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Velando por la salud de menores refugiados en Grecia

Jamal El Kadib, delegado de Cruz Roja Española en Grecia.

Mis últimas semanas en Skaramagas estuvieron cargadas de información, trabajo y movimiento en lo relacionado con tareas administrativas y asistencia jurídica a las personas refugiadas. Es cierto que en el puesto de la Cruz Roja en Skaramagas no atendemos, en principio, consultas de tipo administrativo o jurídico, pero el hecho de que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) hubiera empezado a registrar a las personas refugiadas repercutió en el trabajo que desarrollábamos en el día a día.

La clínica de Cruz Roja atiende a diario más de un centenar de personas por diversas causas. Para ello, se dispone de un médico de medicina general o de familia, dos pediatras, una enfermera y una matrona. Las consultas se atienden por orden de llegada o según la dolencia o cuadro médico del paciente (triaje).

Sin embargo, la actividad más destacada fue la campaña de vacunación donde tratamos, en colaboración con la Cruz Roja Helénica, de vacunar a los niños y niñas de entre uno y quince años que no habían sido vacunados en su país de origen o simplemente por carecer de documentación que lo pudiera probar.

cruzroja

Campaña de vacunación de menores en el campamento de refugiados de Skaramagas.

La campaña empezó a finales de junio informando a los representantes de la comunidad a través de reuniones que se suelen mantener cada jueves. Después procedimos a trasladar la información mediante carteles publicitarios traducidos por nuestros traductores al árabe y al farsi (idioma persa, lengua oficial en Irán, Afganistán y hablado en algunas zonas de Irak) y más tarde con mi ayuda como traductor, se trasladó la información por megafonía a todos los sectores del campo.

A partir de la primera semana de julio, empezamos a distribuir las citas en cada caravana o tienda. Se distribuyeron alrededor de mil citas y habíamos habilitado un espacio con suficiente personal para atender a unos cuarenta menores cada hora. Hay que tener en cuenta que una vez vacunado el niño o la niña, debían permanecer en un espacio habilitado para ello, en observación, al menos unos 30 minutos para poder atenderle en caso de efectos no deseados de la vacuna.

El compañero de Cruz Roja Málaga, Jamal Elkadib (a la izquierda), informando por megafonía de la campaña de vacunación en el campamento de refugiados de Skaramagas.

El compañero de Cruz Roja Málaga, Jamal Elkadib (a la izquierda), informando por megafonía de la campaña de vacunación en el campamento de refugiados de Skaramagas.

La campaña arrancó coincidiendo con el registro de las personas refugiadas en las dependencias de ACNUR, y con las distribuciones diarias de productos y alimentos, algo que pudo ralentizar de algún modo la campaña.

Sin embargo, a medida que avanzaba el día, fuimos recibiendo a niños y niñas sin parar. Durante las dos semanas que ha durado la campaña pudimos atender a casi mil niños y niñas de diversas nacionalidades. No se registraron incidencias de ningún tipo, pudimos evitar colas, esperas innecesarias y exponer a los menores al sol más de lo deseado. Por ello, nos encontramos satisfechos con el resultado obtenido con la campaña de vacunación.

En la media hora que permanecían los niños y niñas dentro del espacio habilitado para la vacunación, teníamos a voluntarios y voluntarias de la Cruz Roja Helénica y de otras organizaciones, tal como Save The Children, para encargarse de entretener a los menores a través de dinámicas de grupos, juegos, manualidades, pinturas, etc.

Campamento de refugiados de Skaramagas.

Campamento de refugiados de Skaramagas.

Durante esta pausa, los compañeros y compañeras de atención psicosocial pudieron interactuar con las madres y los padres para averiguar las necesidades de cada familia, el tipo de intervenciones que les gustaría tener y las actividades en las que podrían participar. También intentamos recabar información sobre las competencias y profesiones de los mismos en su país de origen. Las demás actividades se desarrollaron igual que en las semanas anteriores, aunque cabe señalar que después del mes sagrado de Ramadán, cambiamos el horario de la atención en la clínica.

En julio se abrió un paréntesis en mi misión en Skaramagas, puesto que me asignaron a la isla de Chíos. Es una isla fronteriza con Turquía, donde siguen llegando personas refugiadas por mar. La isla está al límite de su capacidad, además, suele ser un destino turístico muy importante en agosto en Grecia. Nuestra intervención allí sirve para atender a pacientes tanto adultos como de pediatría, y al mismo tiempo, tratar de evaluar la situación para más intervenciones de Cruz Roja Española en la isla. Sabemos que la situación es tensa y las condiciones de vida son muy complicadas en dicha isla. La información que nos llega desde allí nos indica que hay personas refugiadas en Chíos que llegaron en marzo y siguen sin poder viajar a Atenas y que muchos de ellos y ellas duermen en tiendas de campaña.

Además de traductor, destacan mi perfil como mediador y mi experiencia como educador y trabajador en el Centro de Migraciones de Cruz Roja en Málaga para desarrollar esta parte de la misión en Chíos. En este sentido, quiero aprovechar y agradecer a mis compañeras y compañeros del Área de Inmigrantes y Refugiados, que me ofrecen su apoyo y aportan ideas, que desde la distancia son muy necesarias, tanto a nivel operativo como a nivel anímico. En especial, a David Ortiz (responsable del Área de Inmigrantes y Refugiados en Málaga, antiguo director del Centro de Migraciones) por su disponibilidad absoluta para atenderme las 24 horas al día, sus orientaciones y su apoyo constante e infinito para poder gestionar mejor el día a día durante la misión, sobre todo proponiendo ideas innovadoras para desarrollar actividades para las personas refugiadas con la finalidad de bajar la tensión entre las comunidades de refugiados aquí en Grecia.

Mi próximo informe lo enviaré desde Chíos.

1 comentario

  1. Dice ser jos

    Estuve en Chíos y me horrorizó el estado del centro de inscripción de inmigrantes, era todo como muy improvisado, parecía más un chutadero de yonkis que un centro, mirad: http://www.losmundosdehachero.com/viaje-a-chios-en-el-centro-de-inscripcion-de-refugiados/

    15 septiembre 2016 | 09:16

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