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Un anciano gana un concurso para tener sexo, pero muere antes de recibir el premio

ed-johnny-orris¿Imaginas que te toca el Euromillones y mueres horas antes de cobrar el premio? ¡Ah, qué burla del destino, qué crueldad sin medida! Pues algo así le ha pasado a Johnny Orris, un abuelete estadounidense de 86 años que se ha ido al otro barrio sin «cobrar» un premio que, a buen seguro, le hubiese mejorado sus últimos días de vida. El espectro con la guadaña le vino a visitar poco después de enterarse de que era el beneficiario de un concurso cuyo premio era tener sexo con dos hermosas señoritas. ¿Por qué no llegaste unos días más tarde, maldita? ¡Ay, mísero de mí, ay, infelice!

El concurso en cuestión se llama Quiero hacer que mi abuelo tenga sexo’ y le da mil vueltas a ‘Quién quiere casarse con mi hijo’ o su caritativa secuela, ‘Quién quiere casarse con mi madre’. Lo organiza Howard Stern, uno de los tipos más interesantes del show business mundial, capaz de emitir en sus programas lo que, y disculpad la vulgar expresión, le sale del ciruelo.

Pues bien, el ganador del concurso fue Ed Orris, a la sazón nieto del desafortunado Johnny, quien iba a poder disfrutar de una jornada de sexo después de muchos años de sequía, según el propio Ed. Para celebrar la victoria en el concurso, Johnny decidió invitar a cenar a su nieto. No sospechaba que esa cena iba a ser el epílogo de su vida. El caballero se atragantó con un trozo de carne y murió por asfixia sin que nadie pudiera hacer nada por evitarlo.

La noticia corrió como la pólvora y ha dejado consternados a los fieles de Howard Stern. Bueno, y no sólo a ellos. Dennis Hof, propietario del Bunny Ranch, un local de alterne en el que trabajan Caressa y Vanity, las dos señoritas que iban a darle la noche de su vida a Johnny, aseguró que las muchachas estaban desoladas. También se acordó de Ed, el nietísimo, a quien trató de consolar por la pérdida como mejor podía hacer: ofreciéndole la posibilidad de usar el premio que estaba destinado a su abuelo.

Aún no sabemos si Ed ha aceptado la cortesía del Bunny Ranch, aunque desde aquí le animamos. Las penas, con pan, son menos

Fallece después de que una mujer le apretara con saña los testículos

Fuente: China Daily

Fuente: China Daily.

No me agrada en absoluto contar historias luctuosas, pero no me podido pasar página al leer esto. En China, una señora ha acabado con la vida de un tendero de una forma especialmente cruel: aprentándole con saña los testículos. Suena dolorosísimo y, féminas que leáis estas líneas, realmente lo es.

La truculenta escena se produjo en una calle de Haikou, la ciudad más poblada de la isla de Hainan, al sur de China. La señora que, presuntamente (¿por qué hay que decir siempre «presuntamente»?), acabó la vida con el desafortunado coprotagonista del post se dirigía a recoger a su hijo del colegio. Decidió aparcar su scooter en la puerta de la tienda del fallecido, que salió presto a recriminarle que la moto bloqueaba el acceso de los clientes a su establecimiento.

Después de una ardua discusión en la que se dedicaron improperios varios, comenzó la pelea. La señora pidió refuerzos y llamó a su marido y su hermano, lo que recrudeció el enfrentamiento. En éstas, mientras se repartían mandobles, la mujer se acercó al tendero y le agarró violentamente de los testículos, mientras gritaba «voy a exprimirte hasta la muerte, nunca volverás a tener hijos», según varios testigos. Tras unos segundos, víctima del insoportable dolor, se desplomó sobre la acera. Para cuando llegó la ambulancia, el hombre estaba en estado crítico y falleció poco después de llegar al hospital.

Ahora, la mujer, que probablemente no quería llegar tan lejos con su agresión, afronta una severa condena en la cárcel o, incluso, la pena capital, si el tribunal que juzga el caso dedice que es culpable de asesinato con crueldad.

PS. Quiero mostrar mi total desacuerdo con la pena de muerte, si bien -añado- no sufriré mucho por esta señora llegado el caso.