Por Sandra Ramírez Ortiz (@Cruzrojacol)
Nuestra travesía inició en el Puerto de Buenaventura, y aunque nos esperaba un viaje difícil y agotador, estábamos expectantes por conocer la población a la que una vez más la Cruz Roja Colombiana llegaba a intervenir en su misión humanitaria, con el apoyo de la Cruz Roja Noruega, la Cruz Roja Española y ECHO. Sobre las 9:00 a.m. embarcamos una lancha que nos llevaría por siete horas entre el mar y el Río Naya al corregimiento de San Francisco Adentro, el cual limita entre los departamentos del Valle del Cauca y Cauca.
Después de hora y media de trayecto en mar abierto por el Pacífico, el cielo se oscureció para anunciar un torrencial aguacero que se prolongó por más de una hora. A pesar de las condiciones climáticas y el fuerte oleaje decidimos continuar hasta que la visibilidad disminuyó por completo y fue imposible seguir el recorrido. Paramos en un lugar de pesca y ahí nos albergamos hasta que el cielo se despejó, bajó la marea y fue más fácil navegar.
Horas después de contemplar la Cordillera Oriental entre el Río Naya, finalmente llegamos al primer punto de nuestro largo viaje, el municipio de Puerto Merizalde, una población humilde pero con gran calor humano, quienes nos recibieron con un almuerzo con ese sabor costero que los caracteriza. Después nos dirigimos al municipio de Dos Quebradas, a dos horas de trayecto, allí tuvimos que cambiar de lancha por una más pequeña, ya que uno de los efectos de la temporada seca ha sido el bajo nivel de los ríos. Para llegar al corregimiento de San Francisco Adentro navegamos por dos horas más, donde nos esperaban los líderes comunitarios para darnos la bienvenida.
BIENVENIDOS A MAR ADENTRO
En la época de la esclavitud, las familias afrodescendientes empezaron a emigrar a estas regiones aisladas y de difícil acceso geográfico, con el fin de encontrar un lugar que les garantizara seguridad y supervivencia. Cuenta Eleuterio Garcés, oriundo de la región y máximo líder comunitario, que sus antepasados viajaban de manera permanente a Buenaventura para traer víveres, viajes que eran de 8 días en canoa arrastrada con un canalete, si las condiciones del mar lo permitían, pero cuando no, debían navegar por más de 15 días a causa de la fuerte marea.