Sheri Emerson es una joven británica que quería con locura a su abuela. Hace tres años, la mujer murió a causa de un cáncer de intestino. Cuando la enterraron, la familia dejó dentro del ataúd su móvil porque «le encantaba enviar mensajes de texto«. Quizás pensaron que se iba a poder comunicar desde el más allá.
La nieta y otros allegados han continuado mandando mensajes durante este tiempo para «no perder el contacto» y superar mejor la pérdida de un ser tan querido, aunque jamás se les pasó por la cabeza que Lesley, así se llamaba la fallecida, iba a contestar.