Por Roxana Pintado, Ayuda en Acción Bolivia
Hasta hace unos 70 años, los ayoreos poblaban un territorio de 300.000 Km cuadrados en el Chaco de Paraguay y Bolivia. Fueron siempre un pueblo nómada de cazadores y recolectores -aunque también practican la agricultura y la pesca- que habitó antaño una extensa región de bosque bajo. En ese espacio conseguían todo lo que necesitaban para vivir y reproducirse. Sin embargo, desde mediados del siglo pasado, han sido expulsados de la selva por la explotación indiscriminada de la madera y los suelos.
En Bolivia, actualmente sólo se reportan alrededor de 1.700 personas de este pueblo y, aún así, algunos de ellos todavía evitan cualquier contacto con foráneos. Han visto como los terratenientes y latifundistas invadían sus territorios y destruían sus bosques, única fuente de subsistencia para ellos. La deforestación avanza a pasos acelerados; no importa que la Constitución Política aprobada hace muy poco tiempo en Bolivia les reconozca la titularidad colectiva de las tierras, aún en la práctica esos bosques se siguen depredando.
Y migrando de un lado a otro, los ayoreos fueron moviéndose a lugares con condiciones para subsistir, abandonando sus regiones de origen y acercándose a zonas más pobladas y con ello, a la llamada “civilización”. A escasos kilómetros de San José de Chiquitos, ciudad intermedia de la Chiquitanía boliviana, los ayoreos se instalaron en Nueva Jerusalén y
conformaron una comunidad de 25 habitantes. Hasta hace unos 10 años vivían como el resto de los componentes de la etnia, sin ropas y con las casas sin paredes que hoy conservan. Pero no faltó el que, en nombre de la cooperación o del Estado, vino y construyó una escuela con paredes y pizarras y les entregó material educativo sólo en castellano; y una casa cultural de ladrillo a la que nunca han entrado los miembros de la comunidad.
Inevitablemente han ido asumiendo algunas costumbres que les impone el hecho de vivir cerca de otras comunidades: usan ropas y trabajan la artesanía para vender, usando los
ingresos para comprar alimentos y cubrir otras necesidades. Sin embargo, un problema importante que enfrentan es la pérdida de identidad cultural, impuesta por la migración a zonas pobladas en busca de mejores condiciones que casi nunca encuentran y por un sistema estatal que no asegura la educación y la salud culturalmente adecuadas.
No hace mucho que Otto, quien es su agente comunitario de salud y se ha convertido en líder de la comunidad, enseñaba a los niños a purificar el agua que recogían de arroyuelos o que acopiaban durante las lluvias. En algunos casos, los niños caminaban hasta 8 kilómetros para conseguir un poco del líquido. Sobre un techo de calamina y en botellas
plásticas marcadas, los pocos niños de la comunidad ponían el agua al sol, eliminando de esta manera los gérmenes más sensibles y que les provocaban diarreas constantes. Entonces Otto, el maestro y otros miembros de la comunidad se acercaron a Ayuda en Acción y al CIEP (ONG boliviana contraparte en San José de Chiquitos) para plantearles sus necesidades y conseguir que se les apoye no sólo en obras de construcción, sino también en sus procesos de integración y de incidencia ante el Estado.
Gracias a esa gestión, hace unos meses estrenaron su sistema de agua potable. Se trata de una instalación simple y comunitaria, como todo allí, que los niños y adultos recibieron con júbilo. Gerardo, quien vive en Nueva Jerusalén y tiene mucha habilidad para la elaboración de bolsas con la fibra de un cactus denominada garabato; es observador y de pocas
palabras, pero aún así no se contuvo al expresar su satisfacción por el nuevo sistema de agua: “Con la llegada de agua pura a Nueva Jerusalén mejorará nuestra vida y nos enfermaremos menos, sobre todo los niños pequeños. Mi hija está esperando un hijo; él podrá tener agua limpia cuando nazca”.
Este sistema de agua, cuya instalación apoyaron Ayuda en Acción y la Fundación Bancaja, reducirá en un 75% las estadísticas de diarreas agudas, infecciones parasitarias y
desnutrición de los niños y niñas de Nueva Jerusalén. El pasado 9 de agosto se celebró nuevamente el Día Internacional de los Pueblos Indígenas; a ellos este homenaje,
desde la intención de que conserven su cultura y sus tradiciones en un marco de vida digna y buena.
Siempre igual: primero les robamos sus tierras, su sustento, en nombre del progreso (o sea, en nombre de un empresario codicioso que tiene comprada a la administración), y luego les convertimos en indigentes; si reciben ayudas les llamamos parásitos, y si no las reciben no se integran y acaban delinquiendo.
19 agosto 2011 | 12:51
realmente algunas ONGs para justificar el finanaciamiento se muestran como los salvadores del planeta, el problema sobre los pueblos ayoreodes es mucho mas complejo que el agua, la lucha de los PI en Bolivia han logrado la titulacion de las Tierras Comunitarias de Origen, que tiene un significado mas alla que la pobre descripcion de los funcionarios de Ayuda en Accion
19 agosto 2011 | 15:11
hola queridos amigos y amigas de bolivia, crreo y es mi humilde opinión, que el tema de los indígenas es un tema muy pero muy delicado, ellos tambien tienen derechos de vivir con la mejor commodidad posible, y si es que quierren y aceptan vivir asi, creo quee el mundo va evolucionando y ahora son otros tiempos que a todos lesobligan a adaptarse nuevas cosas y que futuramente en unos 3 o 4 siglos mas, las cosas serán de otra mnera y que la humanidad encontrará una salida o al menos cómo vivir frente a esos cambios.
felicitaciones a AeA
06 septiembre 2011 | 15:46
Buen trabajo!!
visiten http://www.logisticahumanitaria.org quizás les puede interesar nuestro proyecto.
08 septiembre 2011 | 23:02
Hola que belleza saber que mis amigos Ayoreo de la comunidad Nueva Jerusalén, tengan agua potable y sigan practicando el método de purificación SODIS.
Ya que Otho Chiqueno fue un exelente alumno en las capacitaciones de los Agentes Comunitarios de Salud que el Proyecto de Salud Comunitaria impartio en la zona de San José de Chiquitos.
Lo mas importante que hay que seguir tomando agua segura que ¡ viva la comunidad Nueva Jerusalén ¡
15 septiembre 2011 | 00:29
Me es grato y me llena de mucha alegría que la ayuda a las indígenas en mi país sea universal, después de los problemas que atrevesamos y ahora con el TIPNIS debemos de buscar la manera de todos llegar a un acuerdo mutua si de desarrollo se trata sin pasar por encima de personas que no tienen voz, ni voto…muchas gracias!!!
17 septiembre 2011 | 17:56