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Kos, mucho por hacer aún

Por Òscar Velasco, Delegado de Comunicación en Emergencia de la FICR en Grecia

Los alrededores del centro de identificación y reconocimiento de la Policía en la isla griega de Kos son en últimas semanas un espacio difícil de describir pero, sobre todo de entender, dentro de la Europa comunitaria.

Centenares de personas -en gran mayoría hombres jóvenes, pero también familias enteras con niños o bebés- están durmiendo en las calles, las más afortunadas en tiendas de campañas, las menos, sobre cartones en el suelo; colas interminables frente a las dependencias policiales hasta la madrugada; tumultos improvisados para reclamar mayor celeridad en los trámites de identificación; jóvenes y pequeños tomando un baño en las aguas transparentes… así es el día a día en esta ínsula oriental del Dodecaneso.

Si se estima que más de 200.000 personas migrantes han alcanzado la frontera griega en lo que va de año, en estos últimos días y semanas esta cifra se ha incrementado exponencialmente, ante el inminente fin del verano. El número de personas que ha alcanzado las costas griegas en botes en los primeros 8 meses de 2015 ha aumentado un 750% respecto al mismo período del año anterior.

Grecia (3)

Parten de madrugada, a las 2 o 3 a.m., en embarcaciones neumáticas con capacidades de 10 a 50 personas desde las cercanías de la ciudad turca de Bodrum y llegan al alba, después de una travesía marítima de unas dos horas y media o tres para recorrer 4 kilómetros de distancia, según sea la dirección del viento o el estado de la mar, en general aquí muy tranquilo. La noticia de la reciente muerte de 12 personas en la costa turca de Bodrum aún no deja de estremecernos. Para realizar este trayecto en bote cada persona ha tenido que desembolsar de 1.000 a 1.500 euros para comprar entre todos la embarcación que luego quedará abandonada a su suerte.

Diariamente el influjo de personas refugiadas y migrantes en Kos se estima que ha alcanzado la cifra de un millar de personas y, aunque las autoridades tengan ciertas dificultades en dar cifras exactas, se calcula que unas 6.000 están instaladas temporalmente en la isla. Son personas procedentes de Siria, Iraq, Bangladesh, Paquistán, Afganistán, pero también del África Subsahariana. Han dejado atrás guerras, conflictos armados, miseria, miedos… pero ahora tienen que afrontar otros nuevos retos plagados de incertidumbre ante su largo periplo hacia el Norte.

«La situación humanitaria es francamente difícil hoy en Kos, realmente necesitamos la ayuda de Europa para dar una respuesta» reconoce Irina Panagiotopoulou, voluntaria y presidenta de la asamblea local de Cruz Roja Helénica en Kos. En esta isla de unos 30.000 habitantes, la Cruz Roja cuenta con una discreta red de colaboradores voluntarios. En una isla eminentemente turística como Kos y en plena temporada alta queda muy poco tiempo para el voluntariado. Irina, en cambio, se lo quita a su pequeño negocio turístico para liderar un equipo de unos 30 voluntarios que distribuyen un par de tardes a la semana paquetes alimentarios, kits higiénicos para hombre y mujer, pañales, sacos de dormir y otros productos de primera necesidad. A pesar de ello, toda ayuda resulta hoy poca en Kos. Hace falta más para atender con dignidad y bajo el principio de Humanidad a las personas migrantes más vulnerables.

Por ello, la Federación Internacional de la Cruz Roja acaba de lanzar un llamamiento para poder atender las necesidades más básicas de 45.000 personas migrantes vulnerables en Grecia, dentro de un contexto de intervención europeo mucho más amplio que afecta directamente a los países de la región, como Grecia, la antigua república yugoslava de Macedonia, Serbia, Hungría que deben afrontar el movimiento migratorio más importante en Europa desde los últimos 70 años.

No obstante, sin lugar a dudas, este reto humanitario va a exigir dar una respuesta coordinada mucho más amplia, de ámbito europeo, que deberá repercutir en una movilización solidaria de acogida y protección de las personas refugiadas y migrantes en cada ciudad y pueblo de toda la geografía europea.

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