Una tarde para fardar en Londres. Muchas miradas atentas a un fastuoso coche deportivo. Un conductor con ganas de dejar boquiabiertos a los espectadores mostrando todo el poder de su máquina. Los ingredientes perfectos para triunfar y llevarse los aplausos del respetable. O al menos eso pudo pensar ‘el Fittipaldi‘ antes de pifiarla.
Como poseído por el espíritu de los mejores pilotos de F1, ‘Mr. Speed’ pisó el acelerador de su Lamborghini Aventador y una llamarada salió del tubo de escape. ¡Qué bonito! Además de disfrutar del ruido ensordecedor del motor, un espectáculo de ‘fuegos de artificiales’ sin pagar entrada. ¿Quién puede pedir más?