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Largas colas en el hospital de Anyama

Por Brigitte Breuillac (Costa de Marfil, Médicos Sin Fronteras)

La situación se ha estabilizado en Abiyán. El ruido de las armas de fuego ha dejado de ser frecuente en el hospital de Anyama y ya resulta seguro desplazarse por el barrio de PK18, situado en la periferia, antiguo bastión de la fuerza conocida como “Comando Invisible”. Los bloqueos han desaparecido, al igual que los hombres armados. No obstante a finales de abril todavía se produjeron enfrentamientos entre las fuerzas del Presidente Ouattara y los comandos de Ibrahim Coulibaly.

“Durante la crisis, en el hospital de Anyama teníamos sólo tres comadronas”, me cuenta con gravedad Viviane, refiriéndose a los encarnizados combates que se produjeron en Abiyán desde finales de febrero a abril. “No había médicos ni enfermeras. Solamente dos enfermeras en prácticas que venían durante el día.”

Viviane y sus dos compañeras hicieron guardias de 48 horas para poder atender a las mujeres que conseguían llegar a este hospital, situado en el extremo norte de Abiyán. Casi todos los centros de salud en esta región de pequeñas aldeas habían cerrado. A pesar de la tenacidad y el coraje de las comadronas, muchas madres tuvieron que dar a luz en casa debido a los enfrentamientos y al toque de queda.

Ahora, me dice Viviane, sus días de trabajo están volviendo a la normalidad. Un equipo de MSF ha estado trabajando en el hospital de Anyama desde el 18 de abril. El quirófano está funcionando de nuevo. El equipo quirúrgico se ocupa de las urgencias, opera fracturas, y practica cesáreas. Además, los pacientes postoperatorios están siendo trasladados a la estructura de salud de Anyama para aliviar la presión existente en el abarrotado hospital de Abobo Sur, donde MSF ha estado trabajando desde el pasado mes de febrero.

Los traslados implican a pacientes ortopédicos que requieren atención prolongada. Sus vendajes se cambian en el quirófano bajo anestesia. Soumaïla, de 37 años, es uno de ellos. Fue alcanzado por disparos en ambas piernas y ahora se está recuperando lentamente de su operación. Hubo que amputarle el pie izquierdo porque llegó al hospital demasiado tarde y la herida ya se le había infectado mucho.

Hay un total de 47 pacientes ingresados. Las comadronas asisten diez partos de media al día. Este sería un nivel razonable de actividad si no hubiese tantas personas esperando a las puertas del hospital cada mañana, desde el amanecer.

El doctor Hamidou cuenta que los pacientes llegan muy pronto, que al principio llegaban sobre las 5 de la mañana y ahora sobre las 6. Los primeros pacientes pasan consulta a las 7:30, pero es difícil atenderlos a todos, imposible, porque son muchos los que hacen cola. La prioridad se da las urgencias, y luego a los niños, seguidos de los ancianos y de los enfermos crónicos.

Así que ahora estamos viendo a más de 120 pacientes cada día, sin incluir controles prenatales a mujeres embarazadas. Las visitas están bien organizadas, pero todo el mundo aquí se acuerda del lunes 18 de abril, el día en que empezaron las visitas médicas.

“No lo habíamos comunicado y sin embargo todo el mundo estaba aquí esperándonos”, recuérdale doctor Hamidou. “La gente en Anyama sabía que MSF estaba aquí y había oído por la radio que el gobierno había decidido ofrecer atención médica gratuita. La atención siempre había sido gratuita en las clínicas de MSF, pero la política no se había ampliado a otros hospitales. No había suficientes medicamentos y todavía faltaba mucho personal por reincorporarse a su puesto de trabajo”.

El sistema de atención sanitaria llevaba meses paralizado. Ahora, en Abiyán, poco a poco empieza a recuperarse. Dadas las enormes necesidades, y gracias al esfuerzo por descentralizar la atención primaria que hemos realizado, ahora estamos prestando apoyo a los centros de salud en varios barrios.

Nuestro equipo, que trasladó su base al hospital por motivos de seguridad, sigue viviendo allí. Como el hospital de Anyama no es céntrico, este “apaño” ahorra al equipo largos desplazamientos. A Marie-Rose, la enfermera anestesista, le parece bien. Vive en Yopougon y no ha podido pisar su casa desde el 28 de marzo, ya que la violencia sí persiste en ese barrio de Abidján, donde las milicias leales a Laurent Gbagbo mantienen su presencia.

 (Continuará…)

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Fotos: Atención médica de urgencia durante los enfrentamientos en Abiyán en marzo de 2011 (© Didier Assal/MSF)

3 comentarios

  1. Dice ser antimoñas

    afortunadamente hay gente que se olvida de sí misma para dedicarse a los demás. Chapó por ellos.

    16 mayo 2011 | 13:32

  2. Sin las ong ¿Que sería de estas pobres personas?
    No quiero ni pensarlo

    16 mayo 2011 | 13:32

  3. Dice ser Sonia

    Yo TENGO UN SUEÑO, sueño con un mundo sin pobreza.
    EL 22 de mayo toca despertarse y, entre todos, hacer que este sueño se convierta en realidad.
    ¡¡¡PODEMOS!!!
    http://www.porunmundomasjusto.com/

    20 mayo 2011 | 00:52

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