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Ébola en Guinea: una lucha contra los rumores

Por Tim Irwin, UNICEF

Uno de los rumores más persistentes, según me cuenta Roger, es que el humo que sale de los centros de tratamiento de ébola procede de las cremaciones de los cuerpos de víctimas del virus.

Roger Lamah es miembro de UNICEF Guinea y está trabajando en la provincia de Forecariah, una de las zonas donde sigue habiendo ébola en el país. Desde que llegó aquí en febrero, ha estado trabajando junto a un grupo de trabajadores sociales en comunidades rurales y aisladas para enseñar a la gente a evitar contagiarse del virus, a reconocer los síntomas y acabar así con los rumores que aterrorizan a la población.

Roger Lamah se prepara junto a su equipo para una nueva jornada de sensibilización ©UNICEF Guinea/2015/Tim Irwin

Roger Lamah se prepara junto a su equipo para una nueva jornada de sensibilización ©UNICEF Guinea/2015/Tim Irwin

Estamos en el pueblo de Sikhourou, a dos horas de viaje desde Forecariah. Aquí, sus 420 habitantes han sido puestos en cuarentena durante 21 días para evitar movimientos que puedan extender el virus. Tres personas han muerto en Sikhourou desde que se iniciase el gran brote de ébola hace ya más de un año. La semana pasada, un anciano fue trasladado al centro de Forecariah para ser observado después de mostrar síntomas de la enfermedad.

“Las comunidades rurales de la zona solían ser muy difíciles de acceder, porque incluso había resistencia violenta frente al personal del ébola”, me cuenta Roger. “Tuvimos que buscar una solución porque sin acceso no tienes nada: no tienes prevención, no tienes vigilancia y no puedes hacer seguimiento a los casos”.

Los trabajadores sociales se encargaron de realizar un mapeo de los puntos de resistencia y un seguimiento de los rumores que iban circulando para poder responder a los miedos de las comunidades. Desde UNICEF, apoyamos la creación de estaciones de radio para emitir programas sobre prevención del ébola y para responder a los rumores que circulan por doquier.

“Encontramos tres tipos de resistencias: en la comunidad, en las familias y a nivel individual”, dice Roger mientras reúne a su equipo para preparar una nueva jornada de “puerta a puerta” para recordar a los habitantes la importancia de la buena higiene y para distribuir pastillas de jabón.

“Por cómo nos han recibido hoy aquí puedes ver que la resistencia familiar y comunitaria es un problema menor. El reto ahora no consiste en acceder al pueblo, sino en superar la resistencia individual que puede llevar a entierros peligrosos o al rechazo a llevar a un familiar enfermo a un centro de tratamiento”.

Las mujeres de Sikhourou se preparan para una marcha movilizadora ©UNICEF Guinea/2015/Tim Irwin

Las mujeres de Sikhourou se preparan para una marcha movilizadora ©UNICEF Guinea/2015/Tim Irwin

Un comité de mujeres del pueblo se ha reunido bajo un árbol para formar parte de una marcha motivacional. Cada una de ellas lleva una potente camiseta con las palabras “el ébola es real” en la parte delantera. No hace tanto tiempo que esta visión no era compartida por muchos aquí. Aunque creció la concienciación sobre la enfermedad, muchas personas seguían creyendo que eran los trabajadores los que estaban trayendo el ébola a sus comunidades.

Ganarse la confianza y el apoyo de los líderes tradicionales fue esencial para ampliar el acceso, según dice Roger. Para cortar los rumores sobre que los cuerpos de las víctimas estaban siendo quemados, se invitó a los líderes del pueblo a los centros de tratamiento. Además, algunos supervivientes de la enfermedad visitaron las comunidades en riesgo para compartir experiencias.

