten de dar el callo en MSF, como ya lo hicieron después del terremoto, ayudando a la gente afectada, y que están impacientes por levantar sus escudos para detener ipso facto granizo, rayos, truenos y viento huracanado.

Les miro uno por uno y luego en grupo. Surgen de la memoria los momentos que viví con todos ellos en los días que siguieron al 12 de enero, y ahora soy yo el que se siente orgulloso de conocerles, privilegiado por haber formado parte del equipo en esos momentos y por seguir aquí hoy trabajando con ellos.

 

Tablón de anuncios

Y además, necesitamos más gente. Puse un anuncio para encontrar personal en distintos puestos de logística: guardas, conductores, operadores de radio, electricistas o fontaneros. Por precaución lo dejé sólo durante 24 horas en el tablón de anuncios en la entrada del hospital, aunque con la consigna de aceptar currículos durante cuatro días.

Desde que puse el anuncio, el conductor de MSF, la anestesista y la lavandera han venido a verme, todos en términos parecidos: «quería discutir un asunto contigo. Tengo un sobrino en casa desde el terremoto, tengo que encontrarle un trabajo, tienes que ayudarme»… La búsqueda de trabajo se ha convertido en algo desesperado. Cada día repito a no menos de diez personas (personal, pacientes, gente en la calle) las reglas que utiliza MSF para seleccionar al personal y que, sintiéndolo mucho, no podemos hacer favores ni excepciones. En este contexto, el éxito de mi convocatoria no es sorprendente.

Leer las cartas que acompañan los currículos tiene su encanto, sobre todo cuando uno encuentra alguna de las perlas. Guy me dice, por ejemplo: «Me permito enviarle mi currículum para el puesto de fontanero o de electricista o  los dos a la vez ya que soy »bicéfalo»». Ahora tengo otro problema… ¿cómo voy a hacer para leer los más de 1.000 currículos que me han llegado? Igual pongo un anuncio para encontrar a alguien que me ayude con ese trabajo… o mejor no.

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Foto superior: Equipo de MSF en los días posteriores al terremoto de enero (© Julie Remy)

Foto inferior: Vicente con James Dufresne, asistente logista (© Vicente Rey)

De la luz y los juegos

Por Vicente Rey Bakaikoa (Haití, Médicos Sin Fronteras)

El edificio de la escuela tiene dos plantas. En la planta de arriba es donde tenemos las oficinas, el laboratorio y la sala de reuniones. En la planta baja se encuentran la farmacia, la radiología, la descontaminación, la esterilización y el segundo quirófano. Desde el pasillo-balcón que corre a lo largo de todo el piso de arriba se puede ver el interior de la primera fila de tiendas.

Paso con distinto material al lado de la tienda más grande y oigo una discusión entre las enfermeras y los pacientes. Al volver la discusión continúa y me decido a entrar. La discusión ha subido de tono y entiendo, en creole, que el objeto de disputa es la iluminación de las  tiendas. Los pacientes quieren que las enfermeras apaguen las luces de las tiendas más pronto, y estas dicen que no puede ser porque la última rotación para distribuir los medicamentos y cambiar las vendas puede alargarse hasta medianoche. 

El tono va subiendo y entonces comprendo que el problema es que todas las luces comparten un solo interruptor y, hasta que no han acabado con la tienda numero diez, todas las otras tienen que soportar la iluminación.  Cuando un paciente requiere una atención más prolongada, las luces no se apagan en toda la noche. En las otras tiendas, a pesar de las escayolas y aparatos de fijación, algunos pacientes se suben a la cama para desenroscar las bombillas. La solución está en mi mano: cada tienda tendrá su interruptor.

También he visto a Martine, una niña de unos 10 años con una fractura, y a Doli, un chaval de 7 años que ha perdido varios dedos de los pies, y que me enseña una hilera de dientes blanquísimos cada vez que le saludo.  Comparten tiendas con varios adultos y con Ali, un niño que perdió a sus padres en el terremoto.  Aunque ya hace días que Ali podría volver a su casa, seguimos cuidando de él, a la espera de que algún otro familiar se presente a buscarlo.

Hace tan sólo unos días, las enfermeras intentaron reanimar sin éxito a uno de los pacientes con los que compartían la tienda.  Les observo mientras pasan el tiempo con un juego de construcción. Doli monta las piezas en una gran torre y después Martine se echa muy quieta en la cama mientras Doli hacer caer las piezas sobre ella. Después repiten el juego y es Doli el que queda enterrado por las piezas.  Después Martine imita los gestos de las enfermeras, reanimando a Doli.

El juego del terremoto se repite, y me deja hipnotizado durante varios minutos. 

 

 

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Foto Superior: Edificio y tiendas del Hospital de MSF en Carrefour, instalado en una escuela de formación profesional  (© Francois Servranckx / MSF)

Foto Inferior: Un pequeño paciente del Hospital Carrefour, con una pieza de un juego de construcción (© Francois Servranckx / MSF)