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Los hombres que no querían a las mujeres

Por Amanda Martínez, cooperante de Farmamundi en República Democrática del Congo (RDC).

Ella ni siquiera lloraba. Contaba su historia con una calma desconcertante. Las demás mujeres la escuchaban atentas y en silencio, formaba parte de la terapia: escuchar y compartir.

Ella estaba embarazada, pero ese embarazo no se acompañaba de alegría y orgullo, sino todo lo contrario, de vergüenza y miedo a ser repudiada. Con solo 32 años, Therese Kavira, del poblado Mutendero, a 26km de la ciudad de Butembo, había sido violada en más de una ocasión y el bebé que iba a traer al mundo era fruto de una de esas agresiones. A pesar de todo, estaba convencida de que quería tenerlo, y que lo iba a cuidar con todo el cariño que ella no había tenido, costase lo que costase, al fin y al cabo, decía, no había sido culpa suya.

Su marido la abandonó tras haber sido violada, no estaba bien visto en la comunidad.

Hizo una pausa. A su lado, una mujer la cogió de la mano. Siguió hablando, contó que dejó su casa, la mayoría de sus pertenencias y se fue a casa de un familiar, donde seguía siendo despreciada por el padre de familia. No la querían, pero no sabía dónde ir. Contaba que trabajaba duro, como lo hacen el resto de las mujeres africanas, responsables del cien por cien de las tareas reproductivas del núcleo familiar: transportar agua, leña, trabajar el campo, preparar la comida, limpiar, siempre con bebés a la espalda cargados con telas descoloridas.

Las industrias madereras iban abriéndose paso en los valles y las colinas de Kivu Norte, al Este de la República Democrática del Congo, y cada vez había que recorrer más kilómetros para llegar a los campos de cultivo, muchos de ellos, además, ocupados por grupos armados. Un día, estaba recogiendo maíces y escuchó voces masculinas que la dejaron petrificada. Cuando reaccionó quiso correr, pero ya era tarde. De nuevo, volvieron a abusar de ella, quedándose así embarazada.

ACABAR CON LA IMPUNIDAD

La República Democrática del Congo se considera uno de los peores lugares del mundo donde nacer mujer. Esta situación se agrava en la zona este del país, territorio de los Kivu, donde la población vive sumergida en un contexto de crisis profunda de larga duración. Todo ello promueve que las violaciones de derechos humanos que sufre los habitantes de esta zona sean continuas y sistemáticas, incidiendo además con mayor dureza en función del género y de la posición económica.

Por otra parte, la impunidad generalizada que existe para los agresores, sean conocidos o desconocidos por la víctima, es escalofriante. En ocasiones, son obligadas a contraer matrimonio con sus agresores para no manchar la imagen en la comunidad. En otras ocasiones los hermanos, cónyuges o padres de las víctimas resuelven los casos con una compensación económica entre familias. Pero ¿y ellas?

Farmamundi apoya, entre otras y desde hace más de una década, a una Asociación Local de Mujeres en la ciudad de Butembo que articula estrategias necesarias para que las mujeres, como Therese, y niñas que han padecido violencia sexual accedan a una atención sanitaria de urgencia y tratamiento especializado. Las víctimas que acuden al Centro Hospitalario de FEPSI, en la Zona de Salud de Butembo, son inmediatamente atendidas médica y psicológicamente, gracias al abastecimiento en medicamentos y material sanitario de calidad, que incluye unos kits de urgencia para prevenir embarazos no deseados y otras enfermedades de transmisión sexual.

Además, un equipo humano profesionalizado y con larga experiencia en el tratamiento psíquico de las víctimas de violencia sexual se encarga de su tratamiento psicológico, contribuyendo así a su reestructuración personal y reintegración social.

Por último, la estrategia de atención incluye el asesoramiento legal de estas víctimas, cuyo objetivo no es tanto la interposición de una denuncia, sino la asesoría de calidad de las mujeres, un derecho que es sistemáticamente vulnerado debido a la desinformación y las barreras sociales y económicas para acceder a la justicia.

Las mujeres y niñas son el 50% de la población mundial. Están ahí y sufren. No solo en la República Democrática del Congo, sino también en Nigeria, Guatemala, Nepal, Brasil, Estados Unidos, España o Alemania. Abramos los ojos a una realidad que es más evidente en unas regiones que en otras, pero que existe a nivel mundial.

Respetémoslas, escuchémoslas, amémoslas porque son nuestras hijas, hermanas, madres y mujeres. Seguro que así podremos acercarnos más a esa paz tan anhelada por todos.

7 comentarios

  1. Dice ser opinante sin mas

    Y venga a follar…..a todos los pobres les encanta llenarse de hijos

    06 febrero 2017 | 08:55

  2. Dice ser Deliranta

    Sí, claro… todas las mujeres salen de sus casas a diario a ver si son violadas. Menudo comentario más falto de argumento, compañero.

    06 febrero 2017 | 11:02

  3. Dice ser Carmen

    Al «opinante sin más» (comentario 1):

    Con elementos humanos como tú el analfabetismo aumenta en España a un ritmo creciente. Lee bien la entrada del post antes de «opinar sin más». Porque aunque todos tengamos opiniones, no todas son respetables como se suele afirmar a la ligera. Y la tuyaa precisamente entra en la categoría de » no opinión».

    06 febrero 2017 | 14:45

  4. Dice ser luis alberto

    A ver cuando se manifiestan las mujeres contra la ley de violencia de género,que es inconstitucional y va contra los derechos humanos…
    el titular correcto sería: » las mujeres que no quieren a los hombres y los odian por su misandria «

    06 febrero 2017 | 15:20

  5. Dice ser Boadicea the Victorious

    Es su «cultura», y hay que respetarla. Lo malo es que les estamos dejando exportarla a Europa.

    06 febrero 2017 | 19:16

  6. Dice ser Lico

    Los hombres también son violados y asesinados. Los hombres además tienen la desgracia de nacer hombres y la violencia que generan es la de ser asesinados. Ellas son violadas y me parece una salvajada pero no olvidemos que el hombre es la victima mayoritaria en cuanto a violencia y mirad las cifras de asesinatos en hombres y en mujeres. Ellas son la mayoría en las victimas de violación pero luego pueden seguir adelante peor o mejor pero la mayoría de victimas de asesinatos (y son muchísimos) son los hombres y eso es el final y aquí nadie dice nada ni se hace un artículo o un documental. Que pasa somos menos victimas por ser hombres? Somos desechables? Un poco de por favor. Falta educación cívica y leyes serias y reales para impedir estas cosas pero nunca verán la luz por los dirigentes que tienen apoyados por las grandes potencias mundiales.

    07 febrero 2017 | 12:55

  7. Dice ser sin nombre

    Respondiendo al 6.

    Me parece interesante tu punto de vista. Desde luego es algo que merece también ser nombrado. Pero no para quitarle importancia a la violación y al abuso.

    13 febrero 2017 | 08:40

Los comentarios están cerrados.