Sikhourou ya está aislado de por sí; el pueblo más cercano está a más de 1 kilómetro. Pero sus habitantes no serán dejados de lado durante el periodo de 21 días. Estamos en el segundo día de la cuarentena y las agencias aliadas ya han distribuido comida y otros suministros. Se están construyendo letrinas e incluso se ha puesto en marcha un generador. Desde UNICEF estamos también cavando un pozo para que la comunidad pueda acceder fácilmente a agua limpia.

Desinfección de una casa en Sikhourou ©UNICEF Guinea/2015/Tim Irwin

Desinfección de una casa en Sikhourou ©UNICEF Guinea/2015/Tim Irwin

“¿Quieres que el ébola desaparezca?”, pregunta Roger al grupo. Más de 40 mujeres con sus bebés a la espalda gritan: “¡Sí!”.

“¡Fuera ébola!”, grita una de las mujeres cuando le llega el turno al micrófono. En la parte de atrás de las camisetas que todos los habitantes de este pueblo llevan mientras ven la proyección de un vídeo sobre el virus se puede leer: “Estoy implicado en mi comunidad”.

El trabajo con las comunidades, ayudándolos a protegerse a sí mismos, escuchando sus preocupaciones y poniéndolos al frente de la respuesta frente al ébola ha sido clave para reducir el número de casos en Guinea.

“En los últimos días habréis visto muchos coches y mucha gente, probablemente más que nunca antes”, dice Roger mientras su equipo comienza a preparar sus cosas. “Estas personas quieren ayudaros. Quieren ayudaros a liberaros del ébola. No tienen miedo”.

“Que la próxima vez, la historia sea diferente”

Unni Krishnan, Dir. de Preparación y Respuesta ante Desastres de Plan Internacional

El Dr. Unni Krishnan, Director de Preparación y Respuesta ante desastres de Plan Internacional, en una de sus visitas a África Occidental.

Ha pasado un año desde la declaración oficial del brote de Ébola que ha devastado a miles de familias en Guinea, Liberia y Sierra Leona. Aunque las proyecciones son que los tres países van por buen camino para regresar al punto cero, se siguen registrando nuevos casos de contagio. La amenaza de un brote futuro no ha terminado.

Este aniversario brinda la oportunidad de reflexionar sobre las lecciones que hemos aprendido y sirve para prepararse de cara al futuro, en África y más allá. Para conducir hacia el futuro, los buenos conductores siempre utilizan sus espejos retrovisores.

Cada desastre ofrece oportunidades de aprendizaje. Mizuta Masahide, poeta japonés del siglo XVII y samurái, dijo: «Desde que mi casa se quemó allí abajo, ahora tengo una mejor vista de la luna». La forma más adecuada de honrar las vidas que el Ébola ha echado a perder es asegurarse de que algo así no se repita. En vez de especular, es necesario adoptar un enfoque sobre lo que se puede hacer. ¿Cómo responderemos la próxima vez? Son vitales algunas medidas urgentes para escribir una historia diferente.

La velocidad es un factor importante para que cualquier respuesta ante una emergencia sea exitosa. La próxima vez, para ser más astutos que el virus, tenemos que actuar con rapidez en el despliegue de equipos, especialistas y hospitales de campaña. La velocidad jugará un papel crítico para escribir una historia diferente durante los primeros cien días, en África o en otros lugares.

Construir un fuerte sistema de salud pública:

Los especialistas de Plan Internacional en terremotos nos han enseñado una lección sencilla: no son los terremotos los que matan a los niños y niñas que asisten a la escuela, sino la mala calidad de las infraestructuras. Un fuerte sistema de salud pública puede soportar el impacto de una epidemia o la amenaza de pandemia, no sólo de un brote de Ébola, sino también de otros relacionados con enfermedades como el cólera, la meningitis, el síndrome respiratorio agudo (SARS), el síndrome de Oriente Medio respiratorio (MERS) y la gripe aviar.

Incrementar la vigilancia:

El año pasado, las malas condiciones meteorológicas obstaculizaron la respuesta, ya que la expansión del Ébola coincidió con la temporada de lluvias en la zona. No se podía transitar por las carreteras. Bajo estas circunstancias, y ante la ausencia de una fuerte maquinaria de salud y unas redes de seguridad social, las lluvias y las inundaciones amplifican el impacto de cualquier brote que se produzca.

