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Luke en Bihar: burocracia

Por Luke Chapman (médico de Médicos Sin Fronteras en India)*

Mucho de lo que sigue puede parecer una falta de respeto o incluso una crítica contra los procedimientos administrativos. Pero por favor no me malinterpretéis. Si la burocracia es un monstruoso instrumento complicado y difícil de manejar es porque el material que debe moldear (nosotros… yo en particular) es muy complejo, contradictorio, frecuentemente egoísta y a veces francamente estúpido. Así que por favor no penséis que me estoy burlando. Lo que sí encuentro gracioso es la condición humana que, para empezar, hizo la burocracia necesaria, y si un chico no puede reírse de… bueno básicamente de sí mismo, entonces de qué demonios puede reírse.

Llego casi 15 años trabajando para la sanidad pública británica (el quinto empleador más grande del mundo, un poco por detrás de McDonald’s), así que estoy acostumbrado a la burocracia más engorrosa. Y Médicos Sin Fronteras no es cualquier tontería, así que no sé por qué me sorprendió encontrarme con un refinado ejemplo de burocracia nada más empezar mi misión.

Era una tarde de calor sofocante en Biraul (sabes que vas a tener problemas cuando hasta los de aquí te dicen «menuda ola de calor”), y los supervisores del equipo se habían juntado para su reunión semanal. Bajo mis varias capas de sudor, pude percatarme vagamente de que estábamos hablando de sillas. Uno de los supervisores sentía que a su equipo le vendría bien tener sillas nuevas en la oficina y deshacernos de los artilugios de aspecto medieval que tenemos.

– «¿Tenemos presupuesto?», preguntó uno.

– «¿Y que pasa con la salud y seguridad laboral?», consideró otro.

– «¿Y los costes de mantenimiento y reparación?», interpeló un tercero.

Cuando ya habíamos pasado algún tiempo discutiendo sobre este tema, una cuarta persona señaló que, si se cambiaban las sillas en un departamento, quizá habría que hacer lo mismo con los demás. ¡Para qué queríamos más: debate al canto! Con 20 minutos ya perdidos a nuestras espaldas, se reavivó la ronda de preguntas y contra-preguntas.

Puede parecer extraño que debatamos sobre el tema de las sillas de oficina. Yo mismo contribuyo con donaciones a MSF (sí, mi contable me odia) y hace tiempo tenía la idea, ingenua, de que cada céntimo se gasta en medicamentos o comida. Pues por lo que parece alguien en MSF mucho más listo que yo había pensado en esto y había llegado a dos conclusiones importantes. En primer lugar, si vas a proporcionar asistencia, esta debe ser la de mejor calidad posible; de no ser así estaríamos pecando de falta de ética y, lo que es peor, podríamos hacer mucho daño. En segundo lugar, para dispensar asistencia de calidad, no te gastas todo el dinero en antibióticos o alimentos terapéuticos, y distribuyéndolo al azar a cualquier persona que veas algo delgada.

Utilizar el dinero de los donantes de forma eficiente supone que tienes que invertir mucho en recursos humanos, logística, administración, equipamiento, equipos de apoyo, gestores, analistas, y un largo etcétera. Sin esta inversión, todo el sistema se derrumba y puede hacerse muy poco**. Para aquellos trabajadores de MSF que, por las tareas que tienen encomendadas, se pasan todo el día delante del ordenador, unas sillas cómodas son parte de esta eficacia. Y yo por mi parte estoy muy contento de que una parte de mi contribución económica, por pequeña que sea, se gaste en garantizar que nuestros traseros estén cómodos.

De todas formas y a pesar de todo ello, tras casi 40 minutos hablando de sillas (resultado: necesitamos algunas), me costaba reprimir la sonrisa. La semana que viene os hablaré del segundo punto del día: los mangos como amenazas para la seguridad.

* Luke Chapman es médico del proyecto de desnutrición infantil de MSF en Biraul, en el estado indio de Bihar.

** En 2011, un 4,8%  del coste de los proyectos  de MSF España en terreno se destinó a administración. Más detalles de la distribución del gasto en Memoria de actividades de MSF España 2011.

2 comentarios

  1. Dice ser ANTONIO LARROSA

    Las sillas son muy importantes pero a veces uno se sienta en donde puede y es feliz. Yo mismo cuando me casé en el año 1963 no invité a nadie y por la tarde ya estaba en mi trabajo no tenia sillas y nos sentábamos en cajas de fruta, pero eramos más dichosos que otros que se sientan en un trono , Lo importante no es la silla , lo importante eres tú.

    Clica sobre mi nombre

    21 septiembre 2012 | 15:47

  2. Dice ser Carolina

    Esta es una Fundación en Colombia que trabaja en pro de erradicar la desnutrición infantil. Les puede interesar. Haz click aquí para concernos.

    12 octubre 2012 | 01:46

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