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Lo más raro que ha pasado durante la semana (9-15 julio)

Y entre tanto recorte… un oasis informativo. Todo lo que no vais a leer en otro sitio (porque nadie más lo quiere) y a la vez todo lo que querríais leer en lugar de tanta noticia triste y desalentadora. Sí, amigos, estáis frente a la recopilación de cosas raras que han sucedido durante la semana y que hasta el momento no os había contado porque necesitaría semanas de más días para contar tanta tontuna. En fin, que no me enrollo y aquí van algunas historias que hemos pasado por alto.

1. Suma 7.000 vueltas en una montaña rusa a sus 70 años

Una de las primeras y peores cosas que aprenden a decir los niños es «otra vez» (pronunciado algo así como «opa ve«). Es cuando encuentran algo que les gusta y lo repiten, y lo repiten, y lo repiten… hasta la extenuación del resto. Pues bien, algo así le sigue pasando a Gary Coleman, un señor de 70 años que hace unos días dio su vuelta 7.000 en la montaña rusa Diamondback del parque de atracciones Kings Island, en Ohio. Lo curioso del caso es que la atracción abrió en 2009, por lo que desde entonces ha acumulado unas 350 horas montado encima. Calcula que sumará 10.000 vueltas (entendiendo por «vuelta» una «vuelta entera en la atracción») a finales del año que viene.

2. Pide dinero para mejorar su busto

Mira que he visto formas raras de pedir dinero, pero ponerse en biquini con un cartel de «no soy una sintecho, necesito pechos» se lleva la palma. Es la táctica que está empleando Chrissy Lance en una carretera de Akron, Ohio (todo pasa en Ohio últimamente), que dice tener la licencia necesaria para mendigar en la zona y que necesita unos implantes para mejorar su busto y, así, «mejorar la autoestima». La muchacha trabaja de camarera y dice que no piensa irse de ahí hasta que no consiga su objetivo.

3. Dieciséis formas distintas de cantar una canción

Si buscáis gente con talento, estos son vuestros chicos. Me topé con ellos el otro día en YouTube de casualidad y aún estoy alucinado. ¿Sabéis qué canción es What a wonderful world, de Louis Armstrong? Pues estos muchachos han sido capaces de, en poco menos de tres minutos, interpretarla en 16 estilos de música diferentes. El vídeo no tiene desperdicio, ya os aviso.

4. Quemó su casa intentando quitar telarañas

Hasta ahora pensaba que lo de «matar mosquitos» a cañonazos era solo una forma exagerada de contar las cosas. Gracias a Eiliya Maida, no descarto que hace muchos años alguien lo intentara y de ahí saliera el dicho. Resulta que el señor Eiliya quería eliminar las telarañas que había en su patio trasero y, en lugar de usar la escoba como casi todo el mundo, decidió que un soplete sería más efectivo, de modo que prendió fuego a las telarañas… y (sin querer) a las plantas secas que había alrededor, lo que provocó que la casa se incendiara. Afortunadamente los bomberos evitaron que hubiera tragedias personales y solo hay que lamentar daños materiales.

¡EXTRA! LOS LECTORES ME CUENTAN…

PD: La gente está fatal de la cabeza, ¿no os parece?

Una modelo dice que sus implantes de silicona le salvaron la vida

[Aquí va la historia que os anuncié en Twitter, si quieres seguirme…]

Los implantes de silicona en el pecho suelen ser una cuestión de belleza, al menos en la teoría. Es decir, una mujer que no está contenta con el tamaño de sus senos se añade un par de tallas más para verse mejor… más o menos, suele ser así.

Ahora bien, cuando te sometes a diez operaciones para aumentar tu talla de sujetador y te conviertes en la mujer con el pecho postizo más grande del mundo puedes decir que ya no es solo una cuestión de belleza, sino que también lo haces por seguridad. ¿No cuela? Bueno, no os irritéis, os cuento la historia de Sheyla Hershey y cuando termine me decís.