Prepararse y no entrar en pánico:

Para una mayor prevención, lo ideal es mejorar la formación de las comunidades, especialmente los especialistas de salud. La ayuda externa suele tardar semanas o un mes en llegar. Durante los primeros días del brote de Ébola, a excepción de un apoyo muy limitado de organismos como Médicos Sin Fronteras (MSF / Médicos sin Fronteras), la Cruz Roja y Plan Internacional, la gente hacía frente al virus por su cuenta. Si una comunidad está debidamente preparada para responder al Ébola o a cualquier desastre, sus opciones de vencerlo aumentan considerablemente.

Otra medida es iniciar la preparación para desastres, primeros auxilios y lecciones de salud pública directamente en las escuelas para construir una cultura de preparación y minimización de muertes y devastación.

En 2011, un cóctel mortal de múltiples desastres (terremoto submarino, tsunami masivo y un reactor nuclear roto) mató a más de 15.000 personas en Sendai (Japón). Sin embargo, este país ha demostrado que está preparado para salvar vidas cuando suceden estos problemas. Es mucho mejor y más rentable invertir en la preparación para la lucha contra incendios que en la respuesta posterior.

No ignorar las necesidades invisibles:

Mientras que la acción prioritaria debe ser detener la propagación del virus y garantizar entierros seguros, es necesario atender a los impactos invisibles. Por cada crisis de salud pública, hay una crisis humanitaria invisible, como el cierre de escuelas y el aumento de los precios de los alimentos. Además, esto deja muchas a cicatrices en la mente de los jóvenes.

Un informe de investigación elaborado por Plan Internacional concluye que el Ébola ha marcado emocionalmente a los niños y niñas más allá de las consecuencias físicas. El bienestar emocional y la atención psicosocial debe conservar un lugar importante en los esfuerzos de socorro y recuperación.

Los huérfanos que el Ébola ha ocasionado son el verdadero rostro del brote. El mundo tiene que complementar esta demostración de generosidad hacia los afectados con apoyo material, para que estos niños no terminen siendo una carga adicional para las familias que ya están luchando por encontrar alimentos y por pagar las tasas escolares.

La información es un salvavidas en una crisis y los medios de comunicación pueden desempeñar un papel fundamental. Los rumores y la ignorancia han tenido como resultado los ataques a la salud y los trabajadores humanitarios, y a algunos de ellos les ha costado la vida. En una crisis como la del Ébola, cuando la vida y la verdad se convierten en las primeras víctimas, los medios de comunicación deben ir más allá de la mera presentación de informes. Su labor es fundamental para informar, educar y empoderar a la gente.

Uno no puede vencer a un virus invisible y mortal sólo con los médicos. Los medios de comunicación también pueden ayudar a que las autoridades acepten la realidad y favorecer una respuesta rápida. Como dijo Albert Camus, la mejor manera de lidiar con la peste es siendo honesto al respecto.

La colaboración creativa entre tecnología, medios de comunicación, salud y trabajadores humanitarios puede ayudar a escribir una historia diferente ante el próximo brote.

 

La respuesta al brote de Ébola se asemeja a una intervención en una zona de guerra

Mariano Lugli, coordinador de emergencias de Médicos Sin Fronteras para el brote de Ébola en Guinea

Miembros de MSF aseguran el traje de protección antes de entrar en el centro de tratamiento  del Ébola Copyright: Amandine Colin/MSF

Miembros de MSF aseguran el traje de protección antes de entrar en el centro de tratamiento del Ébola Copyright: Amandine Colin/MSF

Llegué a Guéckédou, donde comenzó el brote, hace dos semanas. La situación era confusa, los casos aún no se habían confirmado, pero todo apuntaba al Ébola. Así que establecimos medidas de protección para garantizar la seguridad desde el principio.

