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Historias de supervivencia de un año de ébola

Issa Davies es Oficial de Comunicación de UNICEF

Esta semana se cumple un año desde que la Organización Mundial de la Salud reconociera el estallido de un brote de ébola en África Occidental. Este brote, que ha acabado convirtiéndose en el peor de la historia, se ha llevado más de 10.100 vidas y ha producido más de 24.500 casos de contagio.

En esta virulenta epidemia, los centros de emergencia establecidos en las comunidades para atender y derivar posibles casos de ébola, han jugado un papel esencial. Esta es la historia de Abdul Tullah, un hombre de 50 años cuyo paso por uno de estos centros sin duda contribuyó a que superara el virus con éxito.

Trabajadores del Centro Comunitario de Cuidados (c) UNICEF Sierra Leone/2015/Issa Davies

Trabajadores del Centro Comunitario de Cuidados (c) UNICEF Sierra Leone/2015/Issa Davies

Cada vez que Abdul llegaba al pueblo de Pate Bana, en Sierra Leona, para trabajar en su granja, se fijaba en las tiendas de lona blancas que, desde hacía poco, ocupaban el paisaje de la zona. A veces, desde lejos, observaba a los trabajadores moviéndose en el interior, vestidos con sus trajes de protección casi espaciales.

“Algo desconcertado, un día pregunté a un compañero granjero qué hacían aquí esas grandes estructuras y toda esa gente”, cuenta Abdul. “Me contó que las tiendas de campaña eran clínicas para pacientes sospechosos de ébola y que las personas vestidas con trajes del espacio eran las enfermeras y el personal médico que cuidaban de los pacientes”.

Lo que entonces no se podía imaginar Abdul es que pronto estaría mucho más cerca de esas tiendas.

Estas estructuras reciben el nombre de Centros Comunitarios de Cuidados (CCC), que UNICEF ha ayudado a establecer en Pate Bana y otras 45 comunidades en 5 regiones de Sierra Leona desde noviembre, gracias a la financiación de la agencia de cooperación británica. Las instalaciones sirven para proporcionar cuidados temporales y aislamiento a personas que muestran síntomas de ébola hasta que se obtienen los resultados de sus análisis de sangre, normalmente uno o dos días después.

“Tan pronto como un caso sospechoso de ébola llega al centro, les atendemos y les proporcionamos cuidados y apoyo provisional”, cuenta Zainab, la enfermera responsable en el centro de Pate Bana. “Si el resultado de sus análisis es positivo, les derivamos a los centros de tratamiento; si son negativos, se les da el alta cuando están estables y sin síntomas durante 3 días. Estas personas pueden recibir un seguimiento en los centros comunitarios si lo necesitan”.

La comunidad de Pate Bana no se eligió al azar. El ébola se llevó alrededor de 100 vidas en el pueblo y sus 200 habitantes fueron puestos en cuarentena durante dos meses. Hasta la fecha, en todas las regiones en las que están presentes estos centros, se ha atendido a más de 6.000 pacientes e internado a 500.

Abdul Tullah fue uno de los casos positivos.

“Estaba trabajando un día en la granja cuando mi mujer se acercó a mí porque se encontraba mal y tenía fiebre alta”, cuenta. “Sentí pena por ella, la abracé y le retiré el sudor que salía de su cuerpo. Le aconsejé que fuese al hospital, y así lo hizo”.

Se desplazó hasta el centro de tratamiento de Magbethe, que se encuentra a 13 kilómetros de distancia, pero acabó muriendo. Unos días después de haber tocado a su mujer enferma, él también comenzó a encontrarse mal y se dirigió inmediatamente al centro comunitario de Pate Bana.

“Estaba lo bastante fuerte como para llegar al centro comunitario por mi cuenta sin la ayuda de nadie”, añade. “Cuando las enfermeras me vieron llegar, me dieron una cálida bienvenida y me pidieron que me sentara en una habitación. Después se vistieron con sus equipo de protección personal y comenzaron a administrarme tratamientos”.

“Las enfermeras fueron muy amables y me dieron comida tres veces al día, suficiente agua, una buena cama en la que dormir y una manta para abrigarme”, continúa. “Estuve en el centro de Pate Bana durante dos días esperando los resultados de mis análisis. Al tercer día, una ambulancia vino a por mí. Entonces supe que había dado positivo”.

Afortunadamente, diez días después de ser ingresado en el centro de tratamiento de Magbethe, Abdul Thullah fue dado de alta como superviviente.

“Mi familia y yo probablemente habríamos muerto en el pueblo si no se hubiera establecido el centro cerca de la comunidad. Me proporcionaron los cuidados y apoyo cuando más lo necesitaba”.

Abdul Tullah posa junto a su familia (c) UNICEF Sierra Leone/2015/Issa Davies

Abdul Tullah posa junto a su familia (c) UNICEF Sierra Leone/2015/Issa Davies

1 comentario

  1. Dice ser Patricia tautiva

    Dios bendiga este pueblo tan golpeado

    26 marzo 2015 | 17:47

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