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Un viaje en taxi de lo más surrealista

BecConsejo: «Vigila con quién te juntas»

¿Recordáis mi historia de Facebook con las animadoras del CSKA de Moscú? Pues si aquello os pareció surrealista, no sé cómo tildar mi viaje del miércoles en taxi.

Salí de la redacción por la tarde rumbo al centro. Iba con el tiempo apurado, porque había quedado con alguien bastante importante a quien no podía hacer esperar y me fui directamente a la parada de taxis. Cojo el primero, me siento y digo: «A Gran Vía, por favor».


El conductor mira por el retrovisor, le devuelvo la mirada y digo… «Ostié… si ets lo puto gusiluz!! ¡¡Coñe, @simpulso!!

Por si no le conocéis, que me extraña, es el taxista que escribe el blog de Ni libre ni ocupado. Nos conocemos y reconocemos, a juzgar por nuestro encuentro… y por mi careta, claro. A ver si creéis que yo voy a salir a las bravas por ahí.

Bec – Hombre, ¡simpulso! (Nunca le llamo Dani)

Sim – ¿Qué pasa Bec? (No sabe cómo me llamo)

B – Vamos para Gran Vía, ¿nos llevas? (Yo viajaba con @jmmartin20)

S – Qué remedio…

B – ¿Cómo llevas los comentarios del blog?

S – Bueno… hay días

B – Igual que yo, entonces (@jmmartin20 asentía)

Estuvimos hablando un rato de trolls y trollines, de triples personalidades, de clicas y clicketes… mientras el bueno de @jmmartin20 tuiteaba algunos de los detalles más interesantes.

B – Por cierto, ¿qué lío te traes con Beatriz?

S – ¿Con cuál? (échale huevos)

B – Joder, ¿es que hay varias?

S – Hay tres.

De ahí en adelante todo fue una conversación sobre sus beatrices, sus cicatrices y sus viajes en taxi. Este hombre tiene una vida la mar de agitada y se mueve en unos círculos a los que yo no puedo aspirar. En una de ésas salió el tema de su libro y yo le dije… «Ah, sí, tu libro… bueno, yo igual también recopilo mis posts… ¿leíste la coña sobre el unicornio?».

Miró por el espejo y paró de repente (no venía nadie detrás, no conocía esa calle, ¿dónde estábamos?) y me dijo: «Monta aquí delante» (me temí lo peor). Bajé y me senté de nuevo en el asiento del copiloto.

S- No puedes seguir así.

B- ¿Así cómo? ¿Con la careta?

S- Así. En general. O cueces, o enriqueces.

B- Macho, cuando te pones filosófico no hay Dios que te entienda.

S- ¿Dios?

B- Espera, para, para… es aquí. Madre mía, es tardísimo… ¿te importa esperar dos minutos? Voy a echar un vistazo primero no sea que mi cita ya se haya ido, harta de esperar.

Me eché una carrera hasta la cafetería que está detrás de la antigua redacción de 20 minutos, en la Plaza de Callao y, efectivamente, mi cita ya se había marchado. «¡Cáspita!», grité. Llamé y («le informamos de que su saldo está próximo a agotarse») el móvil estaba apagado. Buzón de voz… ale, el euro que me quedaba se fue a tomar viento.

Aproveché el viaje y me cogí un café. Volví rápidamente al taxi (no está la cosa como para dejar correr el taxímetro) y entré. @jmmartin20 me miró y me dijo: «¡Casi haces un récord, Bec!».

B- Volvemos a la redacción entonces.

S- Sois gente muy rara. ¿Lo sabéis?

B- ¿Nosotros los blogueros?– (No en vano estábamos en un mismo vehículo Ni libre ni ocupado, El blog del becario y En 20 minutos punto es)

S- No, vosotros los de las caretas que vais a Gran Vía a por un café. Seguro que es para Arsenio.

B- No te confundas, pavo, que te destruyo. El café es para mí… has de saber que yo soy el delfín.

S- ¿Y por qué no te lo bebes? ¿Los delfines no beben café?

B- Es que quema muchísimo…

En ésas a Chema se le cayó el móvil en mi café y me puso perdido. Evidentemente se estropeó y quiso llamar a nuestra jefa, @virginiapalonso para dar parte de la tragedia. Su móvil no funcionaba, yo estaba sin saldo y Dani se hizo el longuis.

B- Espérate, que ya casi estamos.

Efectivamente, no tardamos mucho en llegar. Quise pagar con un billete de 500 euros (lo que suelo llevar en la cartera, vamos), pero Dani me dijo que no tenía cambio para un billete tan grande… aunque me pidió tocarlo, para saber cómo eran. Total, que con las prisas, las manchas y los móviles rotos y sin saldo nos fuimos del taxi con la factura, pero sin pagar… olvidándome el café sin probar en el asiento de atrás (allí me senté cuando me remonté en Gran Vía).

B– Ya hablo yo con Arsenio y le digo que te pague lo de hoy. Me voy, que en la redacción me esperan un par de yogures de fresa bien ricos.

Le mentí. No pienso decirle nada al director, que bastante trabajo tiene como para encima preocuparse de que en los taxis no me cojan los billetes de 500.

PD: Así cuenta él nuestro viaje… pero yo no le haría mucho caso 😛

PD2: En el fondo son un par de cracks, tanto @jmmartin20 como @simpulso