Sheyla tiene 32 años y el pecho postizo más grande del mundo. Esta brasileña residente en Estados Unidos conducía su vehículo de vuelta a casa el pasado domingo, en Houston (Texas) después de una fiesta con motivo de la Super Bowl, cuando perdió el control del coche y se estrelló contra un árbol, según la prensa internacional.

La modelo no llevaba el cinturón de seguridad (y según las autoridades conducía bebida) con lo que el accidente habría sido de suma gravedad de no ser por… ¿sus pechos? Sí, amigos, Sheyla asegura que sus implantes salvaron su vida y que gracias a tener ese busto superlativo evitó males mayores. La modelo cuenta que sus pechos chocaron contra el salpicadero y actuaron de airbag, evitando que se golpeara la cabeza y sufriera daños. Vamos, como estamos en familia podemos decir que los implantes hicieron tope y nos ahorraron un disgusto.

Ella niega que condujera borracha, aunque al parecer admite que había tomado medicación para combatir la depresión, un trastorno bipolar y sus constantes migrañas, algo que podría haberle causado cierta confusión y, a la postre, habrían provocado el accidente (¿imagináis que un día escribiera el post lleno de faltas ortográficas, en plan «avrian probocado el hazidente»? Sería gracioso).

Leo en la prensa británica que las leyes texanas, ese gran estado para vivir por muchas razones, contemplan imputar conducción ebria a quien se ponga al volante después de haber tomado cierto tipo de medicación, aunque sea con prescripción médica. Es evidente que si conduces después de tomar medicinas de esas que te impiden «manejar maquinaria pesada» es una irresponsabilidad, en cualquier caso.

No obstante, el abogado de Sheyla ve difícil que puedan asociar el accidente a su medicación y lo cierto es que todo eso ha quedado en un segundo plano después de la historia de salvación y superación de la modelo.

PD: ¿Creéis que se llenarán las clínicas de cirugía estética de hombres y mujeres que quieran instalarse airbags naturales?

Iba sin cinturón y sin carné porque le dolían sus implantes de silicona

BecConsejo: «Si pones una excusa, que sea buena»

¿Conocéis a Simona Suhoi? ¿No? ¿Y si os digo que es más conocida por Simona Sensual? ¿Menos? Bueno, pues hoy vais a tener el gusto de saber un poco de esta estrella televisiva rumana de 28 años, a quien hace no mucho le quitaron el carné de conducir tras un accidente.

Simona conducía recientemente por las calles de Bucarest sin el cinturón de seguridad puesto. La Policía (que no es tonta) le dio el alto y le hicieron las clásicas preguntas que se le hacen a alguien cuando le paran. Es decir, probablemente un agente le dio la vuelta al coche, mirándolo como si no hubiera visto ninguno. El otro le diría por la ventanilla aquello de… «¿permiso de conducir?».

Si no habéis estado muy despistados al principio habréis descubierto que Simona no sólo no llevaba el cinturón, sino que tampoco tenía el carné porque se lo habían retirado. Sin embargo, lo que sí tenía era una excusa, bastante surrealista, sí, pero oye, qué le vamos a hacer.

La mujer, que se enfrenta a cinco años de cárcel, no tuvo más ocurrencia que decir: «Admito que no debería haber conducido el coche, pero no tenía otra opción. […] Tengo un terrible dolor en el pecho a causa de estos nuevos implantes».

Vaya, vaya, vaya. Acabáramos. A Simona le ardía el pecho y no tenía forma de llegar al hospital. ¿Y un taxi? Os preguntaréis alguno. No, no podía. Según Simona, intentó coger uno pero estaban todos llenos.

«Cogí el coche y fui a la clínica. ¿Qué se supone que podía hacer?» le dijo a los agentes. Por lo que sea, a la Policía no le valió esa excusa, así que seguid el BecConsejo de hoy: «Si ponéis una excusa, que sea buena y creíble».

PD1: Aquí podéis ver (en rumano) la explicación de Simona. La muchacha habla en un programa de TV para decir que no entiende por qué la Policía la odia tanto.

PD2: La primera foto es anterior a los implantes, como imaginaréis.

PD3: Por cierto… también canta, por si alguien quiere comprarle un disco.