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Personal sanitario que aprende a luchar contra el ébola en Sierra Leona

Por Yolanda Romero, asesora de UNICEF Sierra Leona.

Veinte estudiantes escuchan a un instructor sentados en una clase de Freetown. Podría parecer una imagen común, pero el tema del que se habla, el ébola, y las edades de los alumnos, la mayoría de unos cuarenta años, hacen que se trate de una situación distinta.

Todos los estudiantes trabajan en el sector de la salud. Entre ellos hay enfermeras y médicos, y están aprendiendo a prevenir la infección en un entorno altamente contagioso. La formación la proporcionan miembros del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Atlanta, Estados Unidos, y el curso está organizado por UNICEF.

El instructor del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta, Ben Levy, enseña a una alumna a utilizar los dobles guantes de látex para evitar el contagio de ébola. En Sierra Leona, ha habido más de 80 fallecidos a causa del ébola, y al menos 100 se han contagiado. (©UNICEF/2014/Bade)

El instructor del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta, Ben Levy, enseña a una alumna a utilizar los dobles guantes de látex para evitar el contagio de ébola. En Sierra Leona, ha habido más de 80 fallecidos a causa del ébola, y al menos 100 se han contagiado. (©UNICEF/2014/Bade)

La idea del curso es formar al personal sanitario para que sepan usar sin problemas y sin miedo los equipos de protección personal en su trabajo y puedan controlar a todos los pacientes, aislar casos sospechosos y seguir proporcionando los habituales servicios de atención sanitaria: inmunización, nutrición, atención prenatal, VIH, tuberculosis, paludismo y neumonía, especialmente entre mujeres y niños menores de cinco años.

Este tipo de cursos son esenciales para devolver la confianza en el sistema de la salud tanto a los trabajadores, que se sentirán más seguros, como al resto de la población, que tendrá la garantía de que esos trabajadores son profesionales y están preparados para asegurar su protección.

Desde el comienzo del brote, se han registrado más de 80 muertes de trabajadores de la salud a causa del ébola, y más de 100 se han contagiado. Al tiempo que la respuesta crece, el objetivo prioritario se centra en prevenir la infección entre el personal sanitario.

Se trata de un taller de “formación de formadores” que permite a los trabajadores de la salud salir al exterior y formar, a su vez, a otros trabajadores para prevenir y controlar casos en todo el país. Se espera sumar 1.200 unidades de personal sanitario a nivel nacional.

CONTROLAR LA INSPECCIÓN: UN LUJO INDISPENSABLE

“En los países que carecen de sistemas de salud sólidos, el control de la infección es algo más que una necesidad, es un lujo”, dice Ben Levy, del CDC.

Ben insiste en que la formación y los recursos son esenciales para detener el contagio y que, aunque los profesionales de la salud de Sierra Leona están muy comprometidos y cuentan con años de experiencia, “no están acostumbrados a controlar la infección en la medida adecuada, ni en los pacientes ni en ellos mismos”.

Además, en las fases iniciales del brote los equipos no estaban disponibles.

En la actualidad, la formación y los materiales médicos necesarios están llegando al país. UNICEF ha fletado casi 230 toneladas de equipos con cloro, guantes de látex y bolsas de plástico para los cadáveres, con el fin de aumentar el control de la infección y detener las pérdidas de las valiosas vidas de los trabajadores sanitarios. El país cuenta con una media de un médico por cada 33.000 personas.

El protocolo que los alumnos del taller deben seguir para utilizar el equipo de protección personal es tan estricto como la forma de quitárselo. Los trabajadores que han sido capacitados formarán a su vez a otros, hasta que se consigan más de 1.200 unidades de salud en todo el país. (©UNICEF/2014/Bade)

El protocolo que los alumnos del taller deben seguir para utilizar el equipo de protección personal es tan estricto como la forma de quitárselo. Los trabajadores que han sido capacitados formarán a su vez a otros, hasta que se consigan más de 1.200 unidades de salud en todo el país. (©UNICEF/2014/Bade)

FORMACIÓN Y CONFIANZA

Rebecca Amara es una enfermera de 35 años que asiste al taller. Tal y como nos cuenta, en Sierra Leona no hay especialistas en el control de la infección ni unidades de salud, y por eso está muy interesada en recibir formación. La mayor parte de la información es nueva para ella.

Su compañera de mesa lo confirma: “he visto que los trabajadores ponen sus botas al sol como una forma de ‘limpiarlas’, pero ahora les diré que utilicen una solución de cloro al 0,5, que las pongan en remojo durante media hora y a continuación las dejen secarse boca abajo”.

La solución debe ser adecuada, ya que “si es demasiado fuerte puede dañar los materiales y, si es demasiado baja, no matará el virus”, explica Ben.

Después de la teoría viene la práctica, y los asistentes al curso aprenden a utilizar los equipos protectores correctamente para no infectarse.

El protocolo no parece nada fácil. “Es complicado”, confirma Abu Conteh, una enfermera que también asiste al taller, “pero al practicarlo me siento más segura”.

El último reto consiste en reducir las horas de trabajo del personal sanitario para evitar que cometan errores debido al cansancio, un factor humano que es tan decisivo como impredecible.

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