Lo primero que hicimos fue tratar de reducir el pánico entre el personal de salud, que a menudo son los primeros en verse afectados por la enfermedad. Los trabajadores de salud del hospital de Guéckédou se vieron afectados al igual que cuatro médicos en Conakry. Cuando ocurre un brote, una gran cantidad de personal sanitario huye porque están asustados. Así, en Guéckédou, los pacientes quedaron completamente solos durante dos o tres días.

Este es el motivo por el que incluso antes de la confirmación del brote de Ébola, realizamos sesiones de formación con médicos y enfermeros en las que explicamos cómo poner en marcha medidas de control de infección ante el virus en los hospitales con el fin de protegerse a sí mismos.

Había mucho que hacer en muy poco tiempo: la construcción de una sala de aislamiento para los pacientes (lo que hicimos en dos días) y el establecimiento del control de la infección en el hospital. El siguiente paso era identificar a las personas que habían tenido contacto con los pacientes y realizar un seguimiento continuado durante 21 días. Si no presentaban síntomas durante este tiempo, podrían ser declarados no contaminados. También comenzamos la vigilancia epidemiológica, organizamos actividades de sensibilización con los medios de comunicación locales para proporcionar información esencial a la población local y, al mismo tiempo, creamos equipos para identificar los posibles casos y llevarlos a las salas de aislamiento. Solo poniendo en marcha  todas estas actividades de forma inmediata puedes esperar contener la epidemia.

Se suponía que debía estar diez días, pero en mi camino de regreso a Conakry me dijeron que se habían confirmado casos en la capital así que me quedé. Como coordinador de emergencias, empleo mucho tiempo en reuniones, pero cuando tenía tiempo me gustaba ayudar al equipo médico que entra en las salas de aislamiento a recoger muestras de sangre y mantener el ánimo de los compañeros.

Monia Sayah, enfermera de MSF, explica al personal del hospital Guéckédou como se transmite el virus y como protegerse cuando tratan los pacientes. Copyright: Amandine Colin/MSF

Monia Sayah, enfermera de MSF, explica al personal del hospital Guéckédou como se transmite el virus y como protegerse cuando tratan los pacientes. Copyright: Amandine Colin/MSF

Resulta muy estresante trabajar en esta situación porque conoces la enfermedad, sabes cuáles son los riesgos, que no puedes cometer errores y que tienes para mantener la concentración en todo momento. Al mismo tiempo, los recursos humanos están bajo presión y estás cansado. Al principio, el equipo se levantaba a las dos y las tres de la mañana para hacer rondas en la sala de aislamiento.

Creo que se asemeja mucho a una intervención en una zona de guerra, hay una enorme solidaridad entre los miembros del equipo y todos tratamos de ayudarnos unos a otros. El hecho de tener que vestirse con ropa de protección para entrar en las salas de aislamiento y localizar pacientes en las comunidades es muy estresante para todos los involucrados, pero en términos de la solidaridad entre las personas, es muy positivo.

Hay gran estigma asociado al Ébola por lo que tenemos psicólogos que ayudan a los pacientes y sus familias. Situar a una persona en aislamiento es una decisión muy importante y resulta especialmente difícil con pacientes que se encuentran en el límite por los síntomas que presentan y su historial de contactos con pacientes infectados. Así que hemos creado zonas separadas dentro de la sala de aislamiento: una para los casos confirmados y otra diferente donde están los que aún la infección no ha sido confirmada mediante análisis de laboratorio. Ya en estos momentos, un laboratorio en Guéckédou  puede analizar las pruebas y en doce horas determinar si las personas tienen la enfermedad.

Regresé ayer a casa. Mi mujer es enfermera pediátrica. Trabajó en Liberia durante un brote de fiebre hemorrágica de Lassa, así que conoce este tipo de enfermedades. No me he atrevido todavía a decirle a mis padres donde he estado –aunque estos días va a estar en todos los medios italianos – así que voy a tener que contárselo pronto.