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Yo llamé «cerdo» a George Clooney

Me explico. De George Clooney me gustan sus películas, sus compañeras de reparto en Urgencias y que tenga canas, porque así el día de mañana si las tengo yo siempre podré ponerle de excusa para no teñirme.

Pero… (sabéis que siempre hay un «pero»), el día que murió su cerdito (bueno, cerdito… pesaba 130 kilos) Max, se me fue la mano, como ya pasara con Paulina Rubio y Tyson Gay y titulé: «Ha muerto el cerdo de George Clooney», dando a entender que el actor era un cerdo.

Que conste que no tenía mala intención, muchachos. Simplemente obvié el nombre del pobre animal y la cosa fue a peor. Al final, para sentirme mejor, le di la razón a un lector:

jajajaja, me encanta el titular, qué tenéis en contra del pobre Gerorge, 20 minutos? Además está vivito y coleando. En el fondo la culpa es del Clooney este, si se hubiese comprado un hamster y no un cerdo no habría ningún equívoco.

¡La culpa es de George Clooney! ¡Quién le manda comprarse un cerdo en vez de un gato!

Bromas a un lado, la verdad es que desde entonces me fijo mucho más a la hora de poner titulares. Como dicen siempre: una vez, pase, dos… también, pero tres….

«Murió la perra de Paulina Rubio»

A veces se me va la mano, lo reconozco. Y ésta, fue una de ellas. Resulta que había muerto la perrita de Paulina Rubio, Miranda, y me tocó hacer la noticia.

Sin embargo, al igual que me pasó con en su día con Tyson Gay, («El más rápido del mundo es Gay») las palabras se organizaron de la manera menos adecuada y titulé: «Murió la perra de Paulina Rubio».

Oficialmente, nada que objetar, ya que al fin y al cabo la noticia era ésa: la muerte de la mascota de la cantante. Sin embargo… pues claro, pareció que lo que hacía era insultar a la pobre Pau, que juro que no me ha hecho nada.

Lo que pasa es que… claro, dio la sensación de que lo hacía a propósito, y algunos de mis compañeros creyeron que estaba tentando a Juanjo de la Iglesia (ex presentador de CQC) para que reeditara sus cursos de ética periodística.

Os prometo que esta vez fue sin querer, aunque entiendo que hay dos maneras de ver el asunto:

1) «Bravo por el titular! xD Que momentos tenéis a veces! Aún me estoy riendo! xD»

2) «la perra de Paulina Rubio… los de 20 minutos os lucís cada vez más.»

Son dos de los comentarios de la noticia, aunque yo esta vez no tengo dudas, fue un error imperdonable.

¿Y vosotros? ¿Habéis cometido algún error siendo becarios?

Alcayde y la fábrica de titulares

Hace tiempo que le había perdido la pista a Carmen Alcaye, esa ‘lengualarga’ (no lo digo yo, sino ella -le mide 8 cm.-) que tantas tardes tomateras nos regaló.

Fue verla el otro día en el ‘Guinness World Récords’ de Telecinco (a este programa si que no cre que me engancho -duré cinco minutos y un`par de tipos partieron un montón de cocos-) y preguntarme: ¿Qué ha hecho esta muchacha después de ‘Aquí hay Tomate’?

Puse su nombre en el ‘Google Noticias’ y no averigué nada, pero como lo que vi me hizo más gracia, dejé de investigar. Sólo con ver un par de enlaces recordé la esencia tomatera de este producto televisivo: es una fábrica de titulares.

En sólo una semana es capaz de medirse la lengua en directo, rebuscar fallos entre los pezones de un especimen y ponerse el traje de cultureta en una entrevista en la que dice tener alma de escritora, madera de actriz… y que sale muy guapa en cámara.

No, si al final va ser un talento periodístico (como yo, jejeje). Yo no descartaría nada. De hecho, ‘El País’ está haciendo una serie de entrevistas a maestros del periodismo. Igual la incluyen.

«El fundamento del periodismo es buscar la verdad y contarla». Por lo que leo de Ben Bradlee, vicepresidente y ex director de ‘The Washington Post’, parece que comparte muchos valores con la presentadora (al menos el ‘tomate’ era una garantía de veracidad, profesionalidad y pulcritud, ¿no?).

PD: Mucha suerte, Carmen, con tu nuevo prorama. ¡Y danos más titulares!

PD2: Sí, el titular era para hacer la gracia con ‘Charlie y la fábrica de chocolate’.