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Mariló la vuelve a liar en la cocina de TVE

BecConsejo: «Si intentas mejorar, ya tienes mucho ganado»

En APM? tienen un equipo de visionadores que se dedican a analizar programas para sacarlos luego en el programa de zapping. Yo, como en casi todo, tengo versión becaria, se llama «padres» y no atienden a razones. Ven lo que les da la gana, me cuentan lo que quieren y hacen lo que les parece, pero, como se preocupan por su hijo, también analizan los programas, por si acaso diera para un post.

Así es como nace la entrada de hoy, de un chivatazo paterno. Coincidió que asistieron a una secuela televisiva y tuvieron a bien contármelo para ver si se podía hacer algo con ello. «Hice un post de siete párrafos sobre un bolazo de nieve en directo, claro que puedo. ¡Soy el McGyver de la información!«, les respondí (ellos ya habían colgado el teléfono, porque cuando me pongo muy pesado no me hacen caso).

Por ello, sin más dilación (redoble de tambores); de los creadores de… Mariló, ¿se puede saber qué has hecho para cargarte la licuadora? llega… Mariló, por Dios y por la Virgen, ¿es que no piensas hacer una receta sin romper algo?.

No sé si conocéis a Sergio, cocinero de La mañana de TVE. Pues bien, si no le conocéis, os bastará saber que es cocinero y que el lunes estaba haciendo una receta con manga pastelera. El problema es que, ya sea porque el programa es participativo, ya sea porque nuestro amigo Sergio es un vaguete, dejó que Mariló, presentadora del programa y terror de las minipimer, se encargara de continuar la receta.

Como cabía prever, vistos los antecedentes de Mariló en esa cocina, se cepilló la manga pastelera, aunque se lo tomaron con humor. Sobre todo Sergio, que recordó que nuestra presentadora favorita es una rompecosas como mis amigos Jaime y Josema (no les conocéis, pero son unos rompecosas, creedme. Uno de ellos llevaba las gafas pegadas con celo). Eso sí, ya le advirtió a nuestra querida presentadora que no le piensa dejar el coche (esto fue Sergio, que como pongo tantos paréntesis igual os pensábais que eran mis amigos [que no conocen -aunque ya les gustaría- a Mariló] Jaime o Josema).

Aprovecho para hacer una petición a la bella, encantadora y siempre dispuesta a romper algo Mariló Montero desde aquí: «Mariló, deja de hacer cosas en esa cocina, por lo que más quieras. Hazlo por ti, por Sergio… ¡hazlo por mí, demonios, que no puedo tener a mis padres vigilando todas las mañanas! ¡Que me van a pedir comisión!».

Nuevamente, como hicimos en el percance culinario anterior, vamos a proponer cinco consejos para salir de una situación así:

  1. Uy, uy, uy… esto es de muy mala calidad.
  2. No, no, es que el modelo nuevo es así.
  3. ¡Será posible! ¡Os tengo dicho que no toquéis mis cosas!
  4. ¿Seguro que esto funciona así?
  5. Lo has estado usando mal toda la vida, es así como se hace.

PD: No sé cómo decirle a Trolly que algunos le empiezan a coger casi tanta manía como la que me tienen a mí.

Percance en la cocina de Mariló

BecConsejo: «No tengas prisa»

Ya sabéis cómo funciona esto. El otro día os pedía disculpas porque llevaba varios días posteando noticias frikis curiosas. Pues bien, ahora me toca hacer lo mismo pero en lugar de por poner noticias, por hablar de tele. El lunes el Homo APM?, el martes la gala de los 40 y el miércoles… el miércoles La mañana, con Mariló, uno de mis programas favoritos de la tele, sin duda.

Esta vez el aviso viene (nuevamente) de mis padres. Me dijeron que Mariló, la encantadora Mariló, la había liado parda en la cocina preparando un sorbete, y allá que me fui a comprobarlo. Vi nuevamente los hechos
y comprobé cómo, antes de que la cosa fuera a peor, Mariló recordaba que una vez, en su casa, metió en la licuadora una cuchara de palo (que le habían llevado de Costa Rica) e «hizo serrín», como bien le apuntó el cocinero.

Pues bien, allá que andaba Mariló preparando el sorbete y, como no escarmienta, metió la cuchara (esta vez de metal, no de palo… nunca tropieza dos veces con la misma piedra, aunque sí con una parecida) antes de que pararan las hélices…

Sí, como bien sospecháis, se cargó la licuadora que estaban estrenando para la ocasión. Bueno, mejor dicho, «la licuadora se rompió», que es el método español de romper las cosas: las rompemos y hablamos de ellas como si tuvieran vida propia y se metieran solitas cucharas de metal en plan suicidio.

Ejemplo ficticio (espero)

-Hijo: Papá, se ha roto el ordenador

-Padre: ¿Qué ha pasado?

-Hijo: Se me cayó, sin querer, desde el balcón de un décimo piso.

Claro, visto el escenario, Mariló se sorprende y dice:

– Se ha roto la licuadora
– Con esos meneos no me extraña – le responde una muchacha desde la ultratumba fuera de plano

Así que nada, toca comprar otra licuadora para las recetas de La 1. Los malvados dirán que esto en la época de Inés Ballester no pasaba, que nos la cobrarán porque en la televisión pública son así de agarraos. Tampoco seáis viles, que Mariló es un encanto de mujer, aunque algo impaciente, eso sí, a la vista de su forma de tratar los pequeños electrodomésticos.

Ahora, amigos, para que no nos pase lo de Mariló, vamos a hacer una cosa. ¿No meter cucharas en la licuadora hasta que no se pare del todo? Bueno, podría ser una opción, pero es demasiado fácil. Nosotros debemos ir un paso más allá: pensemos excusas becarias por si «se rompe», que es una tradición que estamos perdiendo:

1. Estaba así cuando llegué.

2. Me la han tocado: lo he hecho mil veces en casa y nunca ha pasado nada.

3. Si no tuviera que hacerlo yo siempre todo no pasaría esto.

4. La culpa es tuya, que me miras y me pones nervioso.

5. Eso no está roto. Le ponemos un poco de pegamento y arreglao.

Si es os ocurre alguna más, yo estoy abierto a sugerencias.

PD: Para que luego digáis que con el blog del becario no se aprende.